“Nos sentimos muy del barrio. Nacimos aquí y seguimos teniendo una gran cantidad de socios y donantes de la zona”, explica su directora
Desde su llegada como directora de la Fundación Hogar de San José, a principios de 2024, Cristina Avella afronta el reto con entusiasmo y una clara vocación social. “Siempre he trabajado en este ámbito y es un poco esa vocación de servicio que tengo», afirma. Bajo su liderazgo, la entidad, ubicada en el barrio de Natahoyo en Gijón, mantiene su compromiso con los menores en situación de vulnerabilidad, con un modelo educativo centrado en el acompañamiento seguro y la reparación del daño. Una labor que ha sido reconocida con el Premio miGijón 2024.
Avella destaca que el enfoque de la Fundación se basa en construir relaciones seguras para superar el impacto de la violencia, el abandono y la falta de referentes familiares que han sufrido los menores. “Acompañamos a los menores para establecer una relación segura, un entorno seguro con ellos y acompañarles durante toda la infancia”, explica.
Además, la reciente apertura de un nuevo edificio ha permitido implementar este modelo de manera óptima. “Un modelo como el nuestro, que es ejemplo en toda Asturias, no se podría llevar a cabo sin un nuevo edificio. Ahora los menores tienen su habitación propia y viven en un entorno que se asemeja más a una familia», señala.
Uno de los puntos clave es la preparación de los jóvenes para ser independientes. La Fundación cuenta con un recurso específico para adolescentes de 16 a 18 años y un programa de juventud que les acompaña más allá de los 18. “Queremos ser un referente en esa etapa. Les seguimos ayudando con vivienda, trabajo y empleabilidad. Es fundamental que ese programa siga creciendo”, subraya.
Con más de 75 años de historia, la Fundación mantiene una fuerte conexión con el barrio de Natahoyo. “Nos sentimos muy del barrio. Nacimos aquí y seguimos teniendo una gran cantidad de socios y donantes de la zona”, comenta Avella. Además, destaca el trabajo en red con plataformas como EAPN, la Plataforma de Infancia y la REDmimbre, que agrupa a entidades jesuitas de todo el país dedicadas a la infancia y juventud.
Aunque el programa residencial está concertado con la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar, la Fundación busca reforzar la financiación privada para sostener iniciativas como el programa de juventud. “Siempre es importante aumentar la financiación privada. Los gastos son muchos, y programas como el de juventud no tienen una financiación estable”, explica.
En cuanto al futuro del edificio antiguo, Avella señala la intención de darle un nuevo uso que permita generar ingresos para otros proyectos. “Queremos ponerlo a disposición para alquilar o darle otros usos, porque no cumple con los estándares de calidad del nuevo modelo educativo”, adelanta.
Con una plantilla de más de 50 trabajadores y una implicación que va más allá de lo profesional, la Fundación Hogar de San José continúa siendo un ejemplo de solidaridad, innovación y compromiso con los menores en situación de vulnerabilidad.