«Se inventaron historias, siempre existieron “Guerra de los Mundos” y sus posteriores reacciones en la sociedad al leerlas o escucharlas«
Esta semana hemos visto un curioso espectáculo que más bien parecía un mal ejercicio de Pepe Gotera y Otilio o bien una estupenda mimetización de espacios y tiempos con un fin claro. Ahora, a toro pasado, se puede ver la perfecta orquestación de quién sabe quién para lograr que la prensa nacional se hiciera eco de la existencia del inexistente sector crítico contra un proyecto político que comenzó en Pedro Sánchez y tiene en Adrián Barbón su extensión en Asturias. La sucesión de notas de prensa, convocatorias, contraconvocatorias, citaciones en lugares que se cambian, nombres que no existen, cifras que se multiplican y dividen cual milagroso acto de fe de vino y peces, charlas con instituciones que no se producen, escritos de representantes de un colectivo repleto de faltas de ortografía y mala concordancia…demasiada confusión para algo tan serio, para algo en donde se criticaba al proyecto político que gobierna Asturias. Una situación que nos tiene que hacer reflexionar sobre cómo ha actuado la prensa, el partido y las instituciones.
Siempre se inventaron historias, siempre existieron “Guerra de los Mundos” y sus posteriores reacciones en la sociedad al leerlas o escucharlas. Aunque los medios deben, y hacen, una labor de investigación para corroborar las noticas antes de publicarlas, hay ocasiones, pocas, muy pocas, en que se confunden, que yerran, no por su falta de profesionalidad sino por la gran capacidad de coordinación que puede tener quien quiere producir la noticia y el uso de las reacciones a la misma. No se debe, con esta falsa noticia, poner en entredicho la labor periodística, pues sería peligrosa la generalización. Ha tenido un error, sin duda, debe reorganizar los resortes para la no repetición, sin duda, pero debemos tener en cuenta que todos los medios de comunicación asturianos se hicieron eco de una falsedad por haber sido una actuación plenamente organizada con medios, recursos humanos, conocimiento de los tiempos de la comunicación y experiencia en bulos y reacciones humanas. Sin esa artillería es difícil conseguir “engañar” a un excelente gremio de profesionales que dan confianza ante tanta noticia falsa facebookiana, que nos permiten conocer el mundo con rigor, que dan poso de veracidad ante las redes. Los errores sirven para hacernos ver la importancia de un sector básico en la democracia, para corroborar que los medios de comunicación nos permiten conocer el mundo y lo que pasa, y estos deben saber que tienen esa responsabilidad para no omitir o minimizar noticias, todavía recuerdo la cobertura de la sentencia a Carmen Moriyón por el Tribunal de Cuentas, como para corroborar convenientemente las mismas. Un error no conlleva la equiparación con las redes asociales ni la dilapidación de las cabeceras asturianas.
La noticia de un sector socialista asturiano que lanzase una anónima crítica pública al presidente del Principado hizo que el partido saliese a la defensa de una sinrazón. En la historia del PSOE han existido siempre diferentes maneras de entender el partido, ha existido siempre la discrepancia, en mayor o en menor medida (pobre de aquel partido que no la tenga, pues será una institución muerta, aletargada, inerte), pero la manera de entender el funcionamiento del mismo, el valor que se le da a la palabra, la importancia otorgada a la militancia, permite el diálogo, la conversación, la argumentación y la crítica a través de los órganos establecidos para ello. Claro que hay palabras más allá de esos lugares; los puestos de responsabilidad son preguntados y deben y tienen que responder acorde a su pensamiento y al pensamiento conjunto de partido, y la militancia son personas que hablan y comentan como ciudadanos activos que son, pero es en las asambleas, comités, congresos en donde los afiliados y afiliadas tienen la palabra, en donde la persona tiene en su voz la capacidad de crítica, en donde la crítica tiene su mejor espacio. Es ahí donde el socialismo no se esconde en cobardes anonimatos, sino que expone, dice, habla, ante sus compañeros y compañeras con la legitimidad que le da la palabra. Eso es militancia, eso es asamblea, eso es el poder de la política. El proyecto de Pedro Sánchez y de Adrián Barbón conectó esa realidad histórica con un mayor protagonismo de la militancia en el día a día, teniendo posibilidad de incidir en la vida del partido no solo a través de los diferentes órganos sino a través del trabajo, de la necesaria implicación del todos para ayudar a cambiar la realidad, aumentando la responsabilidad y la capacidad de decisión de cada persona, mejorando el funcionamiento de las agrupaciones. Este poder otorgado a la militancia es básico para conectar las Casas del Pueblo con la calle, para acercar las ideas a la realidad de la ciudadanía, pues cuando la militancia se siente partícipe, cuando ve que forma parte activa del movimiento, aumenta la implicación de la misma, mejora la vida de los partidos y la toma de decisiones de sus representantes, por tanto, mejorando la sociedad.
