ENTREVISTA CON EL CONSEJERO DE MEDIO RURAL DEL PRINCIPADO
Ley de la Cadena Alimentaria: «Hay que denunciar cualquier irregularidad en el momento en que el ciudadano o el productor tenga conocimiento de ella»
«¿Quién iba a pensar que Asturias necesitaría ayudas por sequía hace 20 años? Las realidades cambian y es necesario adaptarse»
La semana pasada, los tractores tomaban la capital de Asturias durante 24 horas. El fin de la movilización de Oviedo, organizada por los sindicatos agroganaderos USAGA y URA, llegaba tras varias horas de reunión con el consejero de Medio Rural y Política Agraria del Principado, Marcelino Marcos. De este encuentro salieron varios acuerdos, como la creación de una mesa de seguimiento para revisar normativas ganaderas, la agilización de los controles de la PAC o que el Principado tramitará una instrucción técnica ambiental para las estabulaciones de bovino. El consejero describe este viernes para miGijón los últimos avances políticos en el campo asturiano.
El ministro de Agricultura, Luis Planas, defendía esta semana que la ley de la Cadena Alimentaria «funciona». Esta medida impide que los agricultores y ganaderos vendan sus productos por debajo del costo de producción. Sin embargo, el sector denuncia que aún se ven obligados a vender a pérdida. ¿Cómo está la situación en el Principado?
Es importante destacar que el papel fundamental de esta ley recae en el gobierno central, aunque hay comunidades, como la nuestra, que pueden contribuir;, mientras que otras, como la valenciana, pueden no hacerlo, lo cual no es reprochable. En Asturias se suelen llevar a cabo inspecciones puntuales, pero el mensaje principal transmitido por el ministerio es la importancia de denunciar cualquier irregularidad en el momento en que el ciudadano o el productor tenga conocimiento de ella. Esto es crucial para que los mecanismos administrativos puedan ponerse en marcha. El camino a seguir implica aumentar las inspecciones y hacer cumplir la ley aprobada en 2021.
¿Qué balance hace de las movilizaciones y acuerdos alcanzados con los agricultores y ganaderos en la región?
No cabe duda de que el hecho de que haya elecciones al Parlamento Europeo implica que es el momento adecuado para cualquier tipo de reivindicación. En segundo lugar, es necesario analizar si hay razones para este tipo de movilizaciones. En tercer lugar, es importante definir hacia dónde deben dirigirse. Cuando el sector experimenta malestar, lógicamente se dirige a quien tiene más cerca, a quien debe representarlo y defenderlo. No todas las comunidades tenemos las mismas problemáticas ni la situación del sector es la misma, lo que implica que a la hora de valorar las exigencias no sean las mismas. Sin embargo, sí hay asuntos que compartimos. En este caso, este gobierno regional comparte con las organizaciones sindicales algunos aspectos que no son competencia nuestra y con los que no estamos de acuerdo, como la forma en que se viene gestionando y obligando a los países a aplicar medidas desde la Comisión Europea.
Uno de los grandes caballos de batalla del sector es la burocracia.
Llevamos unos años luchando contra ella. Dentro de nuestras competencias, podemos hacer las cosas con el mismo rigor y transparencia o reducir el papeleo. El cuaderno digital es un ejemplo, pero no es solo eso. Se trata de determinar qué información quiere Europa que el sector aporte en el cuaderno digital y a quién se le exige. Las exigencias deben ser moduladas. Igual que con el acero hace unos cuantos años, estábamos en un momento de reconversión y la transición debe ser justa, pautada y pactada. Ahora es lo mismo. No puedes plantear un nivel de exigencia que el sector no sea capaz de asumir. Estamos de acuerdo en que el camino es avanzar hacia una mejora medioambiental y productos saludables, pero hay que pactarlo con el sector y hacerlo de manera programada.
El problema surge cuando en Europa se cree que la realidad es la misma en todos los lugares y se exige lo mismo en unos sitios que en otros, cuando los territorios son distintos incluso dentro de los países. Se debe hacer un planteamiento y, a partir de ahí, dar potestad a los estados para que diferencien unos territorios de otros. La cornisa cantábrica no tiene nada que ver con zonas de Extremadura y Castilla-La Mancha. Le cuesta mucho al sector y a mí también entender las exigencias del barbecho. Puedo entender que en Extremadura haya, pero ¿aquí?
Parece que la dinámica viene y va, que Europa da un paso atrás y luego dos hacia delante.
