Motivadas por sus hijos, un grupo de madres de jugadores del Gijón Rugby Club, todas mayores de 35 años, fundaron en junio el equipo Madreñes; ahora han logrado que Las Mestas sea sede del torneo Mater Series
Los días en que podía afirmarse a la ligera que el rugby era un deporte de hombres han quedado felizmente atrás. Temporada tras temporada, equipos del mundo entero ven crecer la entrada en sus alineaciones de mujeres de toda edad y condición. Y, como ocurriese en España tras el reciente desempeño de la Selección Femenina de Fútbol en el Mundial de Australia, la afición entre el público también se está disparando. Algo que, en el caso de Gijón, ha llevado a la ciudad a ser seleccionada como próxima sede, y primera en suelo asturiano, del torneo nacional Mater Series, que se disputará el 4 de noviembre en el campo de Las Mestas. Semejante logro, sin embargo, no ha caído del cielo. Tras él se halla la determinación, el trabajo y la pasión desplegadas por un grupo de mujeres, veinticinco en la actualidad y todas de más de 35 años, que, hace ya cuatro meses, optaron por saltar de la grada al campo para fundar el Madreñes, el equipo de veteranas del Gijón Rugby Club. Todo un placaje no sólo al arcaico prejuicio del sexo, sino también al de la edad, y cuyo impacto quedará probado ese mismo día 4, en el que para este conglomerado será también su primera competición oficial.
El del Madreñes es un caso de manual de triunfo de la pura voluntad. «El 99% de nosotras no habíamos practicado rugby nunca antes», ríe Andrea Nosti, delantera y fundadora del equipo. De hecho ella, como la mayoría de sus compañeras, es madre de uno de los jóvenes atletas que se disputan el balón en las filas del Gijón Rugby Club. «Les vamos a ver, les animamos, algunas también son delegadas de los equipos… Y, de tanto acudir al campo, nos acabó entrando el gusanillo», detalla. Fue entonces cuando lo que, en origen, nació como una idea frívola, casi una broma entre amigas, se acabó convirtiendo en una opción sólida: crear una agrupación mater gijonesa, a imagen y semejanza de las Osas del Real Oviedo, la otra única de su clase que opera en la región. Una forma «de ponerte en forma, de divertirte y, de paso, de aprender sobre ese deporte que practican tus hijos». Por fin, en junio esa posibilidad se hizo realidad.
Las dinámicas en los entrenamientos nada tienen que envidiar al de los equipos tradicionales. Pases, bloqueos, caídas y tantos se suceden una y otra vez, en duelos de diez contra diez, siempre sobre la premisa universal de que la práctica constante es la única vía eficaz hacia la excelencia. Pocas son las concesiones que se hacen por razón de sexo o edad; quizá las únicas sean la reducción del tiempo de cada parte, y la sustitución del tradicional placaje por la llamada ‘agarrata’, el touch del rugby anglosajón, un contacto de unos pocos segundos en el que se tamiza la agresividad. Todo ello bajo los expertos consejos de la jugadora Estefanía Cela, entrenadora de los más pequeños del Gijón Rugby Club y, ahora, también técnico del Madreñes. «Es bastante complicado, pero muy bonito», recalca Nosti. Al fin y al cabo, «vas haciendo club, familia y ayuda a crecer a este deporte, que no es muy mayoritario en este país».
Por el momento, el poder de atracción no parece ser un problema para esta alineación. «Ya no somos sólo madres de jugadores. Se han inscrito amigas, conocidas, gente que nos ha contactado por redes sociales… Y nadie se ha dado de baja. Una vez lo pruebas, te atrapa», admite, orgullosa. Tanto es así, que ellas mismas optaron por compaginar los entrenamientos, amén de sus vidas personales, con la ingente tarea de conseguir la llegada del Mater Series a Gijón. Nada fácil, sobremanera por la ausencia de una Federación, o de algún estamento oficial, en la preparación de esa campaña. «Aunque los organismos están encantados y nos apoyan, es algo que organizamos las madres, pero nos apetecía tanto…», recuerda. ¿El resultado? Misión cumplida. El 4 de noviembre se lanzarán al terreno de juego en su primer torneo, luciendo sus equipaciones de color rojo, blanco y negro para medirse a otros catorce equipos procedentes de seis regiones de España. Por ahora, el número de participantes inscritas ya alcanza las 334 jugadoras, la más alta en la historia del Mater Series. Para una competición que vio la luz hace sólo tres años, es una cifra nada desdeñable.
«Estamos súper ilusionadas por todo esto: por conseguir ser sede, por ese récord de participación, por poder estrenarnos… Y por competir delante de nuestros hijos, que son nuestra inspiración y nuestro mayor apoyo», admite Nosti, en nombre propio y de todas sus compañeras. Todo ello, claro, sin obviar la emoción que suscita vivir el bautismo de fuego en el terreno de Las Mestas, «el campo en el que juegan nuestros equipos principales, y algo muy especial para nosotras». Ahora se extiende ante el Madreñas una semana redoblando esfuerzos para llegar a punto a un torneo en el que, si bien los trofeos serán en reconocimiento de la participación, la pretensión de todas las formaciones es «dar lo mejor que podamos». Eso sí… Como buenas rugbiers, con una mirada puesta en el ‘tercer tiempo’, en «esa fiesta que, ganemos o no, nos vamos a dar todas cuando acabemos. Tenemos muchas gana de demostrar lo que valemos, pero también de pasarlo bien».