«Detrás de las estadísticas, de cada gráfico y de cada porcentaje hay un nombre y una cara de mujer; hay el llanto de un niño; hay una familia destrozada por la locura que supone pensar que la violencia, la imposición y el sometimiento es un argumento»
La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, reconoció el pasado junio que era previsible un repunte de la violencia de género al término de las restricciones del estado de alarma. Lamentablemente, los peores pronósticos se cumplen.
El Centro Asesor de la Mujer de Gijón registró el año pasado 650 casos de mujeres que han sido víctimas de violencia de género, lo que representa un centenar más con respecto al año pasado. Los delitos por agresiones sexuales cometidos en el concejo de Gijón también se dispararon en 2021 hasta los dieciséis casos frente a las cuatro denuncias en 2020 y las tres en 2019 y cuatro en 2020. Y por si fuera poco, resulta especialmente preocupante que se haya atendido a 58 menores de 24 años.
Por poner otro ejemplo. En Avilés, 114 mujeres cuentan con seguimiento policial de protección, de las cuales 108 tienen orden o medidas de protección judicial; las restantes están a la espera de sentencia o han finalizado recientemente la medida, aunque son protegidas por la Policías Nacional o la Policía Local. De las 114 mujeres con protección, cien son españolas y 14 extranjeras.
En toda España, el número de mujeres víctimas mortales entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de diciembre de 2021 asciende a 1.126. En lo que llevamos de año, han muerto ya seis mujeres. La violencia contra las mujeres no da tregua. La prostitución genera al día en España un negocio de cinco millones de euros; unida a la trata de mujeres, niños y niñas, supone el tercer negocio del mundo, solo por debajo de la venta y tráfico de armas y del narcotráfico.
Y si hablamos de economía, se mantiene la agresión. Las mujeres aún cobran 4.593 euros al año menos que los hombres y aunque el aumento del Salario Mínimo Interprofesional mejoró notablemente, para acabar con esta desigualdad aún serían necesarios otros 74 años para cerrar la brecha.
Estos son los fríos y sobrecogedores datos de una realidad que no nos puede ser ajena, porque detrás de las estadísticas, de cada gráfico y de cada porcentaje hay un nombre y una cara de mujer; hay el llanto de un niño; hay una familia destrozada por la locura que supone pensar que la violencia, la imposición y el sometimiento es un argumento. Y frente a todos y cada uno de estos casos la respuesta no puede tener resquicios y tiene que ser tan clara como la campaña desarrollada por el ayuntamiento de Gijón: “Eres parte de la solución”.
Un trabajo elaborado por investigadoras de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo a partir de 42 estudios respalda la necesidad de desarrollar políticas sociales enfocadas a garantizar el acceso de las mujeres a una vida independiente. Las investigadoras concluyen que los apoyos del entorno son imprescindibles para la recuperación psicológica y social de las mujeres. Este estudio es el primer paso de un proyecto más amplio que durante cuatro años con la colaboración del Instituto Asturiano de la Mujer, evaluará la eficacia de los recursos de apoyo existentes para establecer recomendaciones de mejora de los servicios policiales, judiciales, sociales y sanitarios para que sean un apoyo real en el proceso de superación de la violencia.
Otros y otras trabajan ya para cerrar brechas y garantizar que las que serán las mujeres de este siglo no formen parten de alguna de estas estadísticas que nos siguen diciendo que un año más este no es un 8M más, sino un 8M con menos (este año ya van seis en España y lo que nos espera con la guerra de Ucrania).