Se traslada un mensaje de que se recula, pero de repente se sacan de la manga cosas, como por ejemplo, que tiene que haber unos cultivos de variedades que absorban nitrógeno. Y yo pienso, espérate que todavía los agricultores van a tener que cultivar productos que no son rentables aquí, como guisantes o lentejas. Quiero decir que hay que darse cuenta de que la realidad es diferente en los territorios. Ocurría lo mismo con los fertilizantes, hay que aplicar el sentido común.
El campo español denuncia no jugar “con las mismas reglas” que otros países que importan sus productos sin someterlos a los mismos controles.
Deben aplicarse cláusulas espejo. Esto mismo ocurrió con el acero cuando el presidente Javier Fernández exigía que realmente el material que venía del exterior cumpliera unos parámetros similares y condiciones como los que se exigen en Europa. Hablamos de una competencia desleal que afecta a todos. No puede ser que entren productos a precios irrisorios que no cumplen condiciones medioambientales ni sociolaborales. Si añadimos a esto que la realidad no es la misma. Por ejemplo, Francia no bonifica el gasoil agrícola, España sí. Y dentro del país, la situación no es la misma en Asturias que en otras comunidades. Nosotros con incremento de precios habilitamos en diciembre ayudas a la sequía y en otras regiones no y tuvieron que conformarse con las ayudas del ministerio.
Es el momento de reivindicar, pero la diana se tiene que dirigir a donde se quiere dirigir. Siempre hemos sido un gobierno dialogante. Personalmente he tenido una trayectoria como alcalde, portavoz, diputado… Por mi parte, no va a quedar. Sobre todo, sin imposturas, no tengo ningún pudor en reconocer si me equivoco. Siempre me he caracterizado por eso. Y quiero que hablemos de cosas que se pueden hacer, no de generalidades.
La diana que menciona es Europa.
Allí hay un gran desconocimiento de las particularidades del campo en cada región. Muchas decisiones que se toman en Europa tienen una trascendencia que fuerza y condiciona a los países y a las comunidades. Es importante reconocer que al buscar tomar decisiones comunes, se deben tener en cuenta las singularidades, porque de lo contrario se cometen injusticias.
¿Quién iba a pensar que Asturias necesitaría ayudas por sequía hace 20 años? Las realidades cambian y es necesario adaptarse. Es crucial detenerse a analizar cuáles son las realidades de los territorios. El campo no comprende ciertas decisiones y yo tampoco. Algunas carecen de sentido. Es fundamental promover más conocimiento, diálogo y reconsideración antes de tomar medidas.
¿Cómo ha cambiado el sector primario en los últimos años?
Hay que explicar que la realidad no es la misma que hace diez años. En el sector de la pesca, por ejemplo, hace años nos peleábamos por la cuota de la xarda (caballa). Ahora la xarda ya no es lo que era debido al cambio climático, que incrementa la temperatura del agua. Hemos visto que lo pescadores en Galicia llevan tiempo pasándolo mal. Si al final las especies son distintas, todo cambia. Si ahora llega el atún rojo y hace que la xarda vaya a aguas mucho más profundas, ¿de qué me vale tener cuotas si no se puede pescar? Hay que tener valentía y ser capaces de adaptarnos a la realidad que tenemos en 2024, porque si no, vamos por detrás. Eso, dentro de las competencias que tenemos, es algo que pretendemos hacer: ir adaptándonos a las nuevas realidades, potencialidades, viendo las posibilidades de nuevas ayudas, y viendo las injusticias que hay con determinados costes. Como cuando habilitamos un millón de euros para que Proygrasa reduzca un 35% el coste de retirar un cadáver. Un coste que, de media, está entre 400-450 euros. Si le quitas un 35%, ahí tienes recursos que a veces pasan desapercibidos.
¿Cuáles serán los siguientes pasos de su consejería?
El itinerario es seguir viendo las potencialidades que tiene el medio rural en un sentido amplio. El primer sector es el que más recursos recibe de Europa, a través de los fondos FEADER, de la PAC. La clave es orientarlos correctamente. Tenemos que ser capaces, junto con el sector, de dirigir esos recursos hacia donde se necesitan. A veces tenemos tirones. Con el tema de la ayuda por sequía, es el país o las regiones quienes ponen los recursos, pero no es cofinanciable, porque entienden que no es algo estructural. Hay determinados desajustes. El camino es seguir dirigiendo los recursos donde son necesarios y mantener la interlocución. Cuando se otorgaron las ayudas por sequía, no pudimos apoyar la producción de manzanos o de faba, porque no teníamos una para para implementar las ayudas. En la producción de sidra hay un gran debate en Europa. Hay producciones que son esencia, extractos de manzana, y tienen la nomenclatura de sidra. Sin embargo, aquí y en Francia es sidra al 100%. Cuesta porque tienes que hacer un lobby de presión.