Miles de seguidores asturianos se congregan frente al escenario principal de Metrópoli para ver a su ídolo
El fino orbayu que amenazaba la noche no frenó a los seguidores de Loquillo. Con las gargantas preparadas para vociferar los himnos del cantante de El Clot, nadie se rajó aunque comenzase a caer alguna que otra gota. Loquillo no decepcionó. Con una puntualidad casi inglesa, un redoble de tambor, como quien llama al ejército, recibió al cangante y su troupe. Los fans, algunos con el pájaro loco tatuado en el brazo, hirvieron.
Comenzó el concierto con “Los buscadores”, un tema escrito por Luis Alberto de Cuenca y con el que empieza los conciertos desde 2019. Un tema que no es solo una canción, sino una declaración de intenciones. “Pues somos vinos de una misma, vikingos leales a su Clan, Samurais de idéntico linaje, caballeros buscando el Santo Grial”.
“Los buscadores” están llenos de referencias literarias, aventuras piratas. En sus líneas se esconde la inspiración de la película “Centauros del desierto”, dirigida por John Ford y protagonizada por John Wayne. Dice Loquillo que “es una canción que busca la verdad de cada uno, y es algo que nos define a la perfección. Es un fiel reflejo de lo que soy». No podía ser menos.
El catalán, con más de media vida encima de los escenarios, no ha perdido frescura ni actitud. Tal vez ese sea su secreto. Se le nota disfrutando de cada tema, cómplice sobre las tablas con su equipo y un público que le adora. El paso de los años le ha ido madurando la voz, pero manteniendo la esencia de la fuerza de su rock and roll. Ayer, los que estuvieron en Metrópoli, pudieron dar fe.