La alcaldesa confirma el mantenimiento en su cargo del que fuera ‘número dos’ de Vox, niega que se trate de un caso de transfuguismo y afirma que todo lo sucedido desde la explosión de la crisis de gobierno «no lo vi venir»
‘Tránsfuga’. Ninguna palabra ha sido pronunciada más a menudo en los despachos y pasillos del Ayuntamiento de Gijón durante las últimas veinticuatro horas. El término, según la Real Academia Española, bebe de la definición latina «el que reniega de su grupo social», y describe a aquella persona «que abandona una organización política, empresarial o de otro género para pasarse a otra, generalmente contraria». Por ahora, no hay acuerdo en si la salida de Oliver Suárez, presidente de Divertia, de Vox, anunciada por el mismo en la mañana de este miércoles, y su ofrecimiento de alianza al Gobierno local en pos de la estabilidad encaja, o no, en ese concepto. Sin embargo, Carmen Moriyón, alcaldesa de la ciudad, sí parece tenerlo claro. En las horas finales de la tarde de ayer la regidora, acompañada por el diputado autonómico Adrián Pumares, comparecía ante los medios, rechazaba de plano que Suárez sea un tránsfuga, y confirmaba que lo mantendrá en los cargos que hoy por hoy ocupa en la estructura municipal.
«En este momento concurren todas las circunstancias, y no vemos ningún impedimento legal, ni ético, para que Oliver Suárez continúe desarrollando su trabajo al frente de Divertia», sentenció Moriyón, cerrando así la puerta a que el aludido siga el mismo camino que, en el Pleno de este mes, se le señaló a Sara Álvarez Rouco. La cámara local confirmó ayer la retirada a la líder de Vox de todas sus atribuciones como responsable del área de Festejos, que retendrá la alcaldesa por tiempo indefinido, en cumplimiento de un mecanismo que, comparado con el que se debería seguir en el caso de Suárez, «es totalmente distinto». Aun así, por ahora no hay visos de que dicho mecanismo vaya a activarse. Sobre todo, después de que Moriyón afirmase, tajante, que la salida del que fuera mano derecha de Rouco de su partido «no la considero transfuguismo. ¿Eso es transfuguismo? ¿No es ético y no es legal?».
«El PSOE vive en una realidad paralela; ha habido un retroceso democrático»
La comparecencia de ayer sirvió también a la regidora gijonesa para tratar de desmarcarse de otra de las teorías planteadas en estos días, tanto desde la oposición como desde las filas de Vox: que todo lo acontecido es el resultado de una estrategia calculada y elaborada de antemano por las partes interesadas. «No lo vi venir», sentenció, antes de relatar que el 4 de octubre, cuando Rouco anunció sus pretendidos cambios en el Festival de Internacional de Cine de Xixón (FICX), ella se encontraba en una visita al acuartelamiento ‘Cabo Noval’, y supo de las declaraciones de la edil mientras regresaba al Ayuntamiento. «Nunca hablamos del Festival de Cine; nunca antes salió el tema», se defendió ayer. Y concluyó que, al optar por expulsar a Vox del tripartito, «tomé una decisión que, en ese momento, me parecía de tal gravedad que tenía que ser inmediata».
Moriyón tampoco eludió ayer agrios comentarios a lo que entiende como «ataques furibundos» desde el PSOE, y que, a mayores, «no son vía su portavoz municipal (Luis Manuel Flórez, ‘Floro’), sino de su diputado y secretario general (Monchu García), que viene actuando de portavoz de los nueve concejales que tiene en Gijón. No sé por qué le corresponde, ni le asignan ese tono bronco, ese enfrentamiento continuo, esa agresividad». Todo ello, para la alcaldesa, es la confirmación de que el PSOE «está en una deriva de agresividad sin precedentes. No hay respeto por los partidos distintos a ellos. Es verdad que ya en 2007 y en 2011 nos llamaron ‘okupas’, pero ya pasaron unos cuantos años». La conclusión de Moriyón es que «ha habido un retroceso democrático, porque llaman ‘okupas’ a personas que estamos aquí representando legalmente a la ciudadanía», y que los socialistas «viven en una realidad paralela; cualquier cosa que no sea darles la razón es o una anomalía democrática, o un fraude democrático». Y se despidió reafirmándose en algo que ya expresó el día en que todo detonó: «No gobierna el que más votos tuvo, sino el que consigue más apoyos».
La ética, ni se la ve, ni se la espera.