Satse (Sindicato de Enfermería) ha denunciado este martes que más de 450 camas cerrarán en los hospitales asturianos durante este verano, según las previsiones estivales de los distintos centros hospitalarios del Servicio de Salud del Principado de Asturias, Sespa.
A través de nota de prensa han alertado de que estos cierres pueden conllevar, entre otras consecuencias, el aumento de las listas de espera, tanto médicas como quirúrgicas, así como altas precipitadas y la acumulación de pacientes en urgencias, más aún ante las circunstancias especialmente complejas vividas desde el inicio de la pandemia.
La mayoría de los cierres programados se producirán de forma progresiva, han indicado. «Ya han comenzado a lo largo del mes de junio y se prolongarán hasta agosto, para ir recuperando después poco a poco la actividad habitual. Los cierres estimados para este verano suponen en torno al 17 por ciento de las camas con las que cuenta en total la red pública de hospitales asturianos», han señalado.
El área sanitaria con más cierres es el Área IV, con cerca de 300 camas menos entre el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y el Hospital Monte Naranco, seguido de las 56 camas del Área sanitaria V o las 50 del Área VIII.
Superando la «barrera» de las 400 camas
La previsión para este año -es una cifra aproximada que podría no ser definitiva, teniendo en cuenta además que hay áreas sanitarias que aún no han concretado sus datos finales- es algo superior a la de 2020, cuando entre cierre de camas en plantas limpias y aquellas unidades que se bloquearon para su uso ante un posible aumento de casos COVID la reducción prevista fue de unas 400. En los veranos anteriores nunca se había sobrepasado la barrera de los cuatro centenares.
Desde el Sindicato de Enfermería denuncian que los cierres se deben a «una decisión tomada con criterios economicistas, en la que prima el ahorro y se deja en segundo lugar al usuario, sus necesidades y la calidad asistencial».
Los cierres estivales también suponen en muchas ocasiones el aumento de pacientes desplazados dentro del hospital que tienen que ser atendidos en unidades que no se corresponden con su patología, con el consiguiente riesgo añadido.
En algunos hospitales asturianos, han explicado, se está extendiendo otra modalidad para rebajar la actividad durante el verano sin cerrar unidades de ingreso completas: se bloquea un número determinado de camas en las diferentes plantas de ingreso.
«Así opera, por ejemplo, el Hospital San Agustín, de Avilés, y el HUCA, que este año no cierra ninguna unidad totalmente. En lugar de suponer una ventaja, esta medida es un contratiempo añadido para la enfermería, puesto que en esas unidades que permanecen abiertas pero con menor actividad se reduce el número de enfermeras y de ser necesario el ingreso de más pacientes, el incremento va a ser asumido por los mismos profesionales, con mayor volumen de trabajo para ellos», han criticado.