El artista asturiano vuelve a casa después de vivir en Kenia, Nueva York o Miami: «Donde mejor se vive, con muchísima diferencia, es aquí»
Marcos Tamargo es un pintor gijonés que ha vuelto a Gijón después de vivir en diferentes ciudades, tanto de Europa como de Estados Unidos. Es conocido por trabajar dos técnicas. Una la MoveArt, en la que se pueden ver dos cuadros distintos a la vez y que ha utilizado para los retratos de mujeres galardonadas con el Premio Nobel. La otra técnica es la mixta sobre tabla o papel. En un par de semanas vuelve a Nueva York a presentar sus últimas obras.
Creo que la razón por la que ha pasado aquí todo el verano tiene nombre.
Tiene dos nombres, Ana y Martín, mis hijos gemelos.
¡Bueno y Gijón en verano es lo más!
Eso siempre, pero además profesionalmente para mí es un buen momento para trabajar, porque el resto del año tengo más viajes.
¿Dónde tiene el estudio?
Ahora aquí.
¿Dónde más tuvo?
En Kenia, en Miami y en Nueva York.
¡Ya recorrió eh! ¿Dónde se vive mejor de todos esos y más sitios en los que estuvo?
Con muchísima diferencia aquí, pero todos los lugares tienen sus partes exóticas.
Oiga, ¿y a qué fue a Kenia?
Tuve una mecenas francesa que tiene una casa allí. Me invitó y estuve en varias ocasiones. Desde luego ese país te cambia la manera de pensar y de agradecer lo que tenemos en esta parte del mundo.
¿Y en Nueva York?
Viví en varios sitios. En Queens, concretamente en el barrio de Astoria, que es además una zona que gusta mucho a los actores. Estuve también una temporada en Brooklyn y en el Soho de Manhattan.
Dígame, así al oído, ¿qué hay que hacer para ir a vivir a Nueva York una temporada?
¿Qué quiere ir?
Rotundamente sí.
Se ríe. Mire, Woody Allen tiene una frase que dice: «Nueva York es la única ciudad del mundo donde cada día puedes hacer algo completamente distinto si tienes dinero para ello».
¡Claro no te fastidia!
Nueva York es una ciudad muy, muy cara y competitiva. A mí me gustó.
Pero no me diga que no es difícil vivir allí.
O te unes a esa vorágine o te sales.
¿Y cómo se contacta con, no sé, con el mundillo al que quiere llegar?
Yendo a exposiciones, presentando tus trabajos en todos los sitios… ahora en un par de semanas tengo feria allí.
¿En más ciudades?
Sí, de Nueva York me voy a Estocolmo, Ámsterdam y aquí en Madrid. Hasta octubre estaré de ferias.
¿Dónde se compra más arte?
En España, sin duda en Madrid, y con muchísima diferencia de otras ciudades ¡eh! De Barcelona, a años luz desde luego.
¿Y sabe por qué?
A Madrid vino a vivir mucho coleccionista extranjero. Muchas personas de Centroamérica y Sudamérica.
¿Aquí en Gijón?
Pues aquí tenemos la gran suerte de que Asturias es una tierra de artistas.
¡Qué me dice!
Comparada con otras regiones… ya lo creo. Además, nuestra ciudad en relación con otras, tiene muchísima galería. En ninguna hay tantas, comparando claro está, en el espacio que ocupamos.
¿Y eso es porque hay mucho artista?
Hay mucho de todo. Unos y otros se retroalimentan. Al haber mucho artista, hay mucho coleccionista, por lo tanto, hay mucha galería. Pero esto es desde siempre. Una de las primeras galerías de España fue Altamira. Ahora su hijo Diego Suárez es el director de ATM Galería.
Y eso se aprecia.
¡Claro! Te vas a Castilla y por ejemplo en León solo hay una galería que saca el arte fuera.
Conclusión, el artista de aquí no se muere de hambre.
Yo no me puedo quejar, pero no estoy diciendo eso.
