Ayer se conocía el fallo del jurado, que otorgaba a las dos el Premio Princesa de Asturias de las Artes
La cantaora Carmen Linares, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes junto a la bailaora María Pagés, ha agradecido este jueves el galardón, y ha asegurado que lo recibe «feliz» por el reconocimiento que supone para «el arte flamenco en mayúsculas». «Es lo que yo más quiero y a lo que he dado mi vida», ha agregado.
Linares ha dicho que hoy es «un día grande» por este reconocimiento. «He entregado mi vida a este arte, pero de verdad me lo está devolviendo con creces». Para la cantaora «ha sido una suerte» encontrarse con esta música flamenca, «una de las mejores músicas del mundo» para ella, así como poder dedicarse a esa profesión.
Los miembros del jurado del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022 que han decidido otorgar el premio a ambas artistas, han coincidido en destacar sus «sobrados méritos» para recibir el galardón y han asegurado que «una disciplina artística como es el flamenco y la cultura popular merecía un reconocimiento de este nivel».
María Pagés
Por su parte, la coreógrafa y bailaora María Pagés, también galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, ha admitido este jueves sentirse «muy emocionada» por un galardón que este año le parece «redondo».
«Lo es por muchas razones. En primer lugar, nos une en un mismo destino a Carmen y a mí; somos amigas y compañeras de viaje desde hace muchos años y nuestra memoria sabe mucho de lo que es ser profesionales de la cultura. Nos permite compartir emoción, felicidad y la misma responsabilidad que tenemos desde siempre respecto a nuestro patrimonio personal y colectivo», ha subrayado en unas declaraciones distribuidas por la Fundación.
Pero ha añadido que, sobre todo, les une un profundo agradecimiento al Premio Princesa de Asturias que, reconociéndolas como creadoras, sitúa al arte flamenco, uno de los «paradigmas de contemporaneidad que mejor nos definen como país», como «una maravillosa expresión de nuestra identidad cultural, atada a la tierra pero tocada por la gracia de la universalidad».