La vicealcaldesa ha hablado de establecer un convenio con el Ministerio similar al que ha firmado País Vasco, para que sea el Principado el encargado de un nuevo diseño del vial, mientras que el PSOE pide promover el desarrollo de la zona ya fuera del proyecto
El jarro de agua fría que Madrid lanzaba este viernes sobre Gijón y sobre su futuro vial de Jove -que de momento, no será- sigue requiriendo de distintas fases de asimilación entre las partes afectadas. Los representantes de las asociaciones vecinales del municipio en la zona urbana y rural, la FAV y Les Caseríes, fueron los primeros en reaccionar a las noticias traídas desde el Ministerio por el Ayuntamiento y el Principado con agilidad. En las palabras de la vicepresidenta de la FAV María José Cuervo tras la reunión del Consejo Social, se percibió un ánimo combativo y paciente, probablemente necesario para estos futuros meses de nuevas negociaciones tras la confirmación de Transportes de descartar el proyecto hasta ahora presente para reconducir el tráfico pesado de El Musel. «Creo que a nadie le ha pillado por sorpresa, esto se veía venir porque llevan muchos meses dando vueltas», resumía.
Miguel Llanos, desde Les Caseríes, apuntó al asunto técnico que hizo desechar la idea de un vial soterrado desde el Gobierno central, en el que pedía «más explicaciones». «Sabemos que es técnicamente viable, por lo que nos parece una desfachatez que, ahora, vengan y se pregunten cómo pudo licitarse, cuando lo hizo un Gobierno del PSOE», en referencia al proyecto anterior que contempló los camiones bajo tierra. Aún así, Llanos admitió que los vecinos de Gijón no buscan enfrascarse en la única alternativa de los túneles, y se mostró abierto a considerar el desvío hacia Aboño como opción «si se hace con las infraestructuras adecuadas» y sin «perjudicar a Carreño».
La que sí entonaba más decepción era la Alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón. Sin tratar de esconderse, admitía no estar contenta con la «flagrante falta de sensibilidad y colaboración del Ministerio» en este asunto. Y aunque desanimada, la Regidora no ha tardado en convocar la próxima mesa de trabajo por el vial de Jove, que tiene ahora como objetivo fijar cuál será la postura de la ciudad -compartida y unánime hasta ahora entre Ayuntamiento y vecinos- en el nuevo escenario en el que deberá moverse el futuro del proyecto, en el que la palabra «soterramiento» se ha sustituido principalmente por «Aboño». El órgano, del que forma parte todas las asociaciones de la zona Oeste, así como diferentes entidades del tejido social de la ciudad, se reunirá en el Salón de Recepciones municipal a las 12.00 horas del próximo 14 de octubre.
Los populares, a favor de un convenio ‘a la vasca’ con el Ministerio
Desde el resto de partidos de la Corporación y miembros del Gobierno también se han podido escuchar las primeras voces con valoraciones e ideas pensando en alternativas que desatasquen la histórica cuestión no resuelta del vial. Una de las primeras ha sido la portavoz del grupo popular en el Ayuntamiento y vicealcaldesa de en el actual Gobierno del bipartito, Ángela Pumariega. Acompañada del senador y presidente del PP en Gijón, Pablo González, ha calificado como «falta de respeto» hacia los gijoneses lo decidido el jueves en el Ministerio de Transportes. Ambos mandatarios han exigido además una solución urgente al problema de la contaminación en la zona Oeste por el paso de camiones que seguirá sucediéndose hasta encauzar una nueva propuesta de vial y, en ese sentido, han aportado una propuesta novedosa que copia la fórmula de utilizada en otra comunidad. Los populares abogan por la firma de un convenio con el Ministerio, similar al que se ha firmado en el País Vasco, que dé capacidad al Principado para encargarse del diseño de esta solución.
Pumariega no disimuló la sensación «amenazante» que se percibe en el tono del Ministerio cuando da por cerrado el vial por Jove y describe que si los gijoneses aceptan la alternativa propuesta con un coste de 58 millones de euros se podría hacer este año que viene, pero si no habría que empezar desde el principio. Se ha posicionado de forma clara en el grupo de voces que sospechan que el comportamiento del Gobierno central respecto al proyecto gijonés es una cuestión de dinero: «Se ha pasado de un proyecto de 285 millones de euros a 58 millones». Lo que Gijón necesita a partir del carpetazo al último plan según la vicealcaldesa son «soluciones urgentes en el corto plazo». El senador gijonés, por su parte, se ha preguntado «qué va a pasar con los millones de euros gastados en proyectos del vial de Jove» además de las indemnizaciones a los licitadores, o las expropiaciones que se hicieron en su día.
El PSOE local habla de «nuevas oportunidades» para la zona oeste
Distinto ha sido el tono desde el PSOE local. Su secretario general, Monchu García, hablaba sobre las decisiones tomadas por el Ministerio, liderado por su propio partido, durante este viernes en una rueda de prensa convocada en la Casa del Pueblo. García ha sido el único que ha hablado de «oportunidades» para Jove en estas últimas horas, ya que a ojos del dirigente gijonés, este barrio puede ser «una zona de crecimiento natural de la ciudad» sin proyectos de vial de por medio, al igual que la avenida de Príncipe de Asturias que, si se vacía de camiones reorientados hacia Aboño, puede aprovechar la oportunidad de conectar los barrios que va separando a su paso «de una manera amable» y de humanizar sus espacios, según él.
Para García «ya no caben lamentaciones» respecto al vial, volviendo a insistir en la idea de que mejorar el acceso de Aboño «debe ser una oportunidad para compensar a la zona oeste» y desarrollar la zona de Jove en la que se debe empezar a trabajar «lo antes posible». El secretario gijonés ha defendido que la posibilidad de enfocarse en Aboño «no va de trasladar un problema de Gijón a Carreño», sino que también puede ayudar a regenerar a la propia zona de Aboño, un área tradicionalmente industrial. El único problema que habría que afrontar es el ya importante volumen de tráfico de camiones que maneja esta zona. Y ha admitido, eso sí, que la alternativa en superficie que había diseñado el Ministerio para Jove «no tenía sentido» e iba a convertirse en una nueva «cicatriz» en un barrio ya dividido.