Vuelven a verse camisetas del Cimadevilla Club de Fútbol en Atocha y La Soledad, en el Auditorio, parque, playa y pista cubierta. La Asociación Vecinal Gigia, Pablo Casillas, Edu Cordero y Pedro Riesco son los responsables de refundar este club
Tiene la infancia del barrio alto una nueva ilusión que se alimenta de un nombre apellidado cariño para la vecindad más veterana. Y es que vuelven a verse camisetas del Cimadevilla Club de Fútbol en Atocha y La Soledad, en el Auditorio, parque, playa y pista cubierta. La Asociación Vecinal Gigia, Pablo Casillas, Edu Cordero y Pedro Riesco son los responsables de refundar este club que jugaba en el Benito Arrigorriaga y llegó a contar con sección de natación. Ahora el Cimadevilla C.F, es una escuela de fútbol sala con equipos de neñas y neños desde los 4-5 años, prebenjamines de 6 y 7 y benjamines de 8 y 9.
La reciella del barrio sigue atenta las instrucciones de Pablo Casillas, apasionado del deporte y nieto de Luis Casillas (utillero del ENSIDESA). «El muchacho» coordina, entrena y patrocina al equipo y todavía tiene tiempo para formar parte del staff del Cimavilla Basket. Acompañan a Pablo, en esta misión del entusiasmo balompédico, Edu y Pedro. Juntos forman un triunvirato que va a intentar recuperar la memoria de una escuadra cargada de historia en el fútbol asturiano. No en vano el azul y el amarillo son los colores del barrio y del club.
Una historia que enlaza al Sporting con el Real Oviedo y el Cimadevilla el 21 de noviembre de 1926. Jugó el Oviedo contra el Cimadevilla en El Molinón en el marco del Campeonato Regional. Disputaron los ovetenses el match con el uniforme del Sporting porque el utillero no llegó a tiempo a Gijón con las camisolas azules. Los playos marcaron dos goles por tres de los azules que fueron rojiblancos en su primer partido fuera de casa. Escarbo en diferentes semblanzas y documentos y al final es el inefable Frichu Yustas, compañero columnista en miGijón, el que me descubre la ávida polémica entre el Cimadevilla C.F. y su sección de natación que quiso volar libre gracias a los buenos resultados cosechados, deportivos y económicos. Las sedes sociales también se miraban enfrentadas en la Plaza Mayor.
Los futboleros en un chigre que hoy es la Sidrería Centenario y los nadadores en el local que ocupa La Botica Indiana. No pueden faltar en la lista de buenos jugadores que vistieron la zamarra a rayas verticales, azules y amarillas: Pío, Herrerita, Germán, Tamargo, Tronchu (marinero de bajura y futbolista playu), Salgado (un sportman como su hijo Jaime), Óscar, Manfredo Álvarez (popular periodista gijonés) y Pepe Acebal (que entrenó al Cimadevilla y al Sporting). A esta lista habrá que sumar otra en unos años. Alguno de los peques entrenados por Casillas la engrosarán con todo el oropel posible. Pablo seguirá apostando por el juego colectivo frente a las individualidades. El grupo entero debe jugar y divertirse y cuando un padre pesadito se acerque pidiendo a los mejores. el míster responderá con sonrisa de oreja a oreja y una sentencia luminosa: «No tenemos a ningún Messi, ni falta que nos hace.