«Hemos encontrado el “talón de Aquiles” de las células madre astrocitarias y fármacos que evitan la recaída de estos tumores en modelos en animales»
«Se destina mucho menos al cáncer infantil que en adultos por el simple hecho de que el número de pacientes es mucho menor»
«Cuando vuelvo a Gijón siento eso de que “todo sigue igual”, y me voy a comer croquetas tan pronto aterrizo»
ENTREVISTA CON JEZABEL RODRÍGUEZ, INVESTIGADORA
Jezabel Rodríguez Blanco nació en Gijón, pero es una de esas investigadoras españolas a las que su pasión -y su trabajo- llevó a emigrar muy pronto. Tras pasar por Nueva York y Miami, hoy en día trabaja en el Centro Oncológico Hollings (Carolina del Sur, EE.UU), donde trata de encontrar un tratamiento para el Medulloblastoma, el tipo de cáncer infantil más frecuente. Cuenta que, junto a su equipo, ha encontrado el “talón de Aquiles” de las células madre astrocitarias y actualmente se encuentra buscando financiación para poder llevar los ensayos a humanos.
¿Cómo acaba una gijonesa como profesora en el Centro Oncológico Hollings en Carolina del Sur (EE.UU)?
Después de hacer el doctorado en la Universidad de Oviedo, en el laboratorio de Carmen Rodríguez, -donde trabajábamos estudiando neurodegeneración y cáncer- me fui a la Universidad de Columbia en (Nueva York) y de allí a la Universidad de Miami en Florida. En esta última, llevé a cabo una estancia postdoctoral relacionada con la investigación del cáncer.
Una vez en Miami y en un intento de compaginar mis conocimientos en neurociencias, con el interés general del laboratorio en desarrollo embrionario, diseñé un proyecto en un tipo de tumores cuyo origen se remonta precisamente a la fase embrionaria: Medulloblastoma. Este proyecto levantó el interés de fundaciones destinadas a financiar investigación en cáncer pediátrico, lo cual fue el empujón último que necesité para comenzar estos trabajos.
De Miami me traje mi proyecto en tumores infantiles aquí, a Carolina del Sur, donde llevo más de dos años como investigadora independiente en el centro de cáncer mas grande del estado, y también como integrante de un instituto de investigación en enfermedades infantiles, el cual es uno de los siete centros de similares características que se encuentran en la geografía norteamericana.
¿Qué nos puedes contar de tus estudios en tumor cerebrales infantiles?
Hoy en día, los cánceres del sistema nervioso son los más frecuentes y con más mortalidad en niños, siendo el que nosotros estudiamos, Medulloblastoma, el más habitual. Hemos publicado recientemente los resultados de nuestros estudios en estos tumores en la prestigiosa revista Science Advances. Descubrimos un grupo de células en estos tumores que son resistentes al tratamiento, y capaces de orquestar futuras recaídas tumorales. Estas células expresan un marcador de células madre llamado SOX2 y simulan ser Astrocitos –células que comúnmente se encuentran en el tejido nervioso sano-.
Teniendo en cuenta que una vez que los tumores en estos niños vuelven a crecer la supervivencia media es de tan solo 10 meses, el comprender los mecanismos que los tumores usan para regenerarse en el tiempo es imprescindible. Hemos encontrado el “talón de Aquiles” de estas células madre astrocitarias y fármacos que evitan la recaída de estos tumores en modelos en animales. Ahora estamos tratando de encontrar financiación para poder llevar ensayos en humanos.
¿Se destina el suficiente dinero para estudiar el cáncer infantil?
Se destina mucho menos que al cáncer en adultos por el simple hecho de que el número de pacientes es mucho menor. Pero no por ello estas enfermedades son menos importantes. Son niños y niñas con nombres y apellidos, con familias cuyas vidas cambian para siempre a raíz del diagnóstico. Debemos ser conscientes de que, en cuanto a lo que al cáncer infantil se refiere, el niño y no el número es lo que importa.
La realidad es que vivimos en un mundo que se mueve por dinero y en el que la investigación en enfermedades consideradas raras, y el cáncer infantil es una de ellas, no es una prioridad. En Estados Unidos, hay muchas familias que, habiendo tenido hijos que han pasado por esta enfermedad, la hayan superado o no, ayudan a financiar, en gran parte, nuestra investigación.
«En Estados Unidos hay mucho más apoyo a la investigación, por eso me quedé»
¿Qué proporción de niños sufrirán esta enfermedad?
