PSOE y Vox critican la calidad de la cita, sus molestias sobre vecinos y hosteleros de Begoña, y la transparencia del proceso de selección de la empresa organizadora; el Gobierno, por su parte, se defiende alegando que fue «un éxito, el evento popular con mayor calidad gastronómica de Asturias»
No, la distancia y el tiempo no siempre son sinónimos de olvido. De ahí que este miércoles, más de tres semanas después de que la primera edición del Paseo Gastro instalado en el paseo de Begoña llegase a su fin, la polémica en torno a su concepción, adjudicación y ejecución regresase a la palestra, coincidiendo con el Pleno ordinario de septiembre y, por ende, con el arranque del curso político en Gijón. Y su protagonismo lo fue, además, por partida doble. Pese a la ausencia en la cita del presidente de Divertia, Oliver Suárez, por hallarse de vacaciones, tanto el PSOE como Vox lanzaron al Gobierno sendas preguntas para tratar de esclarecer la oportunidad, solvencia y relación entre perjuicios y beneficios de un evento que, como ya ocurriese en los momentos posteriores a su presentación, el Ejecutivo local defendió a capa y espada, confirmándolo como «un éxito dentro del mejor verano que se recuerda en la ciudad«.
Con los asuntos del orden del día ya consumidos, los primeros en abordar la cuestión del Paseo Gastro fueron los socialistas. Concretamente, la edil Carmen Eva Pérez Ordieres, que interrogó sobre de qué modo el concepto de ese evento, que pivotó sobre el montaje de dieciséis casetas hosteleras en Begoña, contribuyó a desestacionalizar el turismo y a descongestionar la zona centro en pleno mes de agosto. En especial, a tenor de que la propuesta «no contaba con el suficiente respaldo social, hostelero ni político«, pero más aún dado que a tales casetas «se les dio licencia para que hiciesen cosas que no se permiten a otros negocios presentes todo el año: cajas llenas y vacías en la vía pública, acometidas eléctricas mal tendidas, basura…». Y todo ello, además, sin que hubiese «ni debate, ni apoyo político en el seno de Divertia», en un proceso marcado, a juicio de Ordieres, por la opacidad. «El día 12 de julio se optó por la fórmula del contrato menor, el de menos transparencia; concurrieron tres empresas, pero aún hoy seguimos sin saber el nombre de las dos que no fueron seleccionadas«, censuró la socialista, que concluyó planteando que Oliver Suárez «no es especialmente riguroso en la tramitación administrativa; cuando la ciudadanía paga dos salarios a un presidente y a un gerente, debería cumplir con la rigurosidad».
La ausencia del aludido Suárez obligó a que fuese el concejal de Festejos, Jesús Martínez Salvador, quien replicase al PSOE. Y lo hizo, en primer lugar, negando que los objetivos del Paseo Gastro fuesen «desestacionalizar, o descongestionar el centro; algo celebrado en Begoña en pleno agosto no pretende eso». Por el contrario, valoró el efecto de la nueva iniciativa a la hora de «sumar a esa imagen de calidad que tiene Gijón en esa zona centro«, y trató de disipar los comentarios sobre el proceso de adjudicación recalcando que «la empresa organizadora (Gustatio) trabaja para los doce mayores Ayuntamientos de Asturias«. Martínez Salvador tampoco toleró las críticas a la salubridad hechas por Ordieres; sobremanera, a tenor de que «en cinco de los once días del Paseo Gastro un equipo de la Consejería de Sanidad realizó minuciosas inspecciones; hasta cuatro inspectores revisaron las casetas. Por comparar, un evento como la FIDMA contó con un único inspector, y la Semana Negra, con ninguno». Y, aunque no negó que «se detectaron acciones a mejorar», concluyó su defensa lanzando una batería de datos: en esas once jornadas «hubo más de 50.000 clientes, cero incidencias y cero hojas de reclamaciones. El paseo Gastro ha llegado para quedarse y, además de en Begoña, el año que viene irá a otros barrios«.
Podría parecer que el asunto en cuestión quedaba, así, zanjado, pero nada más lejos de la realidad. También Vox, a través de su portavoz Sara Álvarez Rouco, planteó una cuestión al respecto; en su caso, y recogiendo el guante arrojado por el Gobierno, con el afán de saber de qué modo el Paseo Gastro «suma» a la ciudad y a sus fiestas. «El modelo de negocio nos parece más que cuestionable; el proceso de adjudicación, en unos términos leoninos, también. ¿Qué razones para que la adjudicataria estableciese cánones, o seleccionase proveedores por encima del precio de mercado, o dispusiese del suelo público?», cargó Rouco contra Festejos. La gran duda para ella radica en «dónde está el interés turístico para que sea considerado un evento de prestigio. Causó malos olores, basura, moscas… Molestias estéticas y de ruido, y desprecio municipal a la pérdida de negocio en una de las semanas más comprometedoras del año». Eso, continuó la edil de Vox, sin contar el formato propiamente dicho, pues «para ser denominado ‘evento gastronómico de referencia’ le hace falta algo más que la presencia de unas simples casetas con techo de plástico, y unas sillas y mesas de resina«. De ahí que, a modo de ver de su partido, el Paseo Gastro «ni fue paseo, porque se colonizó el paseo de Begoña, ni fue gastro, al ser la oferta demasiado limitada«.
De nuevo fue Martínez Salvador quien replicó a la oposición, aunque, en este caso, tratando de dejar claro cierto punto de entrada: el de que el Paseo Gastro fue «el evento popular con mayor calidad gastronómica de todos los que se han celebrado en Asturias. Y transversal; desde negocios con una Estrella Michelín hasta comida oriental, pasando por comida fusión, street food… Para todos los públicos». Cierto es que el concejal de Foro matizó lo contestado previamente al PSOE en referencia al posible malestar, ya que, concedió, «se registraron tres quejas, pero frente a 50.000 clientes, y ninguna hoja de reclamaciones«, confirmación, a su parecer, el éxito de la apuesta entre gijoneses y turistas. Ahora bien, no sólo entre esos dos colectivos, puesto que, prosiguió, «el 100% de los negocios participantes quiere repetir; se crearon cien empleos directos y 150 indirectos, y hasta los negocios de hostelería de Begoña se vieron beneficiados, con un 30% más de beneficio«. En fin, un conjunto de datos, los aportados por Martínez Salvador, que para el Ejecutivo local confirman el Paseo Gastro como «un éxito dentro del mejor verano que se recuerda en la ciudad«. De ahí que el edil cerrase el asunto sugiriendo a Rouco un cambio de enfoque político. «A veces, una felicitación le dará más votos que una crítica ridícula«, terminó.
¿Será realmente la última crítica que reciba la que fue la edición inaugural del Paseo Gastro? El tiempo lo dirá… Pero los ánimos detectados ayer, al término del Pleno, parecen vaticinar que no.