Satisfecho por la victoria cosechada, aunque consciente de que todavía quedan muchas batallas por librar, el presidente de la FAV reflexiona sobre las implicaciones de lo logrado y los retos del futuro para Gijón
Son días de júbilo en la Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón (FAV). Desde que, a principios de la semana pasada, el presidente del Principado, Adrián Barbón, sentenciase que el proyecto de la empresa Proyectos de Economía Circular (PRECO) para construir una planta de pirólisis en terrenos de El Musel no cumple con la normativa medioambiental vigente, sintetizada en el Plan Estratégico de Residuos del Principado (PERPA), entre los integrantes del ente que aglutina a casi todos los colectivos de vecinos del municipio se ha incrustado una merecida sensación de triunfo contra la adversidad, de victoria de David sobre Goliat, y de confirmación de que, a la postre, el clamor de los ciudadanos de a pie puede llegar a cambiar las cosas. No obstante, y aun impregnado de parte de esa alegría, su presidente, Manuel Cañete Pantoja (Mieres, 1960) no renuncia a la prudencia. Este veterano guerrero social, curtido por años de lucha en las palestras sindical y vecinal, no se lleva a engaño: aún es mucho, y muy árido, lo que queda por hacer. Sin embargo, incluso él reconoce que el escenario ha cambiado. Lo conseguido da alas y energía a un movimiento en franca decadencia en otros muchos lugares de España, pero que en Gijón ha probado seguir muy vivo y sólido. Algo necesario para presentar liza a los múltiples retos pendientes antes que la ciudad sea realmente, reflexiona Cañete con miGijón, aquella que sus habitantes reclaman, merecen y necesitan.
Ha sido una batalla larga, y dicen que las victorias saben mejor después de ellas. En su caso, y a título puramente particular, ¿cómo se siente tras el anuncio de la aparente inviabilidad de la planta en El Musel?
Personalmente, muy bien. De alguna manera simboliza que pelear vale para algo. Y esto es importante porque, normalmente, en los conflictos de la sociedad civil no es la sensación que se tiene. Es fácil percibir que siempre se suceden las derrotas. Por ese lado, y aunque sea de forma momentánea, es una alegría.
¿Cree que la sociedad gijonesa y, en general, asturiana y española lo entenderá de ese modo?
Creo que sí. Este mismo miércoles, después de acudir al entierro de mi compañero Aníbal Vázquez en Mieres, fui a una charla a Langreo, en la que se hablaba del movimiento vecinal y de los sinsabores que entraña. Y, precisamente, puse esto como ejemplo de lo contrario. Es verdad que muchos vecinos lo están relatando como un triunfo sin serlo, porque al tema aún le quedan vueltas; estas empresas, como PRECO, no cejan en sus empeños. Pero también opino que lo que hemos logrado es algo significativo. Normalmente vamos sumando cansancio, trabajos de los que nunca ves frutos… Pero, en esta ocasión, ha sido una victoria de la presión vecinal, y eso también se entiende así. Ojo, a ello ha ayudado que las fuerzas políticas gijonesas han sabido ponerse donde tenía, y les ha importado el interés social y de la ciudad por encima del puramente económico. Y esto es importante.
Ya ha trasladado su impresión personal, pero… ¿Y el ánimo de los vecinos? ¿Lo ven como el final de esa liza tan dilatada en el tiempo?
No las tenemos todas con nosotros. Y no se engañan. Es una victoria, pero también es un tanto por ciento muy pequeño de todo lo que tenemos pendiente. Aparte, está la reflexión general de que haya hecho falta llegar a esto, cuando se supone que la Administración está para velar porque no se tensen las cuerdas, y no para buscar conflictos con los ciudadanos. Sabiendo que hay una normativa que impide la construcción de una planta así, ¿para qué se pone este proceso en marcha? Llevamos dos años peleando contra algo que sería ilegal. ¿Qué ha hecho la Administración? Bien, valoramos positivamente que el presidente del Principado, Adrián Barbón, se posicionase diciendo que no es viable, y que las fuerzas políticas se hayan negado a la posibilidad de que se instalase, pero eso no significa que no sea normal que hayamos llegado a donde hemos llegado. Además, no olvidemos que hemos consumido tiempo, hechos padecido sinsabores, hemos perdido horas de sueño… Y nos ha costado un dinero a los vecinos. La ‘pancartona’ que colgamos en El Muselín no fue gratis, ni los dípticos, ni las movilizaciones, ni el viaje a Oviedo para registrar las firmas… Evito decir que hemos estado recogiendo firmas en días en que podríamos haber estado en la playa, o en los que llovía. Hay que exigir seriedad. Así que entiendo que, ahora, todo el mundo se eche las manos a la cabeza.
