La víctima, nacida en 1945, residía en el edificio en el que se halla el hotel La Polar y, según valoraciones preliminares de la Policía Nacional, se precipitó por voluntad propia
Gijón ha amanecido hoy bajo la sombra de un nuevo drama voluntario. Un hombre de unos ochenta años, nacido en 1945 y que, según fuentes cercanas, respondía a las iniciales J. M. P. C., ha muerto en la zona de Poniente alrededor de las siete de la mañana, tras caer desde la ventana de su vivienda, ubicada en el número veinte de la avenida de José Manuel Palacio Álvarez. La investigación sigue abierta; no obstante, por el momento la teoría más sólida que baraja la Policía Nacional es que la víctima se precipitó al vacío por voluntad propia.
Las alarmas saltaron cuando la zona, como el resto de la ciudad, comenzaba a despertar para encarar la última jornada laboral de la semana. Con no pocas personas acudiendo en ese momento a sus puestos de trabajo, y muchos padres llevando a sus hijos a colegios e institutos, fue una suerte que pocos testigos se cruzasen con la escena. Además, dada la cercanía de la comisaría gijonesa de la Policía Nacional, dos patrullas del servicio de Seguridad Ciudadana se desplazaron de inmediato al lugar, y delimitaron y cubrieron el cuerpo con una manta hasta la llegada de los forenses. Para las 8.45 horas ya se había dictaminado la defunción, y se llevó a cabo el alzamiento del cadáver.
Casado y vecino de la zona desde hacía años, el hombre era un rostro conocido entre los habitantes del barrio, amén de entre los propietarios y empleados de varios negocios. «Era un paisano normal, muy amable con todo el mundo, que no daba guerra y del que no se pensaría que podría hacer algo así», reflexionaba la camarera de un establecimiento hostelero cercano. Quizá por eso, además por la escalada de suicidios que parece asolar Gijón desde hace semanas, al desconcierto y a la tristeza se ha añadido la indignación. De hecho, varias personas que conocían al fallecido reclamaban esta mañana «que se dejen de tanta palabrería en la Junta y en el Ayuntamiento, y que empiecen a hacer algo para cuidar la salud mental. Que pongan más psicólogos, más teléfonos de ayuda, más asistencia para quienes se sienten solos… Lo que sea, pero esta sangría tiene que parar.»
«Un hombre de *unos ochenta años*, nacido en 1945» Cogei la calculadora si no sabéis sacar la edad así. Virgensanta.