Se dice que en una de cada cuatro escuelas primarias (en Estados Unidos) un niño desarrollará un cáncer infantil. Y es muy importante que la gente sepa que no nos olvidamos de ellos. Actualmente, tan solo hay unas pocas medicinas aprobadas para su uso en niños con Medulloblastoma, y hablamos de tratamientos que fueron desarrollados en su mayoría en la década de los 60 o los 70. El más reciente, si no me equivoco, es de 1999. En adultos cada poco avanzamos en investigación, pero en niños los tratamientos avanzan muy despacio porque, por el número reducido de pacientes, no hay un interés comercial detrás.
Además, los tratamientos actuales son muy, muy agresivos. Muchos de los niños, una vez pasan por estos tratamientos, nunca vuelven a ser los mismos.
¿Cómo es trabajar en investigación en España y hacerlo en Estados Unidos?
En Estados Unidos hay mucho más apoyo a la investigación, por eso me quedé. En su día, cuando no sabia si volver a España o quedarme en USA, mandé un proyecto a las becas de re-incorporación Ramón y Cajal, y el mismo aquí al ministerio de salud estadounidense (NIH). El mismo proyecto con el que en España ni siquiera quedé en reserva en Estados Unidos fue financiado.
La cuestión es que hay más dinero para investigar y más recursos en general en EE.UU. Además, este país fomenta las donaciones a la ciencia, ya que si realizas una donación (para el ámbito que sea) recibes una bonificación fiscal. Debido a estos beneficios fiscales es habitual que las familias, sin que necesariamente sean de altos recursos financieros, hagan donaciones a la ciencia. Estas donaciones nos permiten continuar con nuestros proyectos cuando la financiación pública escasea.
Creo que en España estamos tardando mucho en, por ejemplo, colocar en la declaración de la renta una casilla para investigación, al igual que existe una para la Iglesia.
«Estamos tardando en colocar en la declaración de la renta una casilla para investigación al igual que existe una para la Iglesia»
¿Y la sanidad?
Creo que, por mucho que se proteste, la sanidad española es muy buena. Hay listas de espera, sí, pero la gente no es consciente de cuánto se puede llegar a pagar aquí en EE.UU por la salud. En este país hay gente que se va a la ruina tras un diagnóstico de cáncer. Familias que invierten todo lo que tienen en sus tratamientos y se quedan, literalmente, en la calle para pagarlos. Por poner un ejemplo de lo diferente que son los gastos en salud aquí, un test Covid, de los que en España cuestan alrededor de 2€ aquí cuesta $25, y los salarios no son 10 veces más altos.
¿Cree que estamos cerca de encontrar una cura para el cáncer?
Me temo que no. Ha habido grandes avances en los últimos años, gracias a los cuales muchos tipos de cánceres son hoy mucho menos letales de lo que solían ser. Un ejemplo de esto es el caso del cáncer de pulmón, cuyo pronóstico ha mejorado mucho gracias al uso de immunoterapia en estos pacientes. Otros tumores, como son el cáncer de mama o el de próstata, han visto también grandes avances en las últimas décadas y se curan en un gran número de casos. Eso ya es un gran avance, haber aumentado la esperanza de vida en muchos tipos de cáncer. Sin embargo, la cura para el cáncer, como tal, y teniendo en cuenta que bajo esta etiqueta se refugian muchas y distintas enfermedades, no está tan cerca.
Si se hubiera quedado en Asturias, ¿tendría trabajo?
Lo tendría porque tengo compañeros míos que están allí, así como otros que están en Portugal y en otros países de Europa. Sin embargo, lo pasan mucho peor que yo para llevar a cabo su investigación, y no es que yo sea mejor científica que ellos, sino que recibo más inversión para poder hacer mis experimentos. En mi caso hablamos de los experimentos necesarios para apoyar una futura fase de experimentación en humanos, estos son carísimos.
¿Qué es lo que más se echa de menos estando lejos?
El tipo de vida no es el mismo. Aquí no existe eso de las cañitas con los amigos después del trabajo. Eso, junto a la familia, los amigos, el jamón y las croquetas se echan mucho de menos. Cuando vuelvo a Gijón siento eso de que “todo sigue igual”, y me voy a comer croquetas tan pronto aterrizo.
¿Piensa en volver?
Sí, en unos años, intentaré volver. Se están empezando a abrir oportunidades para la gente que llevamos muchos años investigando en el extranjero y trataré de acogerme a alguna de ellas.