“Actualmente, en la industria va a haber empresas que se van a adaptar a la situación y van a salir reforzadas y otras que van a sufrir”
“El que no invierte en innovación siempre acaba perdiendo”
Juan Martínez Baragaño, ingeniero asturiano, fundó en 2018 la revista Conecta Industria, especializada en industria y tecnología, aunque hace un tiempo delegó este proyecto. Actualmente, es el fundador y administrador de Cepillos Sacema, una empresa de cepillos industriales. Martínez Baragaño siempre ha estado vinculado a la industria, un sector que actualmente no pasa por su mejor momento, dado el contexto de incertidumbre actual. Hablamos con él de su sector y de su paso por el V Congreso de Industria 4.0 de Citech, en el que participó como fundador de Conecta Industria en la inauguración institucional.
¿Qué le ha parecido el V Congreso de Citech?
Ha estado muy bien, los objetivos eran acercar la tecnología, la innovación y la ciencia a las empresas tanto industriales como tecnológicas y a la sociedad en general. Había unos ponentes de máximo nivel de capacidades y conocimientos y han conseguido los objetivos que se buscaban. Las jornadas abiertas se han desarrollado con éxito, se han llenado los talleres, a la juventud y a los niños les ha gustado y han disfrutado, han aprendido cosas relacionadas con la ciencia, que era el gran objetivo, acercar la ciencia a la juventud.
¿Cómo ayudan este tipo de eventos a las empresas de la región?
Ayudan y bastante. Las empresas están siempre encerradas en el día a día y al final el día a día te come y viene muy bien salir un poco de ese ritmo para ir a escuchar este tipo de actividades y conferencias, para reflexionar si lo que te cuentan lo puedes aplicar en tu empresa. Hay empresas innovadoras y empresas con inquietudes y a base de conocer casos de éxito, de efectividad y desarrollo puedes incluir mejoras en la tuya.
¿Cómo podemos recuperar el talento asturiano que emigra?
Aquí la población va a menos, tenemos un problema demográfico, se jubilan más personas de las que se incorporan al mercado laboral y muchos jóvenes optan por marchar. No es malo ver mundo, lo malo es que no tengan oportunidad de volver, por las condiciones laborales, de vida y de situación personal que les impiden hacerlo, o porque les faltan oportunidades. Falta mucha masa de empresas para poder atraer a tanta gente, el que está fuera y ha conocido mercados exteriores le cuesta y no tiene dónde volver en general.
¿Cómo ve la situación de la industria asturiana?
Con cierta incertidumbre, como siempre cuando hay crisis o situaciones difíciles. Por suerte, la industria está bastante especializada, las cadenas de valor de los mercados de tecnología van muy bien, va a haber empresas que se van a adaptar a la situación y van a salir reforzadas y va a haber otras que van a sufrir.
¿Cómo está afectando el contexto actual a las empresas y a la industria: los precios de la luz, la gasolina…?
Lógicamente, con una escalada tan grande en el incremento de costes, no es posible repercutirlos íntegramente a los clientes y siempre va parcialmente contra el margen de beneficio, lo que lastra la capacidad operativa de las empresas. Hasta hace poco, en el mundo globalizado había cierto equilibrio entre la oferta y la demanda, la cadena de suministro tenía cierta certidumbre, pero ahora no la hay. Las ofertas tienen validez de un día, con alta volatilidad en precios y escasa disponibilidad.
Ahora, la carga burocrática para comprar y para el aprovisionamiento ha cambiado, van a cambiar los modelos, va a haber más stock y se va a extender a comprar más en cercanía, es la evolución. En cuanto a la energía, las empresas dependientes del sistema energético poco pueden hacer, muchas van a apostar por el autoconsumo, mediante placas solares la mayoría, las que puedan.
Se habla de la Agenda 2030, pero ¿qué objetivos tiene la industria asturiana a corto plazo?
Fundamentalmente, adaptarse al cambio. La incorporación de tecnología y los objetivos 2030 están ahí, pero ahora hay que adaptarse porque la incertidumbre es muy alta por los costes energéticos, la volatilidad en las compras, la subida de los costes… Todo eso es un problema, además de la falta de mano de obra especializada. Se mira más al 2023 que al 2030, por la volatilidad, la incertidumbre y escalada de costes.
¿En Asturias se invierte lo suficiente en innovación?
Hay dos tipos de personas: las que creen en la innovación y las que no. El que no cree, no invierte nada, mientras que el que cree invierte mucho en innovación. En Asturias, vamos a tener los dos tipos, el que innova y arriesga, que a veces gana o pierde, pero el que no innova siempre acaba perdiendo.