Azahara Cañadas, Rubén Martín y Cleide Cañadas son los fundadores de esta clínica, especializada en psicología, psiconutrición, psicología infantil y adolescente, logopedia y peritajes judiciales
Hace dos años que Cleide Cañadas, Rubén Martín y Azahara Cañadas decidieron abrir la Clínica Gardner, especializada en psicología, psiconutrición, psicología infantil y adolescente, logopedia y peritajes judiciales, en la que también trabaja Silvia Cadrecha.
Cleide, Azahara y Rubén trabajaban juntos y no estaban a gusto en su anterior trabajo, así que decidieron montar su propia clínica, además, en plena pandemia. «Teníamos mucho miedo, no sabíamos si estábamos haciendo lo que tocaba, pero salió muy bien», dice Rubén Martín. Él se encarga de la parte de peritajes, logopedia, pedagogía y psicología infantil y adolescente. Azahara Cañadas también es pedagoga y está especializada en pacientes con dislexia.
Cleide Cañadas es psicóloga infantil y especialista en atención psicoeducativa a niños con altas capacidades. Silvia Cadrecha es la encargada de la parte de psiconutrición, en la que también tratan Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), pero desde la parte de la psicología. Además, también derivan pacientes a otros especialistas focalizados en este aspecto si la situación así lo requiere.
«La gente ve como un lujo la salud mental»
A raíz de la pandemia, ha aumentado el número de personas que decide acudir a terapia. «Tenemos muchos adultos más a raíz de la pandemia, antes no estábamos especializados en ellos y ahora es lo que más tenemos. De hecho, nos vamos derivamos pacientes entre nosotros y con otras clínicas, porque están desbordadas. La salud pública en psicología está fatal, hemos tenido pacientes que durante el confinamiento les habían dejado sin medicación y les habían cancelado citas, algunos tenían incluso patologías graves y crónicas», explica Cleide Cañadas.
A ellos no les ha afectado la subida del precio de la luz ni la inflación, tal y como explican, pero es verdad que con la situación actual mucha gente ha dejado de acudir a terapia para recortar gastos. «Es de lo que más se está quitando, la gente ve como un lujo la salud mental y es tan importante como ir al dentista o al traumatólogo si te pasa algo», afirma Rubén.