Malas decisiones, el silencio como respuesta y la viralidad de las redes sociales: el Sporting en boca de todos.
No está siendo el inicio deseado de 2021. Ni mucho menos. El Sporting de Gijón es tema de apertura en informativos a nivel nacional, aunque no por los éxitos deportivos, que, de momento, siguen brillando por su ausencia. El brote de COVID que tiene como epicentro al Sporting ha puesto al conjunto rojiblanco en boca de todos. En cualquier esquina de nuestra ciudad, el tema de conversación predilecto es el contagio de los jugadores del equipo y los lugares de Gijón en los que se pudo contraer la enfermedad. Todo el mundo parece saber quienes son los culpables. Todo el mundo parece saber el lugar en el que se produjo el contagio. Todo el mundo parece saber.
El papel de las redes
Las teorías se han ido sucediendo con el paso de los días, con las redes sociales actuando como improvisadas periodistas. Ante el silencio que imponía el Sporting, las redes se convertían en un hervidero de rumores en el que el todo el mundo parecía estar al tanto de la verdad. Una verdad que, dos semanas después del inicio de la tormenta, sigue sin conocerse. Incluso, la Policía y el Gobierno de Asturias han entrado recientemente a intentar poner un poco de luz en un asunto que todavía tiene un sinfín de sombras.
Las redes sociales han sido parte clave de esta historia. A través de ellas, se viralizaron imágenes y videos que mostraban lo que ninguno queríamos ver: actuaciones que dejaban en mal lugar a varios jugadores del Sporting y a la hostelería gijonesa. A esta última, la culpa le cayó de rebote. Por culpa de una mala actuación, se culpó a todo un gremio que lleva meses luchando sin descanso contra un enemigo común. La hostelería no es la responsable.
Toca reflexionar
Más allá de culpables, que los hay y deberán asumir sus culpas, este capítulo negro en la historia del Sporting debe dar paso a un profundo examen de conciencia. Por parte de los responsables del brote, por su insensatez y poco sentido de la responsabilidad con la situación que nos rodea. Por parte del Sporting, por esconder la cabeza ante la tormenta. Por parte de los medios de comunicación, por sumarnos al hermetismo. Y también, por parte de la afición. Se ha crucificado y señalado a jugadores sin fundamento alguno, lo que no tiene justificación. No es momento para cazas de brujas.
Es momento para estar más unidos que nunca. Tras acabar un año muy difícil, es momento para desear a los enfermos una buena recuperación y que se sumen al equipo cuanto antes para ayudar a lograr el objetivo común. No se puede tirar por la borda el buen trabajo realizado hasta ahora por un error que, cierto es, no se puede volver a repetir y no debe quedar sin consecuencias. Toca aprender de los errores y asumir cualquier tipo de sanción que se imponga. La situación sigue siendo grave y no por ser el Sporting se debe actuar con otra vara de medir. Aquí todo el mundo debe ser responsable de sus actos. Sin importar los colores.
Borja Fernández es colaborador en miGijón y periodista en Radio Marca Asturias