
Concesiones, promesas veladas y jugadas tácticas convergen en una coreografía donde el PP, en un giro irónico, queda como el tonto útil en esta obra de cinco actos
El escenario político español, bajo la batuta de Pedro Sánchez, ha transformado la tragedia en tragicomedia. Lo que comenzó como un decreto ómnibus bloqueado en el Congreso hoy se metamorfosea en un pacto con Junts que reescribe las reglas del poder. Concesiones, promesas veladas y jugadas tácticas convergen en una coreografía donde el PP, en un giro irónico, queda como el tonto útil en esta obra de cinco actos.
Primer acto: el rehén como moneda de cambio
El decreto ómnibus, concebido para atender urgencias sociales como pensiones o ayudas a damnificados, pronto devino en arma política. Asturias y Valencia fueron los rehenes elegidos, con el consejero asturiano anunciando pérdidas de 500 millones de euros si el decreto no avanzaba. Pero este dramatismo, más teatral que real, buscaba trasladar al Congreso el peso del bloqueo. Mientras los ciudadanos observaban desde las gradas, los derechos sociales quedaban sacrificados en el altar de la estrategia.
Segundo acto: el giro inesperado
Ayer, la trama dio un vuelco. Pedro Sánchez pactó con Junts, añadiendo nuevas protecciones para propietarios en casos de desahucio, un gesto calculado para silenciar críticas. Sin embargo, bajo la superficie de este cambio técnico, se despliega un acuerdo de mayor calado: tramitar una cuestión de confianza, una promesa soterrada de consulta sobre la independencia de Cataluña y la reactivación del debate sobre la amnistía. La política española, lejos de ser un juego de ajedrez, se revela como una partida de póker donde Sánchez juega sus cartas con fría maestría.
Tercer acto: el precio de las cesiones
Las modificaciones en el decreto son apenas el envoltorio de una concesión mayor. Puigdemont emerge como protagonista inesperado, mientras Sánchez cede terreno estratégico a cambio de estabilidad parlamentaria. Junts, lejos de ser un mero socio coyuntural, consolida su peso como actor central en la política nacional. El líder socialista, consciente de la polémica que genera, equilibra sus movimientos con ajustes diseñados para desviar el foco de las críticas, pero el coste político de estas cesiones ya empieza a notarse.
Cuarto acto: el tonto útil
El PP, convencido de haber bloqueado el decreto inicial, ve cómo su estrategia se desploma. Sánchez utiliza ese bloqueo como trampolín para negociar con Junts, y el resultado convierte al principal partido de la oposición en un espectador más. Mientras Sánchez y Puigdemont capitalizan su acuerdo, el PP queda como un peón en el tablero, útil para ambos. La oposición calculada se convierte en un golpe autoinfligido, dejando a los populares como protagonistas involuntarios de la victoria ajena.
Quinto acto: la tragedia reescrita
El pacto con Junts reconfigura el decreto ómnibus, que pasa de símbolo de bloqueo a epicentro de una maniobra estratégica. Sánchez demuestra que el vacío legislativo y la parálisis no son errores, sino herramientas deliberadas para forzar alianzas y reforzar su posición.
Entretanto, Asturias, Valencia y el resto del país siguen atrapados en esta tragicomedia. Las necesidades reales quedan relegadas a meros decorados mientras las grandes decisiones giran en torno a pactos que poco tienen que ver con los intereses ciudadanos. En esta obra de cinco actos, Sánchez dirige, Junts protagoniza y el PP, paradójicamente, se convierte en el personaje secundario que hace avanzar la trama. El telón aún no cae, pero el desenlace, como siempre, deja en manos del público el precio de la entrada.