El longevo negocio, sito en la calle Rodríguez San Pedro, cobró fama por su pixín, convertido en todo un reclamo; el domingo sus propietarios, a las puertas de la jubilación, bajarán la persiana por última vez
La semana que hoy concluye deja una nueva despedida en el ámbito de la hostelería gijonesa… Aunque, afortunadamente, por motivos felices. Lejos del trágico fallecimiento de Miguel García, fundador de la cadena de hamburgueserías Mike’s, ocurrido el miércoles, Ricardo Llosa y Rosa Castiello, fundadores de la icónica sidrería La Llosa, dirán adiós a sus clientes este domingo, antes de lanzarse a la piscina de la siempre ansiada jubilación. Terminará así una larga trayectoria de 38 años de servicio, en las que su negocio, uno de los veteranos de la escena hostelera local, ha llegado en erigirse en auténtica institución culinaria.
Desde su inamovible emplazamiento en la calle Rodríguez San Pedro, una ubicación estratégica por hallarse en pleno barrio de Fomento, La Llosa se ha transformado en toda una institución. Y a ello han contribuido, en buena medida, su rollo de bonito y sus fritos pixín, los dos platos estrella de su carta. El suyo ha sido un menú anclado en la tradición, con la calidad por bandera y aderezado siempre por un buen trato del que sus clientes, integrantes de varias generaciones, han dispensado elogios y agradecimientos en mil y una conversaciones y publicaciones en redes sociales. Su despedida para no volver, una vez bajen la persiana por última vez esta noche, dejará muchos corazones rotos… Aunque también no pocos buenos recuerdos en los paladares.