Luis Miguel Piñera y Paco Prendes son dos de las personas que han facilitado la conservación de nuestro ayer, tejiendo con maestría palabras para no perder nuestro hoy
No soy amigo de Luis Piñera, pocas veces hemos compartido charlas y reuniones, menos, actividades de ocio, más allá de escucharle y, al hacerlo, disfrutar mientras aprendes. Por lo tanto, no se puede entender este artículo como texto de parte, más bien como una reflexión sobre la persona que, con amor al saber y a su ciudad, hace más fácil contemplar el presente recordando el pasado.
Durante la última semana, la Sociedad Cultural Gijonesa y el Ateneo Obrero han registrado la propuesta para nombrar a Luis Miguel Piñera Entrialgo Cronista Oficial de nuestra villa, cargo desempeñado desde hace mucho tiempo, de manera oficiosa. En lo referido a cronistas, me doy cuenta la suerte de Xixón por no haber tenido vacante ese cargo, oficioso, pues, de manera continuada, no han faltado personas que investigaron y divulgaron nuestro pasado, que recopilaron datos para no perder nuestro futuro, que conservaron sabiduría, a pesar de que el cargo, este sí, oficial, que no oficioso, haya estado vacante tras el fallecimiento de Patricio Adúriz, en 1992.
Luis Miguel Piñera y Paco Prendes son dos de las personas que han facilitado la conservación de nuestro ayer, tejiendo con maestría palabras para no perder nuestro hoy, plantando semillas de conocimiento con la finalidad de una mejor cosecha en el mañana. Personas con vocación de ciudad, con sabiduría y humildad, con humor inteligente, con carácter gijonés, las cuales contribuyeron, allá donde estuviesen, a desempolvar la Historia y defender el presente, criticándolo, cuando hacía falta, pero conservándolo, como gran patrimonio colectivo de los y las gijonesas de hoy y de mañana. Dos personas admiradas desde mi acercamiento a sus textos y, sobre todo, respetadas por su mirada, haciéndome reflexionar sobre muchos aspectos vitales, ideológicos y de sentimientos. En 2020 y 2019, cuando recibieron los merecidísimos homenajes: Hijo Predilecto, Paco, y Medalla de Plata, Luismi, todos los que valoramos el saber y la ciudad, el compromiso y la entrega, el disfrute del conocimiento, la docencia no reglada, sino compartida, sentimos que pocas personas tenían en su haber más méritos para la consecución de tales distinciones. Referentes de Xixón, hicieron de sus palabras, fotografías de lugares, personas o ambientes, de sus opiniones, espacios para nuestras propias reflexiones, de sus investigaciones, conocimiento. Los dos forman parte importante de la configuración, siempre inacabada, de una ciudad, la nuestra, compuesta no solo de edificios o calles, de plazas o parques, sino que su dibujo más profundo, más duradero, lo provoca un lápiz inacabado de personas, que, de manera cambiante, colorean y dan brillo a los municipios.
Luis y Paco, íntimamente entroncados en la cultura local, convivientes con el asociacionismo, con el tejido cercano a la ciudadanía, entendieron y entienden la proximidad como elemento básico para seguir dibujando Xixón, pues trazar líneas a mano alzada, demasiado elevada del papel, dificulta el grafismo y provoca enormes equivocaciones. Piñera y Prendes – este último nos ha dejado hace unos años, pero es necesario y de justicia el uso del tiempo presente, pues el hoy sería distinto sin su impronta – son dos personas pegadas a la calle, pegadas a lo que hace Gijón diferente: la gran actividad social existente. Una actividad compartida, una carrera de relevos, donde el testigo pasa de mano en mano, en una construcción colectiva de trabajo continuado, y siempre inacabado, que provoca, con gran poder irrigador, el esparcimiento de nutrientes intelectuales, siempre necesarios para formar ciudadanía. El espíritu crítico de esta ciudad se construyó, o mejor dicho se mantuvo, por personas con la capacidad, valentía y actitud para luchar por ello en momentos muy complejos de la vida de Gijón, y lo hicieron armados intelectualmente de la sabiduría y el componente didáctico, básicos para provocar reflexiones en una sociedad de la inmediatez, donde los titulares se convierten en noticia, Facebook en periódico, Instragam se llena de fotoperiodistas, y Tiktok es una sala común de bailes individuales. Ante este bombardeo del ya y el ahora, han existido siempre personas, como las dos nombradas, cocineras de la calma en su plasmación de la ciudad, haciéndolo de manera entretenida, amena, incluyendo en su narrativa las preguntas y las pistas para descubrir respuestas. A través de sus palabras enlazadas, hilvanadas con cariño hacia lo contado, logran divulgar la sucesión de noticias, actos y hechos, provocando una ingente cadena comunitaria de voces y letras grabadas que configuran, gracias al papel activo como sociedad, nuestro yo como parte de un todo
García Márquez describía la crónica como un cuento que es verdad. Puede que sea así. El cronista más aséptico no deja de usar las palabras con el fin de conservar y divulgar, pero también debe, con ellas, provocar, a quien lo lee, sentimientos, ambientes, momentos… en un testimonio embalsamador de lo ocurrido, y, además, tiene la obligación de ser interesante en su narrativa, pues ese interés despertará la necesidad del saber. A pesar del pensamiento propio, debe llevar la crónica de lo acontecido de la forma menos ideológica posible (pobre del carente de ideología conformando su mirada) provocando el disfrute de la lectura, y dejando migas de inquietudes para permitir la necesaria prolongación del conocimiento. Luismi ha demostrado la posesión enorme de mimbres para ello, pues nos tiene acostumbrados, desde hace mucho tiempo, a la realización de imágenes a través de la escritura, a su poder divulgativo y pedagógico envuelto en su sencillez, a su capacidad de narrar, de contar, de decir, de mostrar, el ayer, el hoy y el mañana, usando para ello las grandes y las pequeñas cosas ocurridas en nuestra villa marinera. Con su carácter afable, cercano, con cara de bondad infinita y sonrisa facilona, quien se acerca a él, encontrará un espacio tremendamente cómodo, no solo por su forma de ser, sino por su conversación amena, sencilla, cargada de recuerdos, de conocimiento hablado sin ningún aire de superioridad, sino provisto de la naturalidad que da el disfrute de enseñar. Su escritura, a veces alocada, siempre didáctica, su investigación repleta, en mi imaginario, de papeles recorriendo caóticamente su mesa, su capacidad de plasmación de sentimiento en cada palabra, haría de Luis Miguel Piñera Entrialgo un excelente Cronista Oficial, que no oficioso, eso hace años que lo es. Para alguien que siente Xixón como parte inseparable de su yo, tener a Luismi en tal puesto, no remunerado económicamente, pero de gran importancia municipal, sería tener la seguridad del buen recaudo en el que se hallaría el patrimonio gijonés, con la gran posibilidad de crecimiento y enriquecimiento gracias a su trabajo.
Como puede entenderse de este texto, agradezco al Ateneo y la Cultural su petición y propuesta, pues, de materializarse, la ciudad estaría tremendamente orgullosa de su cronista oficial, que no oficioso. De eso, ya lo estamos.