No olvidemos que todo lo conseguido, desde el sufragio femenino hasta la jornada de 8 horas o el derecho al aborto, hubo que conseguirlo en la calle
El Día de la Mujer debería ser una jornada de fiesta, de celebraciones, si tenemos en cuenta que más de la mitad (52,31%) de la población de Asturias somos mujeres y el resto hijos nuestros. Sin embargo, cada año se hace más necesario salir a la calle a reivindicar la igualdad.
La diferencia entre los salarios de hombres y mujeres en Asturias sigue siendo la mayor de España. En 2021, las asturianas ganaban el 76,79% de lo que ganaban los hombres. La brecha salarial se agudiza con la edad y, además, las mujeres soportamos la mayor tasa de temporalidad y de paro.
Eso sin contar la feminización de la pobreza. En términos absolutos, en Asturias hay más de 200.000 personas en riesgo de pobreza, de las que 120.000 son mujeres y 80.000 son hombres. De las 37.000 persones que se vieron abocadas en un año al desamparo, 25.000 son mujeres.
Las estadísticas ponen igualmente de manifiesto la feminización del envejecimiento, de la dependencia y de la soledad no deseada. Del total de mujeres mayores de 80 años de Gijón (14.548 mujeres), 7.127 mujeres viven solas. Del total de hombres mayores de 80 años de Gijón (7.597 hombres), solo 1.684 hombres viven solos. En ambos casos son las mujeres las que cargan con los cuidados, cubriendo las insuficiencias del Estado del Bienestar.
Por no hablar de que cada tres días se produce un feminicidio, muchas veces incrementado con la violencia vicaria, y de cada cuatro horas se denuncia una violación (se calcula que solo un pequeño porcentaje se denuncia y que la mayoría se producen en el entorno familiar).
Otro gran drama es la prostitución, la esclavitud del siglo XXI. Convertir los cuerpos de las mujeres en mercancías es la cara más brutal del capitalismo neoliberal. No somos esclavas ni estamos en venta. Por no mencionar el alquiler de nuestros úteros, algo incompatible con la igualdad.
Pese a todo, hay futuro en Asturias y tiene nombre de mujer. La lista de iniciativas con sello femenino es larga, tanto en ámbitos productivos como culturales, deportivos y de convivencia. Como botón de muestra, pensemos en nuestras campeonas del mundo de hockey sobre patines del Telecable, empresas sin fronteras como Puru Remangu, festivales como Puertas Film Fest, la agencia de comunicación rural Melodijopérez, cooperativas de viviendas para mayores como Axuntase o de producción eléctrica como Astuenerxía.
Pero no olvidemos que todo lo conseguido, desde el sufragio femenino hasta la jornada de 8 horas o el derecho al aborto, hubo que conseguirlo en la calle y, sin embargo, corremos el peligro de perderlo en las urnas con el avance de la derecha más retrógrada. Las libertades peligran, por eso, desde esta tribuna, clamo por la unidad. Todas estamos de acuerdo en lo esencial, las diferencias deben enriquecernos, nunca separarnos.
Pilar Sánchez Vicente es historiadora, escritora y bibliotecaria