«No creo que haya presiones ni al PP, ni a Vox desde Madrid u Oviedo, y si las hay, serían un suicidio de tal calibre, a escala gijonesa, que el mandato sería un desastre para esos dos partidos y dejaría claro que no tienen capacidad de acción en la ciudad a la que representan»
Una vez superada la resaca para unos, y el dolor de cabeza y malestar general para otros, la situación del futuro gobierno del Ayuntamiento de Gijón parece clara.
Foro y el PP se pondrán manos a la obra para organizar, montar y presentar un gobierno municipal que, bajo su criterio, dé respuesta a las demandas de los votantes que los han aupado hasta allí. Vox, el tercer invitado a esta fiesta, tiene un papel clave en la investidura, dado que, para optar a la alcaldía sin haber sido la lista más votada ni la de Foro ni la del PP, necesitarán una mayoría absoluta. Y esa sólo la pueden obtener con el apoyo de Vox. Si no, el alcalde saldría de la lista más votada, la del PSOE.
Me imagino que se pondrán de acuerdo y cerrarán un Gobierno más pronto que tarde. Aunque no tendrán prisa. Está por ver si cuentan con Vox, que podría presionarles en ese sentido a cambio de garantizar la investidura de Carmen Moriyón. Pero lo cierto es que Vox no puede hacer tampoco mucha presión porque, ¿en qué lugar quedaría Vox para con sus votantes si ‘permitiese’ que Floro fuera nombrado alcalde? Estoy seguro que nada de eso sucederá, y se cerrará un gobierno de derechas en la ciudad que, guste más o menos, es lo que la mayoría de las personas que han ido a votar han decidido. De manera clara, además.
Estoy completamente seguro que las particularidades de los programas electorales de Foro, PP y Vox no serán un problema para que logren alcanzar un acuerdo de gobierno. Por dos motivos: el primero, porque sus diferencias programáticas en cuanto al diseño de El Muro, las viviendas en el Plan de Vías, la solución urbanística para el Natahoyo o el contenido de Tabacalera, no serán un problema ya que, o bien es muy difícil que nada de ello se ejecute en un mandato (o en toda una vida en el caso de Gijón), o bien porque en este caso prima más juntarse y «ya veremos» que no juntarse. Y, en segundo lugar, porque las tres fuerzas políticas de derechas de la ciudad han basado su campaña en echar del gobierno al PSOE por encima de todas las cosas, con lo que ni uno solo de todos sus votantes entendería que no lo hicieran.
No creo que haya presiones de ningún tipo ni al PP ni a Vox desde Madrid, o desde Oviedo, y si las hay, serian un suicidio de tal calibre, a escala gijonesa, que todo el mandato sería un desastre para esos dos partidos, y dejaría además bien claro que no tienen ninguna capacidad de acción en la ciudad a la que dicen representar.
Ante toda esta situación habrá que seguir, desde estas líneas, cómo se va ejecutando esta negociación. Analizando, por ejemplo, qué concejalías podría ostentar el Partido Popular. La experiencia de gobierno de Foro pesará mucho en esta distribución y es difícil pensar en que sean más de dos. El reparto de las diez áreas de gestión del Ayuntamiento sería de esta forma ocho y dos, ya que dudo que Foro vaya a dejar a alguno de sus concejales sin ningún área, cosa que si tendrá que hacer si Vox entrase en el gobierno. Bien es cierto que el Ayuntamiento es mucho más que las concejalías. Será interesante comprobar quién puede llevar los designios de Divertia, sin ir más lejos, pero bien es cierto que todo ello acaba dependiendo de una concejalía. ¿Llevará deportes Ángela Pumariega? ¿Quién llevara el área de Movilidad? ¿Y quién llevará urbanismo? Mil y una incógnitas que habrá que ir despejando y que nos permitirán dibujar realmente cual es la ciudad que los partidos de la derecha quieren.
Porque, una vez vistos los resultados electorales, lo siguiente es comprobar cómo sienta todo ello a la ciudad y comprobar ‘qué’ de todo lo dicho por los partidos a los que ahora les toca el turno de gobernar, harán en primer lugar. Y en segundo. Y en tercero.