«Si se hubiera abogado por una plataforma logística intermodal moderna y realista, Asturias tendría ahora una infraestructura ecológica, con conexión ferroviaria, idealmente comunicada mar adentro y muy demandada»
Por Urbano Rubio Arconada
Las directivas comunitarias relativas a la distancia que ha de tener respecto a los núcleos habitados hacen inviable la operatividad de la regasificadora en el Musel (eso es incuestionable), por lo que la aboca a su remodelación o, más bien, a su demolición. La instalación no guarda la separación de más de dos kilómetros con las casas más cercanas, y ésta ha sido la principal argumentación jurídica de la sentencia del TSJM. Pero cabe preguntarse… Una directiva tan contundente… ¿Cómo pude haber sido pasada por alto por los numerosos tecnócratas de la propiedad y de la Administración de la Comunidad, que confirmaron su viabilidad presupuestaria y medioambiental?
Si sumamos, por un lado los 465 millones de euros del legado del desfase presupuestario de la ampliación de terrenos del Musel donde se ubican las posaderas de la regasificadora, y, por otro, la instalación de la propia planta gasística con una inversión acreditada de 380 millones de euros, otro millón de euros aproximadamente que acumula el mantenimiento hasta la fecha, además de un coste de la potencial demolición, que estimamos tendría un extra de unos 90 millones de euros, suman una monumental inversión acumulada en deuda. Lo que sí está claro es que quienes han hecho negocio han sido la ingeniería y las constructoras que se ocuparon de desarrollar la instalación y de la probable futura desinstalación.
Hace más de quince años, cuando comenzó la andadura de la regasificadora del Musel, ya era muy cuestionada su viabilidad. Por aquel entonces, en el corredor del Cantábrico ya estaba iniciada la puesta en marcha de una planta similar en Ferrol, y otra en operación a pleno rendimiento en Bilbao. La decisión de la instalación de la planta en Gijón se tomó una docena de años tarde, y con un presupuesto alto. Cuando se decidió la instalación de la Regasificadora del Musel, la operatividad de las plantas de regasificación no superaba el 60% en el conjunto del país, ya que disponía de más plantas que en toda la Unión Europea. Hoy en día la utilización de las regasificadoras GNL no llega al 50%.
Si, por aquel entonces, se hubiera abogado por la propuesta privada de una plataforma logística intermodal moderna y realista en los terrenos de la regasificadora, Asturias tendría ahora en funcionamiento una infraestructura ecológica, con la conexión ferroviaria resuelta, idealmente comunicada mar adentro, y muy demandada por el mercado globalizado que aprovecharía el actual refugo del incremento del 40% de las exportaciones. La inversión de esta plataforma logística hubiera sido tres veces menor que el de la regasificadora, y con una creación de empleo al menos diez veces mayor. Porque valen más 40 hectáreas en el Musel, en un área de actividad productiva, que 400 hectáreas en la ZALIA (Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias), con una gran inversión pública enterrada en praderas sin ganado. Al igual que lo ocurrido con el negocio de la regasificación, una vez más, nuestros vecinos vascos, aragoneses y gallegos se nos han adelantado, y ya mantienen negocios tangibles en sus plataformas logísticas.
Si a estos dos proyectos estelares les añadimos otros, con negligente resultado como el infrautilizado supra Musel, el Metrotrén, el Niemeyer, el Campus de Barredo, el Trabanquín, los museos del urogallo, de la trucha, del lobo, del queso, de la leche, del agua, de la lucha obrera, o empresas públicas regionales con cientos de millones de euros de desfase como SOGEPSA o Sedes, formaríamos una constelación de estrellas hipotecadas y sin brillo.
Considerando todo lo dicho, deducir que estos proyectos estrella son una muestra de la gestión intervencionista de nuestra región, con decisiones poco eficientes, y con unas consecuencias económicas negativas brutales, que como siempre, será a cuenta de los ciudadanos de hoy y de mañana.
Buen articulo. Como siempre los politicos sin responsabilidad por sus nefastas y ruinosas decisiones