Pero usted vive de ello.
En España seremos unas centenas, por así decirlo.
Con trabajo y talento porque se trata de eso, ¿verdad?
Es suerte, trabajo y talento, por supuestísimo.
¿Hay intrusismo?
Como en todo. El otro día no sé dónde leí que el arte refleja la sociedad de hoy en día.
Hay mucha basura, por decirlo suave.
Lo mismo que existe el reguetón en la música, en el arte también lo hay. Sabe lo que quiero decir, ¿verdad?
Clarísimamente, y me gusta mucho esa frase.
Todo ello tiene fecha de caducidad.
¡No me diga que el reguetón va a desaparecer! ¡Qué alegría más grande me da, por favor!
Se ríe. Yo creo que sí. La música siempre fue reflejo de la sociedad.
Mire mi querida y adorada Madonna, ahí está.
Oiga, que ahora se le va un poco la pelota…
Siempre se lo fue, pero no por ello deja de ser una “artistaza”. Además, ¿el artista no suele estar un poco “pallá”?
En parte sí, pero solo en parte. Hay que ser consecuente y responsable con el trabajo.
¿Tiene un horario?
Sí. Ahora que tengo hijos, los dejo en la guardería y me voy al estudio sobre las 9:00 de la mañana. Paro para comer y a las 15:00 vuelvo a pintar.
¿Y quién se ocupa del tema de ferias, responder correos y papeleos varios?
Tengo una secretaria. Viajo mucho, aunque ya no son temporadas largas como antes.
¿Se vende por internet?
Yo prefiero trabajar con galerías, pero sí te contacta la gente por esa vía, aunque personalmente prefiero que el futuro comprador vea la obra en directo. Para eso, en parte, tengo una secretaria, porque organiza bastantes visitas al estudio.
¿Vienen hasta aquí?
Mira, hace un mes recibí la visita de dieciocho estadounidenses, precisamente de Nueva York.
¿Compraron?
Sí.
¿Cómo las llevan?
Hay que mandarlas por empresas de transporte especializadas en arte, que por cierto es muy caro porque tiene un seguro y demás.
¿Seguro de viaje?
Va en relación al valor de la pieza. Además, está el tema de aduanas, hacerles una caja.
¿Y de eso se ocupa el artista?
No, se ocupa la galería, o normalmente el coleccionista es el que lo paga aparte de la obra. Le cuento una anécdota. Mandamos una obra para Ginebra. El coleccionista había pagado el porte de Madrid hasta allí. La obra iba a una casa a las afueras de Ginebra y la señora, el comprador, quería esa obra en el segundo piso de su casa.
¿Y cómo tenía el porte…?
Hasta la puerta, tuve yo que pagar 800 euros para que subiera el cuadro a donde ella lo quería.
No quiero despedirme sin que nos cuente cómo consiguió hacer esos retratos a las mujeres que han sido galardonadas con un Nobel.
Llevo tres años haciendo esos retratos. Se pusieron en contacto conmigo, yo creo que porque se enteraron de que estaba haciendo los retratos para los Princesa de Asturias.
¿Dónde se puede ver?
Es una exposición itinerante. Está recorriendo todo el mundo, y aquí precisamente en la galería Cornión, estuvo el retrato de Marie Curie.
¿Esas obras se pueden comprar?
No, esas obras son de mi propiedad. Yo, digamos, que las alquilo. Lo que pretendo es que acaben en el Museo Nobel, que es por quien está esponsorizada, además de por la Unión Europea.
¿Cuánto cuestan?
Por la de Marie Curie me ofrecieron una suma muy, muy importante.
¿Si yo le encargara un retrato mío?
Lo pondría en la lista de espera que tengo.
¡Ala! ¿Hay alguien que conozcamos en esa lista?
Alguien muy, muy famoso, pero ahora mismo no puedo decirle quién es porque hasta que no le entregue la obra…
¡Y así me deja!
En diciembre se lo contaré.