«Creer que España es sangre y arena, pulseritas y tópicos, cuando, por suerte, España ha dejado de ser eso para ser diversa, plural»
En unos días volverá a haber corridas de toros en Gijón. En unos días también, el día 15 por ser exactos, habrá una manifestación contra esta actividad de tortura y barbarie animal.
Son días en los que iremos conociendo, a través de numerosos reportajes, los pensamientos y las inquietudes de los señores llamados a pinchar, herir, marear y matar a los toros, los toreros. De hecho, ya hemos podido leer algunas de sus cuitas y de sus inquietudes, como lo de que “están felices porque -según ellos, claro está- hay bastante joven que va a los toros”. Este tipo de análisis nos trasladan a un momento de la historia en que eran más habituales esas situaciones y sensaciones descritas, allá por el siglo XVIII. En la actualidad, el mundo del toreo se aleja cada vez más de gran parte de la sociedad que ni aplaude ni celebra la tortura animal y menos la ejecutada de forma tan innecesaria y gratuita. Forma parte de esas reminiscencias caducas de una vieja España de toros y crucifijos que, como sociedad, llevamos décadas intentado dejar atrás.
Así como en el pasado sistema educativo, castrador y reaccionario, en el que la frase definitoria era que “la letra con sangre entra”, propia de un tiempo avergonzante y del que nada bueno se puede extraer, de igual manera, alentar y mantener eventos en los que la celebración consiste en torturar cobardemente a un animal sin opciones y encerrado, es propio de territorios y lugares que no miran al futuro.
Y en eso está Gijón, en abrazar un pasado gris, triste, estratificado y de clases en base a políticas grises e ineficaces. La recuperación de la Feria de toros de Begoña es una absoluta vergüenza para una sociedad moderna.
Pero entremos un poco más en profundidad en los argumentos que han hecho al gobierno municipal recuperar esta salvajada. Primero el más común y a la vez el más absurdo de todos: la libertad. La libertad de que tiene que haber estos eventos para que uno decida ir si quiere o no. Vayamos con este argumento. Hace unos años, no tantos, se consideró un ataque a la libertad el hecho de no poder fumar ya en numerosos espacios. Y desde los hosteleros, que salieron diciendo que sería una perdida para ellos -que no lo ha sido- hasta numerosos ‘señoros’ que salieron hablando de sus libertades, se sintieron atacados. Porque claro lo de fumar era parte de su tiempo. De igual manera que era habitual meter a los gatines recién nacidos en un saco y lanzarlos a la riega más cercana, y ahora es un delito, conceder el visto bueno de la ‘libertad’ a un evento en el que se torturan animales para que los señores se diviertan ya no procede.
Otro argumento referido por los defensores de las corridas de toros es la cultura. En este punto no sabría cómo no reírme sin dejar de escribir. Concebir en 2024 la Cultura en base al maltrato animal es lo menos cultural que existe, puesto que para obtener un supuesto placer (resulta hasta violento escribirlo) la base sea torturar a un ser vivo (o ver cómo lo tortura otra persona mientras tú estás sentado en un cojín de felpa) es lo más contracultural que pueda existir. Y sí, ya sé que lo recoge una ley nacional, y bla, bla, bla… Pero, de igual manera que las leyes establecían que a uno le podían meter preso por su ideología, las leyes deben ir actualizándose y recogiendo los avances de la sociedad.
El último de los argumentos en el quiero entrar es en el del beneficio económico para Gijón. Este es tan cómico como creerse que van a sacar 75 millones de euros para reformar el Molinón. Es incierto, pero, aunque fuera cierto, que no lo es, se podría organizar cualquier evento en la plaza de toros que generase beneficios, o que atrajese a mucha gente, pero no interesa. Porque de lo que no se habla, y donde nadie se quiere meter, es que esto de los toros es, como algunas otras cosas, una cuestión de imagen de ideología. La ideología de pensar y creer que España es sangre y arena, pulseritas y tópicos, cuando, por suerte, España ha dejado de ser eso para ser diversa, plural y sobre todo respetuosa. Y no, ser respetuoso no es decir que “las corridas de toro no me gustan pero que la gente vaya si quiere” (esto está igual de ‘mal’ como mirar hacia otro lado cuando sucede algo malo, pero no nos afecta) sino asumir que la tortura y el salvajismo contra los animales es algo que debe desaparecer para ser un poquitín mejores como sociedad.
Un clásico del verano para quedar como buen progre…..me imagino que nunca has comido rabo de toro no???!
Has de saber qué muchísima gente de izquierdas son aficionados a los Toros, y no solo de antes como Tierno Galván, sino incluso dirigentes actuales del PSOE….
No metas en el mismo saco a crucifijos, pulseritas y toros…
Yo no he ido en mi vida a los toros, no llevo pulseritas, ni voy a misa los domingos,….pero tampoco he ido nunca a un festival de Reggaeton!!!
Prohibido el Reggaeton también!!! Es maltrato psicológico para los que nos gusta el rock!!!!
Por cierto Paz Felguueroso, Tini Areces,….con ellos existio la Feria Taurina de Begoña…eran maltratadores también???
Hay gente a la que le cuesta más evolucionar y Roberto es claro ejemplo de ello.
No hay nada loable ni respetable siquiera en dañar a un ser sintiente que ni lo buscó ni lo merece. Y no hay debate posible. El que no entienda esto debería tratarse porque la psicopatía es muy peligrosa.
Evolucionar o involucionar???
Te repito que no he ido en mi vida a una Plaza de Toros.
Davizin en el titular habla de ser diverso, de ser plural….sin embargo tacha de asesinos y trogloditas al que no piensa como el.
Por supuesto eliminemos todas las granjas de animales que viven en un metro cuadrado para que se les engorde y mate llegado el día. O todas las gallinas dedicadas exclusivamente a poner huevos para que tú puedas tomarte un pinchin de tortilla en Cimavilla donde Oscarin.
Por favor dejad de dar lecciones a la gente y respetard, salvo que seáis veganos estrictos, en ese caso os respetaré pero apuesto lo que sea que no es el caso.
Más de 30 años de gobiernos socialistas en Gijón y hasta Anita nadie pensó en abolir los toros.
En el programa electoral del gobierno actual se hablaba de que los toros volverían si ganaban. Por favor respetad los resultados democráticos
Pena no haber apostado nada porque sí, soy una persona vegana. Y no, no voy dando lecciones de nada a nadie, pero un poco de autocrítica no viene mal, ¿por qué seguimos matando cuando no es necesario?