“Quisiera pensar que las aguas del clasismo local no serán agitadas por los discursos revolucionarios que poco o nada tienen que ver con la realidad de la comunidad de vecinos de El Pisón»
Parece que ahora sí. 10 primaveras después del inicio de la construcción de la depuradora, 28 años después de la instalación de la contigua planta de pretratamiento, la Administración quiere llevar a término y de forma decidida uno de los proyectos más longevos y politizados de la era reciente en Gijón. La apertura de la Depuradora Este (EDAR) está en fase de pruebas y, como leíamos en miGijón, espera empezar a funcionar en unos pocos meses.
Ya lo narraba nuestro colaborador David Pérez en su espléndido reportaje, la historia de La Plantona es una historia de lucha de clases. En este caso, hablamos de la clase política y el populacho vil. Las posiciones se intensificaron en 2003. Izquierda Unida había tocado pelo -justo como hoy en día-, en un gobierno bipartito con la socialista Paz Fernández Felgueroso. Con la idea de llevar a cabo el plan de saneamiento de la ciudad del 91, una de las condiciones del por entonces concejal y adalid de la igualdad Jesús Montes Estrada ‘Churruca’ era la instalación de una depuradora en la zona rica de la ciudad, al igual que su homóloga de Aboño, en la zona oeste. No se cortaba en llamar a sus vecinos “la burguesía del este”. Su posición de fuerza en el consistorio hizo que Felgueroso ni siquiera llegara a plantearle una alternativa factible que ya había proyectado desde la Junta de Saneamiento del Principado el por entonces director Julio Gómez Rivas.
Había varias opciones para ubicar lo que en comenzó en 1995 como una planta de pretratamiento, pero se eligió la que con el tiempo ha sido la peor: a escasos metros de una urbanización de noventa viviendas unifamiliares, El Pisón, cuya licencia de obra se remontaba a 1988, tres años antes del plan de saneamiento y de la intervención municipal. Vamos, que lo que empieza mal acaba peor. Este hecho es el gran argumento de la defensa, blandido por el abogado de los vecinos Marcelino Abraira, que no se ha cansado de ganar pleitos, hasta cuatro, contra la administración. Ahora, una querella criminal admitida a trámite contra los responsables del despropósito, con el secretario de Estado Hugo Morán a la cabeza, es la opción que tienen los vecinos para paralizar los planes de apertura de la depuradora.
Durante casi tres décadas, parte de la opinión pública ha vilipendiado a los ‘ricos de Somió’, muchos de ellos profesores, profesionales liberales, transportistas… Daba igual. Nada para encender a las masas que un buen asalto al Palacio de Invierno. «No hay juez que pueda con una buena soflama populista». Y todo así. Célebre fue una intervención de Jesús Iglesias (IU): “¡Ya conseguimos que los ricos laven su mierda, la depuradora la van a tener que tragar!».
Ahora, cuando el ruido de sables legales es inevitable por la presunta apertura, quisiera pensar que las aguas del clasismo local no serán agitadas por los discursos revolucionarios que poco o nada tienen que ver con la realidad de la comunidad de vecinos de El Pisón, que eligió invertir los ahorros de una vida en un lugar sin Plantona y que, por cuestiones políticas, se la pueden acabar tragando. Solo espero que no se reaviven esos viejos discursos, trasnochados, del que desprecia lo que no conoce. Hablamos de derechos y, en cierta forma, de los derechos de todos a que la administración no se meta en nuestras vidas.
Mientras la mierda sigue llegando a San Lorenzo vía Piles a algunos se les olvida lo que escribía Jorge Manrique sobre aquellos ríos (vidas) que van a dar a la mar (que es el morir): “Allí van los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos, y llegados, son iguales, los que viven por sus manos y los ricos”.