SANTIAGO SEGURA, DIRECTOR DE CINE
«La palabra ‘Destino Asturias’ ha ido dos semanas en mi pecho. Nosotros estamos muy felices y espero que el Principado esté contento»
«La peli cumple su misión: esa válvula de escape o evasión de hora y media que muchas veces necesitas en verano. Con eso soy feliz»
Santiago Segura (Madrid, 1965) no para. Su último estreno, ‘¡A todo tren! Destino Asturias’, le ha traído en los últimos meses a grabar en el Principado. Una comunidad que le ha enamorado y de la que solo tiene buenas palabras. Segura, que siempre ha demostrado no tener pelos en la lengua y hablar de una forma clara que a nadie se le escapa, charla con miGijón. Lleva dos éxitos seguidos en la taquilla, sinónimo de que el público le quiere. El tiempo dirá si su último trabajo, nacido durante la pandemia y desarrollado tras el temporal ‘Filomena’, se convierte en el tercero. No hay dos sin tres.
‘¡A todo tren! Destino Asturias’ en una comunidad sin alta velocidad. Alguien puede ver un chiste en esta comparativa.
No es un chiste porque además es un tren litera de los que casi no existen, es un poco invención, realmente no hay ironía. Es verdad que ya va siendo hora de que el AVE llegue a Asturias, pero como dice Flo (Florentino Fernández), hay muchas excavaciones que hacer en muchos sitios y mucha piedra que taladrar.
La trama se desarrolla en buena parte en el Principado. ¿Qué le llevo a elegir nuestra comunidad autónoma?
Cuando estábamos escribiendo el guion teníamos que llevar a los niños a algún campamento en un sitio paradisíaco y pensamos los Alpes suizos porque tenía que ser un trayecto largo de tren. La cosa es que yo soy de no salir de casa, me gusta estar en este país que tiene sitios muy bonitos, por ejemplo, Asturias. Una vez que piensas eso, la producción se pone en contacto con el lugar para ver si va a dar facilidades o va a poner obstáculos. Fue lo que pensábamos: facilidades todas e incluso apoyo. Fue afortunada la elección porque no solo es un paraíso natural sino encima hospitalidad y… bueno de la comida hablamos otro día.
Luego le pregunto por la mesa y el mantel, pero sobre financiación han contado con una ayuda de 280.000 euros por parte del Principado. Viendo del momento que viene la industria, un espaldarazo como este de una administración supongo que será de agradecer.
Toda ayuda es poca porque el cine está bajo mínimos, la asistencia a las salas ha caído en picado y todos estamos intentando remontar. Al final te preguntan si se va a ver mucho Asturias y dije que lo mencionamos todo el rato, pero al ser el destino no se ve siempre. Lo que sí garanticé fue que se hiciera ver en la camiseta ‘Destino Asturias’ en mi tour publicitario. La palabra ‘Destino Asturias’ ha ido dos semanas en mi pecho. Nosotros estamos muy felices y espero que el Principado esté contento. Cuando me preguntan sí que digo que es un paraíso natural. Independientemente de que el final de la película transcurra ahí, es un sitio digno de verse y de visitar. Hay tantos rincones de España que no conocemos que me hace gracia cuando la gente habla de la Toscana y pienso ¿Dónde vas tan lejos? Me parece bien, pero conoce primero lo tuyo. La verdad que cualquier cosa que sea conocer sitios y gente nueva es enriquecedor.
¿Fue complicado seleccionar las localizaciones en el Principado?
No mucho, porque pongas donde pongas la cámara todo es verde, frondoso, muy bonito, con mucha belleza. También es cierto que nosotros vamos componiendo. De repente, vas a la estación de Avilés y dices: “Qué bonito es esto, pero el fondo ese no me gusta porque es muy urbano”. Entonces te vas a otra estación y vas mezclando todo en uno. La gente que sea de la zona dirá que de la montaña a la estación de Avilés no hay cinco minutos. Geográficamente nos lo hemos saltado un poquito a la torera porque el cine es ficción.
Entiendo por sus palabras que Asturias atrapa.
La gente es muy hospitalaria y, sobre todo, se come muy bien, respiras aire puro, como que la naturaleza está todavía en un estado que da gusto verla. Incluso cuando voy con Flo y Mota a actuar a auditorios pienso en quedarme unos días. Hay sitios que no haces ni noche y otros que te quedarías tres o cuatro días. Te puedo decir que Asturias, en general, es un poco de esos sitios.
