El deporte profesional siempre hace misteriosos compañeros de habitación. Fue el caso de un joven Monchu en 1992, recién aterrizado al Sevilla FC y procedente del Sporting de Gijón, donde había brillado el año anterior. El delantero luanquín llegaba al club andaluz un 8 de septiembre, día de Asturias, y en el aire ya estaba el rumor que se materializaría pocos días después.
El técnico argentino Bilardo, por aquel entonces entrenador sevillista, fue clave en la llegada de un ya veterano Diego Armando Maradona, en plena recta final de su carrera. Monchu no se lo creía: aquellas jugadas en el Mundial de México 86, la Mano de Dios, la leyenda viva…
El Pelusa llegó a la disciplina sevillista con la exigencia de un programa distinto de entrenamientos. A sus compañeros les pareció bien. En palabras de Monchu: «Si fuera otro, no lo hubiéramos aceptado. ¿Pero quién no quiere jugar con Maradona?»
Buena sorpresa se llevó Diego cuando se enteró que Monchu era su nuevo compañero de habitación: «Me pusisteis al niño para que me controle», cuenta que dijo Maradona. «Él era un hombre más reservado, pero yo le bombardeaba a preguntas: ¿cómo fue aquel partido? ¿jugar en aquel equipo? Le picaba: Contra la selección española te costaría más hacer esto o aquello».
«No tenía una pierna. Tenía una mano»
«Muy buena persona«. Ese es el recuerdo personal del Monchu de 2020 en pleno luto nacional argentino. «Siempre estuvo muy involucrado con sus compañeros. Si necesitaban cualquier cosa, allí estaba él. Y era muy amable, compartía todo. Me hizo varios regalos durante la temporada e incluso me regaló un Rolex«.
A nivel futbolístico lo resume muy bien: «No tenía una pierna. Tenía una mano, y con ella te colocaba la pelota donde tú quisieras». Para el luanquín, no hay debate sobre quién es el mejor de la historia: «Ponte vídeos de Maradona y fíjate en las entradas que le hacían. Si se lo hacen hoy a Messi o a Cristiano, los defensas iban a la cárcel. Le pegaban y Diego no decía nada. Se levantaba, y a jugar«.
Maradona terminó aquel año jugando 29 partidos, marcando 6 goles y dando 9 asistencias. El Sevilla acabó en séptima posición con 43 puntos, a 15 del Barcelona, que consiguió el título.
El asturiano también recuerda la buena relación del argentino con Quini: «Siempre me comentaba que El Brujo era un cachondo, que le había ayudado mucho cuando llegó al Barcelona«.