La Feria de Muestras comenzó su andadura este sábado, y permanecerá abierta hasta el próximo 22 de agosto. Con menos afluencia de la habitual, pero la misma ilusión, la cita gijonesa vuelve a ser una imprescindible del verano asturiano

«Ya había ganas de feria» es el comentario habitual al preguntar a feriantes y visitantes de uno de los atractivos que regala agosto a Gijón. Con cierta timidez al principio, el espacio va poco a poco recuperando la alegría y el ritmo habitual, en una edición marcada por la seguridad. A quien aún tiene ciertas reticencias a acudir, Laura Pereira, de la Cabaña del Arroz con Leche, les tiene preparada la respuesta «se van a encontrar más gente por la calle Corrida que por estos pasillos». En efecto, las medidas de seguridad, con aforos limitados, control en los accesos, mascarilla obligatoria en todo el recinto y gel hidroalcohólico repartido por todo el espacio, hacen que la seguridad esté en todo momento garantizada.
Coincide con ella María, de Eventos Fernández, uno de los puestos favoritos de los niños. Entre algodón y algodón de azúcar nos cuenta la importancia también para los más pequeños de volver a la Feria, «para ellos es un paso más, es poco a poco volver a la normalidad». Y precisamente ella es una de las culpables del disfrute de los más pequeños, para los que, además de dulces, hay preparadas distintas atracciones y actividades.

Esas ganas de volver a lo de siempre las encontramos recorriendo los distintos puestos, donde también hay espacio para la música. En la tarde de ayer era el artista asturiano Pablo Valdés quien ponía guitarra y voz al servicio de un público que, entre stand y stand, cargaba las pilas con cerveza. «Hay ganas de feria, de conciertos, de todo» resumía el músico, poniendo palabras a un sentimiento generalizado.
Entre los clásicos no hay bajas: el bocata de calamares, los criollos y los dulces, como los gofres, siguen siendo este año los más aclamados. Y es que tras un año de parón, y a pesar de ciertos cambios obligados, lo de siempre, hoy más que nunca, es lo que se echaba de menos.