«¿Te imaginas que se ha ido a aislar a una montaña porque le están persiguiendo? Una mezcla entre Torrente y Rambo. Me estás dando ideas, voy a hablar con el Principado»
Si le digo que hace sol, ¿me cree?
Como aquí en Madrid está lloviendo te creo al 100% porque el tiempo está muy loco. También te digo que cualquier cosa que me digas de Asturias me la creo porque igual que nosotros nos hemos enamorado, el director de fotografía está un poquito más mosqueado porque pasaba de un cielo encapotado a un sol de justicia. Cuando me preguntaban que me parecía Asturias les decía que era fabuloso: te levantas por la mañana y es otoño, al rato invierno, luego es primavera y acaba siendo verano; las cuatro estaciones en 24 horas.
Nos ha quedado pendiente la comida. ¿Santiago Segura es más de fabada o cachopo?
Buf, es que lo del cachopo es brutal. Además me hizo gracia porque como Ferrán Adriá había dicho que era un poco como una croqueta y lo querían linchar… Hombre tampoco es eso, no vamos a mezclar la gastronomía con la guerra. Un cachopo es un cachopo y estoy pensando en los quesos asturianos. ¿De qué se puede rellenar? Hay gente que le pone queso azul. La última vez que estuve allí por un preestreno fuimos a un sitio que nos dieron cachopo en piruleta, ya sabes el rollo alta gastronomía. Muchos dirán que es una chorrada, pero estaba muy bien.
Volviendo a la película, ¿Ricardo es ese padre responsable al que Asturias le cambia la vida?
Lo que le cambia la vida es el anormal que lleva al lado que es Leo Harlem. Un golfo, un caradura, un vividor, pero le da un poquito más de seguridad porque todo es duda, angustia y como tiene que seguir adelante solo puede ser a lo bestia. Él lo pasa falta, pero al final se acaba dando cuenta de que, de alguna forma, debe hacer que su carácter sea un poco meno pusilánime.
No vamos a hacer un spoiler, pero cuéntenos ¿qué sensaciones tiene con el trabajo ya concluido?
Siempre estoy de los nervios porque pienso que la he cagado. Soy un poco tipo Ricardo, muy inseguro, pero después del preestreno en Barcelona, Zaragoza, Valencia, Sevilla, Valencia, el de Asturias que fue estupendo y la última premiére que fue una matinal en Madrid en una sala gigante, ver a la gente cómo salía me tranquiliza un poco. La peli cumple su misión: Esa válvula de escape o evasión de hora y media que muchas veces necesitas en verano porque dices “¿Qué plan hacemos chicos? Pues vamos a ver una comedia de Segura que suelen estar bien” y pum, que se metan y salgan diciendo que estaba bien. Con eso soy feliz.
Al final podríamos decir que la trama es algo que nos puede pasar a todos…
Yo no se lo deseo a nadie. De hecho, en el póster pone “una divertida aventura” y añado “siempre que no te pase a ti”. No sé si te has dado cuenta de que en las comedias las desgracias o vicisitudes de los personajes son la risa del espectador, pero en la vida real estas cosas no tienen gracia. Perder a tus hijos es una de las mayores pesadillas de cualquier padre, lo que pasa que en las películas te mondas porque ves a estos tíos agobiados y cuanto más agobiados están el espectador empatiza, pero sabe que le está pasando a uno en la pantalla. Creo que la gente va a simpatizar con estos pobres y va a disfrutar viendo cómo sufren.
Hablando de sufrir ¿Ha sido más complicado rodar con Leo Harlem y Flo o con los niños?
Totalmente, y ahora que no me oyen, con Leo Harlem y Flo porque son muy buenos actores, muy graciosos, pero entienden el texto mucho peor que lo niños. Es alucinante los problemas de memoria que tienen estas personas que no son tan mayores, sobre todo, Flo que es más joven que yo. Hombre, también es cierto que a mi me pasa. A veces, al ser el director estoy preparando la secuencia del día siguiente y, de repente, cuando me voy a dormir me doy cuenta de que también soy el actor. Entonces me cojo tres folios y me hago una chuletilla por la que los niños preguntan. Siempre les digo que son reglas nemotécnicas (risas).
No es la primera vez que vemos a sus hijas participando en sus películas. En este caso, aparece Sirena. ¿Trabajar con ellas es especial?
A veces me siento tan mal trabajando todo el día fuera de casa que menos mal que mi mujer sale menos y se dedica más a eso. La verdad que lo de la conciliación lo hago fatal. Poder trabajar con mis hijas es una forma de conciliar y disfrutar de ellas. Lo único que siento de estar tan ocupado haciendo teatro, cine y televisión, es que no puedo estar el tiempo que desearía con mis hijas. En las películas siempre ves que los padres se arrepienten diciendo que se han perdido su infancia. A mi no me va a pasar porque la voy a dejar grabada en películas para que la podamos ver cuando yo sea viejecito y ellas unas mujeres. Entonces dirán: “Mira papá cómo saltaba de acá para allá”.