Ha mencionado a Barbón, dirigente al que solicitaron varias veces un encuentro para exponer sus preocupaciones que, sin embargo, aún no se ha producido. ¿Cuál es su valoración de la gestión que ha hecho el presidente del Principado?
Desacertada completamente. Efectivamente, nosotros pedimos en dos ocasiones una reunión con él, con todo el respeto, para poder transmitirle nuestra preocupación, y lo hemos pedido de nuevo; no vamos a cejar en ello. Lo hacen los ganaderos, quienes tiene problemas con una carretera, los enfermos crónicos, la gente con movilidad reducida… Lo hace todo el mundo, e intentan recibirles. A nosotros no, y eso indica una de dos cosas: o que estaban haciendo algo que sabían que no gustaba, o que incurrían en un menosprecio que, espero, no sea la razón. De todos modos, es preocupante que prácticamente desde un principio las fuerzas políticas de Gijón, salvo el PP, pero incluso con el PSOE local, se posicionasen en contra, y que no encontrasen un hueco en la agenda de Adrián Barbón. Francamente, me parece un error, y no nos pareció bien. Todavía hoy esperamos que transmita claramente claramente «Señores, esta empresa no va a estar en Gijón». A partir de ahí, habrá que empezar a trabajar en un futuro realmente sostenible para el tema de los plásticos.
De todos modos, el de la planta de pirólisis es un tema que tiene una segunda cara, no exenta de preocupación: la de los posibles puestos de trabajo que no llegarán a crearse…
Es cierto, y claro que eso ha generado dudas. Siempre estamos en esa dicotomía de salud y trabajo, o medio ambiente y trabajo. Hace poco, en la FAV proyectamos el cortometraje ‘Ventanas’, que plantea este problema. Está hecho en el País Vasco, ambientado en una refinería de petróleo, y narra el conflicto de los habitantes que se hallan en ese entorno tan contaminante y, a la vez, el problema de que es su sustento. Eso lo podríamos trasladar aquí, pero es que hoy en día no cabe plantearse esas cosas. No puede haber una separación entre salud e industria. La industria debe ser saludable. Al menos, en Europa; en Asia y en África, desgraciadamente, aún siguen trabajando en condiciones realmente penosas, pero aquí no. La industria, per sé, no es una panacea, es un modo de riqueza, pero genera tanta riqueza como la asistencia social, o la limpieza de calles. Pensemos, por ejemplo, en que España es un país de turismo. Habrá que apostar por un turismo de calidad y sostenible. ¿Asturias tiene potestad para tener una industria sostenible, verde y azul? Muchísima. La prueba está en la Milla del Conocimiento. La otra espada la tenemos justo en el oeste, pero Arcelor tiene que hacer la transición ecológica ya. Se están poniendo encima de la mesa muchísimos millones de euros para eso, y Arcelor, sin esa transición, no tiene futuro. Y no deja de ser curioso que ahora la idea no sea si Arcelor tiene futuro si no la molestamos, sino que lo tendrá si transiciona. En esa línea estratégica estamos los vecinos.
En cualquier caso, ¿lo ocurrido con la planta les deja a ustedes tranquilos por ese frente?
No. La empresa ha reaccionado inmediatamente; entendemos que pida que se le dé otra ubicación. Detrás de todo esto subyace un debate por hacer, similar al que hay en torno a COGERSA, que es qué hacemos con nuestra basura. Ahora sabemos que se va a incrementar la quema de materiales en las cementeras. Hay que incidir más en el reciclaje y en la raíz del problema. Y el de la generación de plásticos es inasumible ya. Por otro lado, el proceso está abierto; las alegaciones siguen ahí. Esperemos que hasta el propio Principado alegue contra la propuesta de PERCO, porque se entiende como algo lógico. Por nuestra parte, vamos a pedir al Ayuntamiento que haga una alegación seria y rigurosa en relación al famoso PERPA, y la FAV alegará cuando llegue el momento. Ya hemos solicitado reuniones con todas las fuerzas políticas. Sin ir más lejos, el 20 de noviembre tendremos la primera, con Covadonga Tomé.
Lograda la paralización del proyecto de la pirólisis en El Musel, ¿cuál es su siguiente batalla?
