El líder socialista revalida su cargo con 179 apoyos, los mismos que le han brindado PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria, en una votación en la que no ha habido abstenciones
Y Pedro Sánchez lo volvió a hacer. Tras meses de negociaciones contra corriente, de hermetismo en cuanto a las cesiones y exigencias planteadas para lograr apoyos, de tensiones crecientes que han llegado ha tener su traslación en las calles, el hasta hace minutos presidente del Gobierno en funciones permanecerá en el cargo con todas las de la ley por tercera vez. Lo hará después de una sesión de investidura en la que ha conseguido los 179 apoyos que precisaba para revalidar el liderazgo del Gobierno, logrados gracias al apoyo de su propio partido, el PSOE, pero también de Sumar, Bildu, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), el Bloque Nacionalista Galego (BNG), Coalición Canaria y, como actores principales en las polémicas que han marcado las últimas semanas Junts per Catalunya y Esquerra Republicana (ERC). Sólo el PP, Vox y Unión del Pueblo Navarro (UPN) se han posicionado en contra, en una votación en la que, como nota atípica y digna del recuerdo, no se han registrado abstenciones.
Han sido horas marcadas por un tono muy similar al del debate de ayer, en las que no han faltado los reproches cruzados, las advertencias mutuas e, incluso, las amenazas directas. Uno de los instantes más comentados lo ha monopolizado Aitor Esteban, presidente del PNV; en un tono a la par místico y profético, ha advertido a todo el Congreso de que «algún día, igual, contaré lo que nos llegaron a ofrecer hace un par de meses», en clara referencia al PP. El líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, por su parte, ha hecho un último llamamiento a interpretar la Constitución «con arreglo al espíritu del tiempo vigente», una mención velada a las cesiones concedidas a los independentistas catalanes por parte del PSOE para lograr sus apoyos, y que incluyen la amnistía para los cuadros procesados por el referéndum ilegal de 2017. Nada de todo eso, empero, ha modificado el rumbo trazado de antemano.
Ante Sánchez se extiende ahora una legislatura que, muy probablemente, exigirá auténticos malabares y constantes despliegues de talento negociador para hacer la gobernabilidad posible. No obstante, entre las grandes prioridades hoy se encuentra también lograr aplacar el malestar que la situación ha suscitado en el electorado conservador e, incluso, en parte del de izquierdas. En ese sentido, cabe recordar que desde hace días se han sucedido las movilizaciones ante las sedes del PSOE en distintas ciudades española, y que, en el caso de Madrid, han degenerado en varias jornadas de disturbios con las fuerzas del orden público. Tanto es así que la pasada semana la directiva socialista llegó a ordenar el cierre de sus locales en horario de tarde, a fin de no poner en peligro a sus trabajadores ante posibles brotes violentos. La esperanza ahora es que lo consumado del hecho diluya las tensiones ciudadanas y devuelva la lucha a su justo y legítimo escenario: el político.