Sirena junto a su otra hija Calma le eclipsaron como pregonero de San Isidro. ¿Significa que hay cantera?
Significa que es fácil eclipsarme y mis hijas son especialistas. Me siento ya como padre de Michael Doulglas, Kirk Douglas. Es gracioso porque decían Kirk Douglas es el hijo de Michael Douglas. El apellido del hijo lo pronunciaban bien. En su biografía contaba que venía una chica guapísima a pedirle un autógrafo y le decía: “Es que estar con el padre de Michael Douglas…” y él pensaba “para eso he quedado”. Pues yo igual, soy el padre de Sirena y de Calma, que no está mal.
Hay una singularidad técnica en su película. Es el primer trabajo español que ha utilizado efectos especiales de pantallas LED que ya se utilizaron en la serie “The Mandalorian”. ¿Cómo llegan a esto?
Esto viene porque las escenas que no pueden ser en la estación ni el tren hay que hacerlas con un croma. Se ruedan los fondos y luego se incrusta. No queda mal, pero vimos que en algunas películas en Los Ángeles utilizaban en lugar de pantallas, LED. Eso da luz, con lo cual lo que quieras que suceda en el fondo está pasando y la luz se proyecta sobre los actores, hace que sea más realista que el croma. Como hemos sido de los primeros, hemos pagado un poco la novatada y costó bastante adaptar las pantallas. Creo que la sensación es mucho más realista, ilumina con color. Es curioso, me ha gustado y no se nota nada raro. Incluso creo que para los actores trabajar ante una pantalla verde es peor que hacerlo ante un fondo proyectado que ves lo que está pasando. Alguno me decía que se mareaba. El caso es quejarse, macho.
Viene de dos éxitos en taquilla. Dicen que no hay dos sin tres…
Te juro que he pensado lo mismo cuando me lo has dicho (risas). Ojalá. Creo que es como cuando tienes una cita: vas al cine, a cenar, te lo pasas bien, tienes una buena conversación ¿Por qué no una segunda? Esto es mi cita veraniega con el público, las familias. No viene mal que las otras hayan sido bien recibidas en la taquilla porque me hace pensar que el público pueda pensar “vamos a confiar en este desgraciado”.
Rodó en plena pandemia y a la vuelta de Filomena. ¿Le gustan las emociones fuertes?
Buf, las odio. Vamos, que no fue una cosa de decir: “Venga chicos, ¿veis el temporal que va a venir? Vamos a meternos de cabeza”. Y la pandemia igual. Toda España ha intentado trabajar, muchos por desgracia no han podido y los más afortunados lo hemos logrado, pero nos ha costado: protocolos, mascarilla… No sabes lo terrorífico que era cada vez que venía un grupo de 30 figurantes y ocho daban positivo en antígenos, para casa. Además, uno de los niños cogió el virus. Yo estaba aterrorizado porque si lo cogía no hay seguro cinematográfico que cubra eso y como director y uno de los protagonistas tendríamos que haber parado dos semanas el rodaje. Por hablar claro, estaba jiñado, pero lo bueno es que no se nota en la pantalla. Así que soy más de emociones flojas. De hecho, no me monto ni en una montaña rusa. Lo máximo que puedo sacar es una luxación en una vértebra.
Tras su paso por Asturias, le queda la sensación de que Filomena podría sentirse como en casa en la comunidad
No, no. El clima asturiano a ratos es otoñal, a veces con chubascos, pero lo que vi en Gran Vía era Alaska. Salí con Sirena y parecía una película de ciencia ficción de esas malas que muere todo el mundo al final. No sabía si empezar la película o meterme debajo de la cama. Fueron dos días brutales: se reventaban las cañerías, se hundían los sitios por el peso de la nieve. Teníamos cinco o seis localizaciones en bosques y nos lo prohibieron.
Oiga ¿Torrente podría tener continuidad en el Principado?
Torrente es más una rata de cloaca. No sé si en tanta naturaleza… igual el aire puro se lo carga porque es un ser muy sucio y tan curte, pero nunca te digo que no. ¿Te imaginas que se ha ido a aislar a una montaña porque le están persiguiendo? Una mezcla entre Torrente y Rambo. Me estás dando ideas, voy a hablar con el Principado.
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