El partido respondió a la noticia con contundencia, con gran parte de las agrupaciones (por cercanía, silencio en la agrupación de Gijón) dando su apoyo al secretario general a través de comunicados de sus comisiones ejecutivas, con miles de publicaciones en redes por parte de militantes (recordemos el partido es la unión de aquellas personas que forman parte de él de manera anónima), con mensajes de la ciudadanía en diferentes soportes. La fortaleza mostrada en la respuesta es reflejo de la confianza y apoyo a un proyecto político que ha conseguido que Asturias hable de turismo con sostenibilidad, de conciliación y educación en escuelines, de variantes que acercan Mesetas, de aumento de empleo, de incremento en la cuantía de las pensiones, de empezar a redibujar el mapa sanitario, de presupuestos sociales, de inversión en innovación, de miradas hacia el problema acuciante de la vivienda… Un proyecto político que no gobierna en solitario, lo hace en convivencia con IU, como ha ocurrido muchas veces en esta comunidad autónoma. Un pacto apoyado en urna por la militancia de las dos organizaciones, pues la militancia decide cuando antes no lo hacía, pues la afiliación tiene la responsabilidad de la decisión en su voto y forma parte de la misma. La militancia eligió gobernar en coalición, pese a la complejidad, los bailes “agarraos” hacen los necesarios acuerdos entre diferentes pasos para formar el acompasado movimiento, pero ¿qué es un gobierno de coalición más que dos maneras de mirar el mundo que se convierten en una? ¿Qué es la política más que el poder del acuerdo? ¿qué es el baile más que el necesario equilibrio de pesos?
Por último, y no menos importante, debemos hablar del papel del presidente y también de la delegada del Gobierno. Desde mi punto de vista, ambos intachables. Las palabras de Adrián Barbón durante estos días están llenas de mesura, tranquilidad y confianza, y en esa forma de actuar se refleja que lo primero es el Gobierno, lo primero es Asturias, después viene el resto, y en ese resto está incluso su propia persona. Y también demuestra la confianza que tiene en la militancia y la militancia en él. Una militancia que seguimos ahí, a su lado, manteniendo el “nunca caminarás solo” que tanta compañía nos dio. Los dos argumentos reflejan la importancia que tiene Asturias y la militancia del partido socialista para el secretario general de la FSA-PSOE.
Y si alguien le dio mesura, la otra parte le dio luz. Clara, contundente, concisa, directa, habrá gente que no le guste que la delegada del Gobierno diga poniendo las cosas blanco sobre negro, pero es así cuando se entienden. No se puede jugar con los cuerpos de seguridad asturianos, no se puede intentar emborronar las instituciones, no se puede atentar contra la imagen de un presidente de una comunidad autónoma, no se puede falsear y esperar azucarillos. Sin falta de respeto, pero con la contundencia de las palabras, por ahora, se terminaron las noticias falsas.