En realidad, la batalla no ha terminado, y tenemos que continuarla. El problema de la contaminación en Gijón sigue ahí, no ha acabado. Hace pocos días trasladamos al concejal de Medio Ambiente, Rodrigo Pintueles, toda la situación que hay no sólo en la zona oeste, sino en toda la ciudad. Y no hace tanto que conocíamos los datos de contaminantes; esto es importante. Son unos resultados inasumibles, tanto por las emisiones industriales como por las de movilidad. El año pasado, en enero, tuvimos un montón de días de aplicación de los protocolos frente a la contaminación ambiental. Por algo es. Hay una emisión inaceptable, y se cuentan por miles los vecinos que no pueden abrir las ventanas de sus casas todos los días. Ojo, ya no es sólo por el malestar de los olores, sino por la basura que les entra. Y hay quienes se están yendo de allí. Estadísticamente, está comprobado que son las viviendas de rentas más bajas de Gijón, y es curioso. El nivel de alergias y de problemas se dispara, aparte de la insalubridad del espacio. Luego está la contaminación de los ríos, del subsuelo… En fin, que tenemos muchas vías abiertas, las mismas que teníamos, y vamos a seguir trabajando. Sin olvidarnos de las otras luchas que sostenemos, como la de la defensa de la sanidad pública y contra la deriva que está cogiendo.
Ya que menciona al edil Puntueles, en las últimas semanas no han escaseado los balances de los primeros cien días de mandato, tanto por parte del Gobierno como de los partidos de la oposición. Desde la FAV, ¿cuál es su valoración de estos meses iniciales de la legislatura local?
Sólo puedo decir una cosa: han cumplido aquello que prometieron a sus votantes más conservadores, aquello por lo que se movilizaron en la calle contra cosas sensatas. Han reabierto la plaza de toros, un hecho que va contra algo tan natural como la protección animal. Es algo tan curioso porque, no lol olvidemos, tenemos una concejalía de Bienestar Animal; no sé lo que pensarán que es un toro… Y no tiene nada que ver con la cultura. De hecho, mucha de la gente que se mueve en el mundo del toreo demuestra poca sensibilidad por la cultura. También han cambiado el Muro, han quitado los bolardos de las entradas de los colegios… Aparte, claro, de todo el tema de EMTUSA y EMULSA, que antes o después iba a saltar. Aún no se hay reunido el Consejo de Movilidad… De hecho, la única concejalía que sé que ha hecho consejos es la de Medio Ambiente, pero nada de Movilidad, del Consejo de Distritos, del de Bienestar Animal… Y estamos a mediados de noviembre, a punto de cerrar el año y el presupuesto. Así que mi impresión es que estamos todavía en un inicio de mandato muy lento. Esperemos que se pongan las pilas y empiecen a trabajar.
«Si queremos una convivencia pacífica, esto no puede ser Magaluf; ese modelo es un fracaso. Debemos tener voz sobre el modelo de ciudad que queremos»
Quizá esas demoras que señala respondan a las recientes tensiones fruto de la expulsión de Vox del Ejecutivo, de la presidencia de Divertia, del caso de Oliver Suárez…
Sobre ese asunto, el tema de Suárez le da a Moriyón las armas para seguir manteniendo una mayoría absoluta. Ahora bien, desde mi punto de pista personal, como Manuel Cañete, no cabe duda de que esto es lo que se considera un tránsfuga. Está en un partido, no deja el escaño y se va al grupo mixto, pero le da números al Gobierno. Este hombre no ha cambiado de parecer, no puede ser que de un día para otro deje de pensar lo que pensaba. Si tenía una ideología determinada, como era la de Vox, que llegó a censurar alguna obra de teatro por primera vez en la historia del Jovellanos, o que quería modificar el FICX, no entiendo que vaya a cambiar ahora, a menos que desde Alcaldía puedan dirigirlo. Y espero que lo consigan.
Fuera de escena puramente política, y a tenor de las necesidades que le trasmiten las distintas asociaciones vecinales encuadradas en la FAV, ¿cuáles los las cuestiones más urgentes a atender en Gijón en el momento presente?
Si hablo sólo de la FAV, la gran tarea pendiente es poner en marcha los modelos de participación, abrirlos al diálogo. Sin ir más lejos, nos hemos entrevistado con la concejala de Seguridad, Nuria Bravo, por los gravísimos acontecimientos que ocurrieron en Fomento el fin de semana pasado. Eso requiere abrir un debate sereno, pero ya. Todavía no nos han llamado para hablar del modelo de ciudad, de fiestas y demás, pero ya hemos visto declaraciones de una parte de la hostelería, representada por OTEA. Eso, insisto, por que respecta a la FAV. A nivel del ciudadano de a pie, la petición es normalizar y empezar a ver cosas que pongan la ciudad en el siglo XXI. Tenemos demasiados atrasos, y en 2023 Gijón se mueve lastrado por los mismos problemas del siglo pasado: el vial de Jove, el Metrotrén, el estado de las aguas y de los ríos… El Piles, sin ir más lejos. Es imposible hablar de renaturalización si no logramos que baje limpio, y eso requiere grandes reformas para acabar con los vertidos. Los arbolitos y los patos ya llegarán en una segunda fase. En el día a día vecinal también se habla de los parques, del debate sobre qué ciudad queremos, y la cuestión del espacio público. Hay una propuesta de la hostelería pata la ampliación de eventos, pero nosotros queremos ser partícipes de qué es lo que se pretende. ¿Hacer espacios invivibles, como fue el Carmen, o como son Cimavilla y Fomento? Esta es una preocupación fundamental.
