“Ha sido un engaño tras otro del Ayuntamiento. Estamos perdidos y nos sentimos abandonados”, dicen los vecinos
Desde que fueron declarado barrio degradado en el año 2015, el camino para conseguir la reparación de las fachadas ha estado lleno de incertidumbre y decepciones para los vecinos de la Obra Sindical de Contrueces. Cuando ya pensaban que estaban a punto de llegar al final, o mejor dicho, al principio de las obras, acaban de sufrir dos nuevos reveses consecutivos: en diciembre caducó el contrato firmado con la empresa adjudicataria por lo que el Ayuntamiento tuvo que hacer uno nuevo y ahora acaban de comunicarles que una ampliación presupuestaria obliga a retrasar la obra al menos otro mes y medio. Hartos de tanta espera, dicen sentirse “engañados” y aseguran que este nuevo retraso trastoca los planes de muchos vecinos que ya habían hecho gestiones para alquilar pisos donde vivir y plazas de garaje para guardar sus coches durante el tiempo que duraran las obras. “Esto es una carrera de fondo pero sin fondo”, aseguran los vecinos, que desconfían también del reciente cambio de nomenclatura realizado por el ayuntamiento en el que además de Contrueces, el Poblado de Inuesa en Tremañes, Portuarios y la Urbanización Monte Areo de Monteana pasan de degradados a entornos residenciales de rehabilitación programada para poder optar a Fondos Europeos . “Con qué dinero tienen pensado pagarlas ahora, con la partida con cargo a los presupuestos municipales o con subvenciones de Europa?”, se preguntan. “Y si es así, ¿supondrá esto un nuevo retraso?”.
Un barrio que apenas ha cambiado en 60 años
La Obra Sindical del Hogar, el organismo creado durante la dictadura franquista, construyó en 1962 los 60 bloques que forman la conocida en Gijón como la Obra Sindical de Contrueces. Concebida para proporcionar viviendas a precios asequibles a los trabajadores de la época, tardó varios años en ser ocupada. “Inicialmente se las ofrecieron a unos peritos que las rechazaron porque decían que estaban muy lejos del centro”, cuenta Begoña Corveiras, vicepresidenta de la asociación de vecinos “Los Rios” de Contrueces que fue precisamente la primera niña en nacer en el barrio en abril del 62. “Es verdad que estaba rodeado de praos y muy aislado pero también influyó que para entrar pedían 3.000 pesetas, una cantidad que poca gente tenía en aquella época”, recuerda. Poco a poco se fueron instalando en él trabajadores de diferentes fábricas de la ciudad. “Mi padre trabajó primero en Moreda y luego en Ensidesa”. En la Obra Sindical viven hoy todavía varias decenas de aquellos primeros vecinos a los que se han ido sumando segundas generaciones de hijos o nietos atraídos por el encanto de este lugar donde “todavía nos tratamos como si viviéramos en un pueblo”. El paseo por el barrio es un ejercicio de nostalgia porque muy pocos elementos se han cambiado o reparado en las últimas seis décadas y son muchos los problemas acumulados: “Las fachadas están en mal estado, hay humedades, filtraciones de agua, los canalones están rotos, los cables de las instalaciones de luz colgando y las conducciones de los suministros, a la vista, enuncia Maria Luisa Díez, vecina del portal número 21. A esto se unen las barreras arquitectónicas. “Hay bloques que no tienen ascensor y la gente muy mayor no puede salir de casa”, cuenta Rafael Cesta, miembro de la Comisión de Vivienda creada en la asociación de vecinos. En otros, los ascensores construidos en el exterior de la fachada, no cumplen la actual normativa sobre barreras arquitectónica ya que paran entre plantas y tendrán que ser sustituidos.
La necesidad acuciante de ejecutar las obras de rehabilitación sumada ha sido junto al reciente la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los vecinos. Y todo cuando parecía que el comienzo era inminente. El 24 de noviembre el ayuntamiento firmó con Proyecon Galicia el contrato de ejecución de la primera fase por un valor de 2.929.173 euros y un plazo de ejecución de doce meses. La empresa tenía un mes para empezar las obras. “Como coincidía con Nochebuena, quedamos en que empezarían después de Reyes”, cuenta Andrés Cabanas, miembro de la asociación de vecinos. “En enero nos pusimos en contacto con la concejala de Urbanismo Loli Patón, que nos dijo que tenían que redactar el contrato de nuevo porque les había caducado”, añade Begoña Corveiras. “A las tres semanas, nos quedamos de piedra cuando nos dicen hay que volver a esperar otro mes y medio porque ahora tienen que hacer una ampliación presupuestaria. Esto ya nos parece una tomadura de pelo total”. “Las administraciones no deberían de estar jugando con estas cosas”, dice indignado José Antonio Lacalle, vecino del portal número 13.
Ni empiezan las obras, ni los vecinos se atreven a tomar la iniciativa para hacer reformas. “Estamos contando con que nos lo van a arreglar, por lo que no hemos cambiado ni los ascensores, ni los tendederos ni las ventanas, que en muchos casos tienen más de 40 años. Si supiéramos que la obra no se va a hacer, nos empezaríamos a organizar los vecinos para hacerlo”, asegura Susana Yeguas, vecina del portal 26.
“Sinapsis”, el proyecto que transformará en blanco el barrio
Diseñado por el arquitecto Jovino Martínez Sierra y con un coste previsto de casi 10 millones de euros, “Sinapsis” se ejecutaría en cuatro fases. La primera de ellas, con una inversión de 2,5 millones, afecta los 60 vecinos, diez por cada uno, de los bloques 13,15, 17,19, 21 y 23 de la Calle Rio Cares. Similar al estilo de las rehabilitaciones ya realizadas en Portuarios o el poblado de Inuesa, su objetivo es, más allá de actualizar la estética, convertir los hoy obsoletos edificios en eficientes energéticamente. Se acometerá una rehabilitación total de fachadas, cubiertas y semisótanos. Se suprimirán las barreras arquitectónicas, ocultarán los tendederos y se adecuarán los espacios públicos exteriores. Todo ello, con una arquitectura clara y predominio de colores blancos. Si en el aire está ahora la fecha de comienzo de esta primera fase, nada se sabe tampoco sobre la de las otras tres restantes, que “según el proyecto que nos enseñaron, van a ser más complejas porque van a cambiar el sentido de los portales en la calle Ronda Exterior”, explica José Antonio Lacalle. Agotada la paciencia y también la confianza en la palabra de los responsables del ayuntamiento, los vecinos exigen a éstos que agilicen los trámites para cumplir su promesa de que las obras comenzarán dentro de un mes y medio. “Llevamos muchos años esperando y más que engañarnos no han hecho”.