En las últimas semanas he visto demasiadas bicis por las aceras de mi barrio y muchos patinetes saltándose semáforos en rojo
¿Por qué tenemos que seguir apartándonos en las aceras del paso de bicicletas y, ahora, también patinetes?
Durante años no ha sido fácil ni seguro moverse en bici por Gijón. Las ciudades trazadas en los años del “desarrollismo”, se dibujaron para los coches y eso obligó durante años a que cada cual realizase itinerarios personales que incluían aceras, parques, arcenes, saltarse semáforos en rojo y hasta usar direcciones prohibidas.
Años más tarde llegaron los primeros carriles bici. Solían ser tramos sin origen ni destino que metían las bicis por aceras, en muchos casos estrechas y llenas de árboles. Unos recorridos en los que los peatones convivieron con el riesgo que suponen las dos ruedas.
Estamos en 2020 y la mayoría de ayuntamientos tienen en marcha planes de movilidad en los que la convivencia de los peatones, las bicicletas y los nuevos medios de transporte como el patinete es el objetivo estrella. Es cierto que los carriles bici ya no son, en general, espacios compartidos con las aceras. Los espacios habilitados para estos transportes son cada vez menos invasivos del ámbito peatonal y ambos espacios quedan perfectamente delimitados.
Mi pregunta es: si las líneas delimitan los espacios destinados a cada uso ¿Por qué tenemos que seguir apartándonos en las aceras del paso de bicicletas y, ahora, también patinetes? Vale que en este último caso, hasta ahora, no existía una regulación clara ya que el patinete ha pasado de ser un regalo para niños a un medio de transporte urbano que alcanza velocidades de hasta 40 kilómetros por hora y puede costar más de 500 euros (¡Gensanta!, que diría el gran Forges). Pero lo de las bicis, o mejor dicho, las personas que utilizan las aceras para circular en sus bicicletas no tiene un pase.
«Todos tenemos cabida en las ciudades pero cada uno en sitio«
Y me dirán que no es habitual y yo les diré que es cierto. Pero también afirmó que en las últimas semanas he visto demasiadas bicis por las aceras de mi barrio y muchos patinetes saltándose semáforos en rojo.
De la acera, a la carretera; el sitio de las bicis o de los nuevos transportes no está donde esté el peatón. Y si no somos capaces de hacerlo por ciudadanía, la Dirección General de Tráfico nos lo dejará claro a partir del próximo año.
La DGT es consciente de la transformación que está sufriendo la movilidad urbana con la llegada de vehículos de movilidad personal, patinetes, segways, hoverboards… vehículos a lo que se suma un aumento del uso de la bicicleta.
Por eso, la segunda gran medida que va a poner en marcha, junto con la reducción del límite de velocidad a 30 km/h, es la de regular los Vehículos de Movilidad Personal (VMP). No podrán circular por las aceras ni por las vías interurbanas y tampoco podrán superar los 25 km/h de velocidad. Además, tendrán la consideración de vehículos, por lo que sus conductores tendrán que cumplir las mismas normas que el resto de conductores: respetar los semáforos, pasos de peatones, no usar el móvil, no beber alcohol o consumir drogas, no utilizar auriculares…Todos tenemos cabida en las ciudades pero cada uno en sitio.
Cada año mueren en España más de 300 personas que se desplazaban caminando por las aceras. Creo que sobran los argumentos para saber de quién son las aceras y de quién las carreteras.
Nacho Poncela es periodista y colaborador de miGijón