Ya que menciona la cuestión de la seguridad, e inevitablemente la muerte de José Antonio Justel, ocurrida el 11 de este mes tras recibir una paliza a la salida de un pub de Fomento… ¿Nota que ese crimen haya despertado un temor general entre los habitantes de la zona, como apuntaba hace pocos días la presidenta de la Asociación de Vecinos ‘Jovellanos’?
Por mi parte, no me gustaron nada las palabras de José Almeida, presidente de OTEA. Vino a decir que el suceso no ocurrió en el local, sino en la calle. Eso de quitarse el muerto de encima… Hay un problema asociado al ocio nocturno, y eso es innegable. Lo que pasó ocurre en la calle porque a los autores de la muerte de Justel los echan del local donde empieza la pelea. Y, ojo, no se trata de eliminar esa clase de ocio, sino de tomar medidas que den garantías a unos y a otros. El de estos días ha sido tremendo, porque acabó en un desenlace mortal, pero no se puede salir en la prensa desentendiéndose de la cuestión. La hostelería tiene que empezar a pensar en qué ocurre en sus establecimientos. Si no, seguiremos sacando el problema fuera, y que se apañen la Policía Nacional y la Local.
Sí, pero, a su juicio, ¿por dónde pasarían las posibles soluciones? Porque es un debate largamente sostenido…
Habrá que estudiar nuevos protocolos, procedimientos de cómo actuar ante determinadas situaciones, asegurarse de que la primera reacción sea llamar a las autoridades, controlar a quiénes se pone de vigilantes en las puertas… Sobre todo, si esa seguridad la forman personas contratadas sólo por su aspecto físico, o si son profesionales de verdad. Y luego, un tema paralelo: lo datos que se conocen sobre consumo de alcohol y drogas en menores. Es algo está aumentando significativamente, que hasta la Policía dice, pero que se está banalizando. Por no hablar de los horarios… No tienen por qué darse más conflictos porque el horario sea el que es, cierto, pero si queremos una convivencia pacífica, esto no puede ser Magaluf. Magaluf ha demostrado ser un fracaso; es un modelo que no deberíamos tener aquí. Y resulta que en Gijón es fácil conseguir una licencia de after en un espacio urbano. Es anormal. En la FAV acumulamos quejas por meadas en los portales, por la presencia de gente tumbada en la puerta… Estas cosas hacen los barrios invivibles.
Nos acercamos al cambio de año. Como presidente de la FAV, pero también como vecino de Gijón, ¿qué buenos deseos le pide a 2024?
Aciertos, independientemente de quien gobierne. Y los aciertos pasan por abrir diálogos y que Gijón sea de todos. Aunque seamos la FAV, es potestad del Ayuntamiento buscar los mayores consensos posibles, y esto es fundamental. Pero, sobre todo, confío en que se esclarezcan todos esos conflictos de los que hablaba antes. Me parece un fracaso que el tema de EMULSA acabe echando la porquería debajo de las alfombras, y nunca mejor dicho, ya que hablamos de la empresa de limpieza. Están tapando el problema, y hay que aclararlo; es la única forma de poner en valor la acción política, y de defender a los trabajadores. Lo que no puede ser es que, como parece que ocurre, a la hora de pedir explicaciones la gente mire a los empleados, pero no a los gestores.
¿Y alberga esperanzas al respecto?
Somos firmes defensores de la participación, de que se abran todos los diálogos posibles en la ciudad, porque somos muy activos. Ya no es que haya una separación entre ciudadanos y Gobierno, como si los que forman el segundo fuesen unos iluminados. Somos las mismas personas, los representantes políticos han salido de aquí, del pueblo. La razón de Estado no puede ser la herramienta fundamental de gobernanza. Esa razón se busca, precisamente, razonando y dialogando mediante el modelo de mayorías. Ese debate de si se está gobernando con un edil tránsfuga, o no, no nace de ninguna duda. Es un concejal que abandona un partido y sigue con su acta. Y quiero aclarar otra cosa: la alcaldesa dice que fue elegido, pero la gente vota a los partidos, no a las personas. Esto debemos sentarlo bien. A veces, puede haber una persona a la que realmente vota la gente por ser quien es, pero normalmente votamos una lista cerrada. Luego el señor Oliver Suárez es votado porque se presenta por Vox, así que Moriyón no puede negar que está gobernando con un edil que estaba en un partido de la ultraderecha. Deberíamos sentarnos todos a meditas sobre todas esas cosas.