La rápida actuación del payaso Tato, que le prestó los primeros auxilios, fue determinante; la Policía Nacional prosigue las investigaciones, mientras el artista y los padres del herido ruegan que cualquier testigo de la presunta agresión testifique
Es una obviedad que, sin embargo, a veces conviene recordar: la vida real no es una película. A diferencia de lo que sucede en la pantalla, en el día a día el mal es muy tangible, los dramas duelen de verdad y las historias trágicas no siempre tienen un final feliz. Sin embargo, aunque despacio, comienzan a llegar algunas buenas noticias sobre el suceso que, en la noche del pasado sábado al domingo, marcó con una mancha oscura las fiestas del barrio gijonés de Portuarios. C. A., el hombre de 40 años que se golpeó en la cabeza tras, presuntamente, recibir un puñetazo y caer al suelo, ha salido del coma, y, según confirma su propio padre, ya tolera el agua, pronto comenzará a comer y, aunque con dificultad, es capaz de hablar. Sí ha quedado dañada su memoria, sin capacidad para recordar nada de lo sucedido aquella madrugada, lo que mantiene en el aire muchas de las incógnitas de un caso que, todavía hoy, la Policía Nacional está tratando de esclarecer.
«Tenemos una tristeza y un dolor muy grandes, tanto su madre como yo; estuvieron a punto de matarlo», ha confesado entre lágrimas, en declaraciones a miGijón, el progenitor del herido. Su hijo, taxista de profesión y soltero, se hallaba en Portuarios disfrutando de las celebraciones cuando, por razones que todavía se ignoran, se desplomó, golpeándose en la sien contra el asfalto. Desde entonces, pululan por el barrio múltiples teorías, la mayoría de las cuales apuntan a una pelea entre C. A. y otra persona, pero sin que hayan podido ser confirmadas. Esa es una de las incertidumbres que mantiene en vilo a sus padres. «No sé qué pasó, ni si era un amigo suyo… Ni siquiera sé qué amigos tiene; conocía a los que tenía cuando era joven, pero a los de ahora no, lógicamente», detalla su progenitor. Con todo, esa es la menos relevante de las dudas que les atenazan; la principal es en qué secuelas presentará su hijo cuando, al fin, reciba el alta. «Ha sufrido un daño craneal; no sé ni cómo va a quedar«, confiesa.
Con todo, las esperanzas siguen presentes y, al menos, la sombra del peor de los finales parece haberse disipado. Y buena parte del mérito recae en Jorge de la Vega, el archiconocido ‘Payaso Tato’, quien prestó al herido las atenciones iniciales, y cuyo papel, han reconocido los propios médicos, fue crucial para evitar un mal mayor. «Yo no presencié lo que pasó; no sé si le pegaron, o no«, acota de entrada este héroe involuntario, que se percató de que algo iba mal cuando vio el revuelo formado en la pista polideportiva de Portuarios. Al acercarse al tumulto, vio al hombre «tirado en el suelo, con el labio roto y un huevo del tamaño de un puño sobresaliendo de su cabeza«. De inmediato puso en práctica los conocimientos de primeros auxilios adquiridos cuando, entre 2006 y 2010, formó parte de la troupe circense de Emilio Aragón. «Le puse de lado, le quité el cinturón, le estiré los brazos y le saqué la lengua, para que no se ahogase», recuerda. Acto seguido le aplicó una bolsa de hielo en la nuca, «nunca sobre el coágulo», y se tendió a su lado. «Sorprendentemente, empezó a reaccionar; me cogió la mano y la apretó, y le empecé a hacer preguntas, para que no se durmiese».
Mientras ‘Tato’ se aseguraba de que C. A. siguiese consciente, el personal de seguridad de las fiestas formó un cordón de seguridad en torno a ambos, a fin de evitar la intromisión de curiosos. Un aspecto que el artista gijonés no deja de celebrar. «En todo momento actuaron con profesionalidad; hicieron lo que debían, y lo hicieron de manera impecable«, afirma, tajante. Al mismo tiempo, se llamó al servicio 112, y en cuestión de minutos una ambulancia respondió a la alerta; el herido fue protegido con un collarín, subido a una camilla y embarcado en el vehículo, que salió a toda velocidad hacia el Hospital de Jove. De allí, y a la vista de la gravedad de las lesiones que presentaba, C. A. fue derivado al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en el que se le indujo el coma para poder ser intervenido. Se espera que reciba el alta en cuestión de días.
Con las miradas puestas ahora en el futuro del herido, en la memoria de muchos gijoneses ha despertado de nuevo, por sus similitudes, el caso de Germán Fernández, el camarero de 24 años que en 2017 fue atacado por cuatro jóvenes en Fomento, y que, aun sobreviviendo, sufrió graves secuelas neuronales. No obstante, tanto para ‘Tato’ como para los padres de C. A. hay otro detalle que multiplica la ya de por sí lógica incomodidad del asunto: la abundancia de hipótesis, motivos y supuestos testigos que, desde la fatídica noche, están proliferando. Incluso la veracidad de la posible agresión está en entredicho. «Yo mismo pensé al principio que había sido un coma etílico, porque oler, olía a alcohol; sólo se empezó a hablar del puñetazo cuando la ambulancia se lo llevó«, puntualiza el artista, que ha llegado a publicar un comunicado oficial en su cuenta de Facebook para despejar algunas incógnitas… Y para exigir humanidad, prudencia y sentido común.
«El que lo haya visto no lo dice, y el que habla demasiado no lo vio, pero ya se ha empezado a señalar a gente, a decir cosas… ¿Cómo vas a acusar a alguien si no lo has visto?», clama, al tiempo que pide que, si realmente alguien presenció la supuesta agresión, se ponga en contacto con las autoridades. A su reclamación se suma el padre de C. A., confiado en que esa suerte de mezcla de omertá y especulación termine de una vez por todas en Portuarios. «Si alguien sabe algo, por favor, que lo diga, pero que sea la verdad«, ruega desde el HUCA. «Nadie parece querer contar nada, y estamos desesperados«.