El acusado de dar una escopeta a un amigo niega haberle facilitado el arma y prestado ayuda para quitarse la vida, delitos por los que se enfrenta a hasta cuatro años de prisión
No habrá una resolución rápida y sencilla para el caso del hombre que, esta mañana, se ha sentado en el banquillo en Oviedo, acusado de haber facilitado a un amigo la escopeta con la que se quitó la vida en 2019, en Siero. El procesado ha confirmado ante la jueza del Penal Número Uno de la capital asturiana que el fallecido, efectivamente, era su amigo, y como tal le contó en reiteradas ocasiones, «casi a diario» en los últimos días de su vida, que quería «suicidarse». También ha afirmado que el anterior «quería pegarse un tiro y que alguien se llevase el arma, para que así culpasen a su exmujer». Sin embargo, ha negado con rotundidad que le facilitase arma alguna, apuntando que «le dije en todas las ocasiones que no, que yo no iba a ayudarle a meter a un inocente en la cárcel». Es más, ha declarado «que no» vio arma alguna en el domicilio del finado, y ha lanzado la teoría de que «las tendría si todo el rato le decía que quería pegarse un tiro».
En respuesta a preguntas formuladas por el fiscal, el acusado ha narrado que el día antes de la muerte de su amigo, G.P., pasaron la jornada juntos por la zona de Rodiles, en la que buscaban una casa para compartir, hasta pasadas las dos de la mañana, cuando el fallecido le llevó a su casa de Oviedo. No se enteró de la muerte de su amigo hasta el día siguiente, cuando otro conocido le llamó para decirle que «en la TPA estaban informando la muerte». Ahora bien, sí ha reconocido que ambos estuvieron unos días antes en una armería comprando cartuchos, de lo que él se quedó con algunos. Eso sí, ha negado que hubiese visto alguna vez la escopeta utilizada en el suicidio, como tampoco ha aportado explicaciones sobre la cazadora que la Guardia Civil le localizó, con restos de haber realizado un disparo. Sólo ha declarado que esa prenda se la dio su difunto amigo, y que la dejó en el coche sin lavar. «Yo jamás he disparado», ha sentenciado.
Versiones de los hechos enfrentadas
Sus palabras, no obstante, chocan con la declaración de cierto testigo, amigo del acusado, en cuyo poder se encontró el arma. Según su relato, el imputado se la vendió la mañana siguiente a la muerte de G.P. Posteriormente le contó que «iban a dar un palo y que G.P estaba colocado y se enzarzaron en una disputa y le disparó», algo que él presunto comprador del arma afirmó no creerse. La pareja de este testigo ha ahondado en ese aspecto, acusando al investigado de contarles a ambos que «había tenido que matar a G.P.» tras una discusión», y que al día siguiente «entregó un arma a su pareja». En cuanto a los agentes de la Guardia Civil que investigaron el caso, confirmaron que el difunto sostenía un conflicto con su ex pareja, a raíz del cual tenía que abandonar la vivienda, y que en el historial de su móvil figuraban numerosas búsquedas relacionadas con cómo suicidarse. Del mismo modo, han detallado que el fallecido no presentaba ningún signo externo de defensa ni de lucha, pero tampoco tenía residuos de disparos en las manos, prueba de que «él no había disparado». En cambio, sí presentaba restos de disparos el acusado en la cazadora que llevaba. Además, el teléfono del fallecido no mostraba un desplazamiento a Oviedo antes de morir, por lo que descartaron que hubiese llevado al imputado a su casa.
Así las cosas, el Ministerio Público sostiene que el acusado, en el marco de su relación con el fallecido y a petición del mismo le consiguió una escopeta de cañones recortados, aunque no consta que conociese el uso que el acusado pretendía dar a la misma. Una vez que el acusado tuvo el arma en su poder, se citó con el fallecido y ambos estuvieron juntos por diversas localidades de la zona central de Asturias hasta que, sobre las 3.45 horas del 29 de septiembre de 2019, se trasladaron al domicilio del fallecido, situado en Xixún (Siero), y utilizando un cartucho adquirido días antes, bien el propio fallecido, bien el acusado, sin que pueda asegurarse esto último, efectuó un disparo a cañón tocante con la escopeta reseñada contra la cabeza de la víctima, que le causó la muerte. A continuación, el acusado recogió el arma y abandonó el lugar. Posteriormente devolvió la escopeta a quien se la había prestado, en cuyo poder fue intervenida el 24 de octubre de 2019 en el transcurso de otro incidente.
La Fiscalía pide para el acusado cuatro años de cárcel por un delito de tenencia ilícita de armas prohibidas, en concurso medial con un delito de cooperación al suicidio. En concepto de responsabilidad civil, el Ministerio Fiscal solicita que el acusado indemnice a cada uno de los tres hijos de la víctima con 25.000 euros, más los intereses legales correspondientes.