Decenas de transeúntes han fotografiado desde el Muro el curioso buque, de dimensiones colosales y expresamente diseñado para sumergirse parcialmente y transportar sobre su cubierta grandes cargas sólidas
Hay un monstruo marino en las costas de Gijón. Grande, rojo, de movimientos lentos e intimidantes… Y, para más inri, chino. Sin embargo, y en consonancia con algunas de las leyendas que pueblan la mitología del ‘país del dragón’, se trata de un ser pacífico, inofensivo; incluso amable. Porque el ‘monstruo’ en cuestión no es otro que el buque semisumergible ‘Zhong Ren 121’, un titán de los mares que, desde hace días, permanece frente a la playa de San Lorenzo, esperando el momento propicio para acceder al puerto de El Musel. Un carácter sereno que, sin embargo, no ha impedido que el inusual tamaño y las peculiares formas de esta embarcación hayan desatado la curiosidad de los transeúntes del Muro; de hecho, no pocos de ellos se han lanzado a fotografiar desde el paseo el pintoresco barco, pese a hallarse al pairo a varias millas de tierra firme.
Llegado a Asturias desde el puerto francés de Le Verdon, y con su base de Singapur como próximo destino, el ‘Zhong Ren’ forma parte de una clase de buques expresamente diseñados para transportar cargas sólidas voluminosas y pesadas, como pilares para molinos éolicos, grandes radares, plataformas petrolíferas o, incluso, otras naves. Para ello, sus tripulantes llenan de agua de mar los tanques de lastre y sumergen parcialmente la cubierta de popa; con ésta bajo el agua, maniobran el barco hasta situarlo debajo de la carga, hecho lo cual se expulsa el lastre y se retorna a la superficie. Una maniobra siempre compleja y peligrosa, pero que ha permitido poner en todos los mares y océanos del globo piezas colosales, como centros de extracción de petróleo y gas, o parques eólicos de toda índole.
La presencia de estos gigantes en la ciudad no es totalmente inusual; sin ir más lejos, este mes de marzo el ‘GPO Saphire’ recaló en El Musel, a petición del Grupo Alvargonzález, para transportar la draga ‘D’Artagnan’, utilizada en la ampliación del puerto. Desgraciadamente, en múltiples ocasiones la labor de estas naves ha estado ligada a tragedias marinas. Así, en 2000 uno de estos barcos, el noruego MV ‘Blue Marlin’, fue el encargado de llevar a la seguridad de la costa de Estados Unidos al destructor USS ‘Cole’, dañado en el puerto de Adén por el ataque de una lancha suicida de Al Qaeda, que causó diecisiete muertos entre su dotación. Un año después, en octubre de 2001, el polaco ‘Giant 4’ reflotó y devolvió a Rusia los restos del submarino nuclear ‘Kursk’, perdido con toda su tripulación en agosto de 2000.
En el caso concreto del ‘Zhong Ren’, la razón de su presencia en Gijón no ha sido desvelada, aunque se confía en que no tenga nada que ver con hechos tan dramáticos…