«La fortaleza consiste en soportar y resistir las adversidades con firmeza. Y el Sporting, con su entrenador al frente, estoy convencida de que lo logrará»
En la vida, como en el deporte, se gana y también se pierde. Aprender a perder es una salida de emergencia en la que ahora mismo está el Sporting tras varías derrotas seguidas. Paradójicamente, la derrota forma mejor para la vida que la victoria. Los que aprendieron de las derrotas, supieron superarse, se adaptaron y supieron un día ganar y compartir los triunfos. De los momentos difíciles aprendemos y crecemos, los fracasos son para superarlos.
Nadie es inmune a la adversidad. Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestras vidas. Afrontar la adversidad es algo más que un deseo o un propósito.
Si ponemos palabras a cómo nos sentimos, nos será más fácil ir canalizando las presiones, los miedos y las angustias.
Hay una corriente muy importante en la psicología que es la resiliencia, un concepto de la física extrapolado a la psicología. Su significado responde a la facultad para sufrir, para pasarlo mal, para tener adversidades y saber darles la vuelta sabiendo que la frustración es necesaria para la maduración de la personalidad. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el mismo fracaso o derrota que a uno le sirve de superación personal, a otro le hunde, lo deja abatido. La diferencia está en saber captar las lecciones que esa adversidad nos trae.
A la hora de afrontar la adversidad las personas solemos arrastrar cierta sensación de culpabilidad y eso, es algo de lo que debemos liberarnos. Todos necesitamos nuestro tiempo de asimilación y de adaptación emocional.
Los futbolistas no sólo deben entrenarse en los aspectos físicos del deporte, sino que es fundamental que aprendan lo que significan las victorias y las derrotas. También lo deberíamos aprender desde pequeños. Sin duda, la mentalidad de ganar ayuda a mantener una fuerte moral de equipo. Si el contrario es superior en una determinada fase del partido, un adecuado entrenamiento para superar el fracaso debe ir encaminado a no perder el control del juego, a no volverse locos, a no jugar por libre a la desesperada sin equilibrio, sin orden, olvidándose de la táctica…
La autoconfianza es clave. Hay que creer y tener convicción en lo que se hace. Si crees que puedes ganar, ganarás. Pero, incluso los buenos jugadores, los buenos equipos también pierden. Diría, incluso, que es bueno que pierdan de vez en cuando porque vacunan situaciones como las anteriormente citadas. Ante una derrota hay que posicionarse con optimismo, con confianza y con esperanza. La psicología positiva juega un papel importante porque solo desde los pensamientos positivos veremos el futuro mucho más optimista.
La fortaleza consiste en soportar y resistir las adversidades con firmeza, serenidad, con ganas de superarla y vencerla y darle la vuelta. Y el Sporting, con su entrenador al frente, estoy convencida de que lo logrará.
“Batalla sin cesar”.