La consejera de Transición Ecológica recuerda que COGERSA afronta en estos momentos un proceso de transformación «muy importante», y que el vertedero «ya no es una opción de futuro»
Asturias enfila el último tramo de 2023 con una doble convicción claramente afianzada: la de que el actual modelo de gestión de basuras no es viable, y la de que su adaptación a la realidad presente exigirá sacrificios. Dos cuestiones sobre las que este mismo viernes se ha pronunciado la consejera de Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico del Principado, Nieves Roqueñí. En declaraciones a los medios de comunicación, ha explicado que el tratamiento y aprovechamiento de los residuos implica un incremento de los costos del Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (COGERSA). Y eso, a su vez, va a tener que verse reflejado en la tarifa de tratamiento que pagan los Consistorios de la región.
«COGERSA está afrontando una transformación muy importante a la hora de gestionar la basura de todos los asturianos», ha matizado Roqueñí. Tanto es así que, ha añadido a continuación, el vertedero «ya no es una opción de futuro», por lo que deberá quedar para las funciones residuales en las que ya no haya manera de sacar más recursos utilizables de las basuras. Por eso, ha recordado la inversión de 62 millones de euros en la planta de basura bruta que va a permitir que todos los residuos tengan un tratamiento y obtener combustible sólido recuperado. «Eso implica un incremento de costos y en un consorcio que tiene que tener sus cuentas balanceadas en cuanto a ingresos y gastos, pues supone que si suben los gastos tenemos que subir los ingresos. Eso hay que hacerlo vía la tarifa de tratamiento que pagan los Ayuntamiento», ha concluido la consejera.