La Fundación rechaza las declaraciones de la concejala de Cultura explicando que es “un evento multitudinario y su afluencia arriesgue la conservación del espacio»

La Fundación XXI, entidad organizadora de la Primer Sidre L’Añu, ha hecho público un comunicado en el que se muestra contraria a las explicaciones dadas por la concejala de Cultura, Montserrat López, sobre los motivos por los que el Ayuntamiento ha decidido rechazar la celebración del evento en el Muséu del Pueblu d’Asturies, su localización desde que empezó a organizarse. En respuesta a las preguntas realizadas por la concejala de Izquierda Unida, Noelia Ordieres, y después de que el partido pidiese explicaciones sobre las cuestiones que han motivado la decisión, López argumentó que se debe a que la Primer Sidre L’Añu se trata de “un evento multitudinario y esa afluencia supone un riesgo para la conservación del espacio museístico».
La fundación organizadora tilda como rotundamente «falso» el argumento de la edil y justifica que, «tal como puede comprobarse en la resolución del Ayuntamiento», el único motivo argüido que les niega la celebración en el recinto del Muséu es una ley del año 2015 «que prohíbe la venta, suministro, publicidad o consumo de bebidas alcohólicas en centros de las administraciones públicas”. Los responsables explican, sin embargo, que dicha consideración olvida el hecho de que «la cultura asturiana de la sidra está declarada Bien de Interés Cultural por el Principado y es candidata oficial a ser reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad».
Estos también explican que desde la propia gestión del evento se han preocupado de que no perjudicar el mantenimiento del espacio, y «en la solicitud presentada por la Fundación Asturies XXI para hacer uso un año más de las instalaciones del Muséu del Pueblu d’Asturies, ya se planteaba de motu proprio reducir el aforo a una tercera parte de los asistentes del año pasado para evitar una posible sobrecarga y favorecer la presencia de familias en el evento». Sin embargo, el balance de los 13 años de celebración no da lugar a la preocupación, ya que solo se contabilizaron tres desperfectos: el reposabrazos de un banco, una portiella y el dispensador de papel de un baño. «Daños que fueron pagados íntegramente por la organización», justifican.
La sidra ha sido una desgracia para las familias y los pueblos. Un lastre para el crecimiento intelectual de las personas, un generador de violencia intrafamiliar y el principal motivo de muerte prematura en los pueblos de Asturias.
Claro. Y desde que hay Denominación de Origen, alguno tuvo que rehipotecar la casa para poder tomar un culín, también.