Quien tenga 8 apellidos gijoneses, que tire la primera piedra a nuestra alcaldesa
Bien entrada la segunda parte de la legislatura de Ana González, parece crecer en intensidad el mantra de que su origen la inhabilita genéticamente para desempeñar las funciones de alcaldesa de Gijón. Es asombrosa la capacidad, aún en el año 2022, que tiene el argumento “no ye de aquí” en la percepción de los ciudadanos a la hora de valorar la gestión de un cargo público.
La polémica del Grado de Deportes, que finalmente irá para Oviedo, ha avivado las acusaciones de quintacolumnista a una alcaldesa que, con mayor o menor acierto, no tiene obligación alguna de presentar la cartilla de “cristiana vieja” ni de cumplir ninguno de los requisitos del anacrónico estatuto de sangre. Algunos de los más admirados gijonudos no nacieron en Cabueñes (ni falta que hacía), como fueron José Manuel Palacio (La Habana, 1930) o Paz Fernández Felgueroso (San Sebastián, 1937). En otro área más recreativa, personas como David Villa (Tuilla, 1981) o Enrique Castro ‘Quini’ (Oviedo, 1949) han llevado por el mundo el nombre de una ciudad que no les dio a luz, pero que hicieron suya.
La demanda de una raza gijonesa dirigiendo desde la Plaza Mayor dice mucho del ombliguismo de una ciudad y de una región que pierden habitantes a pasos agigantados y donde el proyecto de un área metropolitana en la zona central parece ser una utopía. Qué fuerte es el localismo, el terruño, en la versión más cerrada y corta de miras del término, que nos impide ver nuestra propia disolución en un mundo que cada vez entiende menos de fronteras.
Si eres asturiano y no has emigrado alguna vez en tu vida, seguro que alguien cercano a ti lo ha hecho. Vivimos con cotidianidad las idas y venidas, entre ciudades, regiones, países… Sin embargo, apelamos al gijonismo para descartar a una mujer que se crió a 24 kilómetros. No entiendo nada y cada vez me genera más rechazo.
Las fuertes críticas hacia su condición de ovetense son ahora recogidas por el PSOE de Gijón y Ana González para darle la vuelta a la tortilla, como vimos en sus propias redes sociales: “Hay personas que habiendo nacido en otro sitio, hemos decidido venir a vivir a Gijón. Hay otras personas que han nacido en Gijón, se van a vivir a Villaviciosa y quieren ser alcalde”. Aunque entrar en ese cuerpo a cuerpo con Foro, hace bajar todavía más el nivel de la discusión política en la ciudad, lo cierto es que distrae la atención de otros asuntos más urgentes, como el futuro incierto de la plataforma única del Muro y sus dos carriles “reversibles”; el standby de Tabacalera; las estaciones de transporte “temporales” y una contaminación atmosférica que no tiene tanto que ver con tubos de escape como con ciertas chimeneas industriales.
Subamos el nivel, y vayamos al puntu: la gestión. Quien tenga 8 apellidos gijoneses, que tire la primera piedra a nuestra alcaldesa.
Una pregunta ¿ vino a vivir, la Alcaldesa, a Gijón ó la mandaron venir a vivir?.
Otra pregunta ¿ seguirá viviendo en la ciudad, que ella y su equipo están construyendo, cuando ya no sea alcaldesa?. Para contestar ha esto estarán las hemerotecas.
Tanto José Manuel Palacio como Paz Fernandez vinieron a vivir a la ciudad con corta edad, antes de de ser Alcaldes, se empaparon de la ciudad y sus problemas. Una vez finalizados sus mandatos siguió viviendo en la ciudad el primero, hasta su falleciendo, y la segunda es un claro activo de la ciudad donde reside.
El tiempo da y quita razones, valorar su gestión y si fue buena o mala para la ciudad. Por ahora y desgraciadamente se conoce mas la ciudad por sus polémicas declaraciones que por sus logros. Recuerda la polémica de la Universidad Laboral, toros, Muro, plan de vías, etc…. No hace falta tener 8 apellidos gijoneses es quieren y amar ha esta ciudad, no destrozarla y luego marcharse.
Lamentable