El gijonés Pablo Nuño se trae del Campeonato de España un bronce en arrancada y da continuidad a los últimos éxitos del deporte olímpico en la ciudad

Había esperanzas fundadas, pero la competición siempre trae un halo de imprevisibilidad y de sorpresa. Pablo Nuño, gijonés, llevaba preparándose meses para apenas unos segundos en la tarima. Agarre abierto y mirada en alto. Y toda la preparación se disparó con una barra cargada con 132 kilos. De esta forma, Nuño se traía a Gijón la medalla de bronce del Campeonato de España Absoluto de Halterofilia en arrancada, una de las dos modalidades olímpicas. Competía, además, en el grupo de 89 kilos, dando él mismo un peso de 81,5. Una categoría de “las más difíciles por la calidad de los competidores, como Andrés Mata, reciente campeón europeo”, remarca Juan Buznego, entrenador del Real Grupo de Cultura Covadonga y preparador del gijonés Nuño.
Los retos futuros, sin embargo, no se paran con este éxito. El más cercano, “alcanzar los 300 kilos en total olímpico antes de acabar el año”, afirma Nuño. Por dar contexto al dato, sería como si usted levantase el peso de un caballo asturcón un tanto pasado de kilos. Sin embargo, el sueño olímpico está ahí, a lo lejos: “no en París, por el ciclo olímpico, pero sí Los Ángeles. Sería un sueño”.
No es la única medalla que ha tocado este año el deportista gijonés. Hace un mes ya se trajo el oro en el nacional universitario, éxito que también alcanzó Nuria Rodríguez. La gijonesa, que levantó un total de 137 en total olímpico, tiene como objetivo más cercano el Campeonato de Asturias, en apenas unas semanas. “Se invierte mucho trabajo y esfuerzo”, afirma, y alcanzar los Juegos Olímpicos es algo que ve lejano, pero que “sería un sueño increíble. Vamos poco a poco”.

Del Nacional Junior también se trajo dos medallas Vega Álvarez, una plata en arrancada y un bronce en total olímpico que asienta en el éxito a un deporte que siempre tuvo tradición en Gijón, pero que en los últimos años había perdido lustre en años anteriores, pero que vuelve con más fuerza que nunca. La influencia de deportistas como Lydia Valentín o el asturiano Alberto Fernández, además del impulso de entrenadores como Juan Buznego, ha devuelto al deporte olímpico a la primera plana. Con la juventud que atesoran estas tres promesas, el éxito está asegurado por muchos años.