
Únicamente cuando se frustró la posibilidad de que Pumariega fuese la presidenta del PP gijonés, Andrés Ruiz decidió presentarse al puesto. Eso define a una persona que pone a su partido por delante de cualquier otra ambición o consideración

Queridos lectores: A los que tuvieron la gentileza de leer mi anterior columna, les hablé del partido del 11 de enero entre el Oviedo y el Sporting. No exactamente de su aspecto deportivo sino de lo que sucedió después; para ser más concretos, desde que el árbitro pitó el final del encuentro. Hoy les traigo a otro partido, el PP gijonés, que celebra su congreso el próximo día 8 de febrero.
La primera gran noticia es precisamente esa: que se va a celebrar. Lo que debería ser una rutina en la vida de cualquier partido se ha convertido en excepcional en el PP de Gijón. Este medio de comunicación que están leyendo ustedes ahora mismo, Mi Gijón, tiene cuatro años de vida y nunca ha informado sobre un congreso de los populares gijoneses. Ni aunque tuviera el doble de existencia lo habría hecho. Y es que el último en celebrarse fue allá por febrero de 2015. Toda una década en la que ha habido varias direcciones, constituidas de forma perfectamente legal pero carentes de la legitimidad democrática que sólo dan las urnas.
Así pues, tras sucesivos retrasos debidos a diferentes avatares, normalizada ya hace más de un año la elección del presidente regional del partido con la victoria de Álvaro Queipo, le llega el turno al cónclave de los populares gijoneses. Y llega en un momento que, estando lejos de los mejores tiempos de una formación que llegó a tener 12 concejales, sí vive su mejor etapa tras el abandono de militancia de Francisco Álvarez-Cascos para crear Foro Asturias. Eso fue hace 14 años. Es cierto que en 2011 gobernó Carmen Moriyon, pero en aquella ocasión los votos populares, decisivos para que ella fuera alcaldesa, no se tradujeron en concejalías para el PP, que los cedió únicamente para permitir que no gobernaran los partidos de izquierda. En cambio, en las últimas elecciones al Ayuntamiento de Gijón (2023), la candidatura encabezada por Ángela Pumariega consiguió cinco ediles, y los resultados electorales propiciaron que, por primera vez en la historia de nuestra democracia, el PP ostente responsabilidades de gobierno en el Ayuntamiento de Gijón.
Además, en esta ocasión son dos los candidatos que se disputan la presidencia local del Partido Popular. Andrés Ruiz y José Manuel del Pino se disputarán el voto de los militantes para escoger al sucesor de Pablo González. El primero presentó 414 avales y el segundo 301. Actualmente el PP de Gijón cuenta con más de 1000 afiliados, teniendo en cuenta que se ha incorporado un centenar de afiliados desde que se convocó el congreso. Además, conforme a los estatutos del partido, cualquiera que haya sido militante del partido puede recobrar su condición -y sus derechos-, siempre que se ponga al corriente del pago de las cuotas (20 euros anuales). Para ello tienen de plazo hasta el 3 de febrero. Dentro de la formación, dadas las expectativas que ha suscitado entre los militantes, se confía en doblar de largo la afiliación actual. Y es razonable esta perspectiva, porque los simpatizantes de la formación podrán confrontar los proyectos de uno y otro para el próximo cuatrienio.
Tal como están las cosas, la relación entre la dirección del partido y el grupo municipal que cogobierna nuestro concejo es una de las claves de lo que está en juego en este congreso. Objetivamente, en esta situación, lo idóneo habría sido que la cabeza de lista, y la mejor opción electoral con la que cuenta ahora mismo el PP de Gijón, que es Ángela Pumariega, fuese aupada también a la presidencia del partido. En torno a ella se ha tratado de construir una candidatura que refleje el sentir mayoritario de los militantes. Esto no ha sido posible por la decisión de José Manuel del Pino de presentarse también, algo por lo que lleva cuatro años peleando y a lo que no ha querido renunciar.
Dado que Pumariega, con buen criterio, no ha querido erosionar su papel al frente de la Vicealcaldía de Gijón, con un siempre incómodo e incierto enfrentamiento entre compañeros, quedaba la duda de si el amplio consenso suscitado en torno a ella, con la única excepción de Del Pino, podría repetirse con otro nombre o, por el contrario, nos encontraríamos ante una lucha atomizada entre numerosos aspirantes. La duda se ha resuelto por la primera de estas posibilidades: a pesar de la dificultad que entraña superar décadas de enfrentamientos y rivalidades entre las distintas ‘familias’ y sensibilidades del PP gijonés, el parlamentario autonómico Andrés Ruiz encabezará una candidatura de amplia unidad.
Solamente esta característica sería ya suficiente para considerar a Ruiz la mejor opción a la que los militantes podrán dar su voto el día 8 de febrero. Ver en su equipo a destacados representantes de la dirección anterior (Cristina Villanueva y Jesús Suárez, los números dos y tres de Pablo González), junto al grupo municipal (los concejales Jorge Pañeda y Abel Junquera y la mayor parte de los asesores que desarrollan su trabajo en el Ayuntamiento) ya es un claro indicio de que esa relación que, como les decía, es clave para el crecimiento y fortaleza del PP, va a ser mucho más fluida, continua y directa de lo que viene siendo desde la precampaña de las municipales. Si a ello les sumamos destacados representantes de diferentes sensibilidades del partido, como son el propio Ruiz y David Cuesta, y el apoyo en bloque de la rama juvenil, Nuevas Generaciones, el conjunto es sólido, fiable y la mejor garantía para que el partido se consolide en el gobierno y siga mejorando representatividad en las urnas.
Y hay un detalle que no quiero dejar de compartir con quienes han tenido la amabilidad de leerme hasta aquí: acostumbrados como estamos en este país a que las luchas por los liderazgos de los partidos se basen en los personalismos individuales y en el ‘quítate tú pa ponerme yo’, Andrés Ruiz había renunciado a dar batalla y se pronunció públicamente en favor de que la aspirante a la presidencia fuese Pumariega. Únicamente cuando se frustró esta posibilidad es cuando decidió presentarse al puesto de presidente del PP gijonés. Eso define a una persona que pone a su partido por delante de cualquier otra ambición o consideración. Suya es ahora la responsabilidad, al frente de un equipo muy plural, de convertir al Partido Popular en la entidad que Gijón necesita.
Por eso todos los que vayan a votar el 8 de febrero tienen una responsabilidad más allá de meter la papeleta en una urna: no solo nombrarán al nuevo presidente del PP gijonés, sino a la persona que va a dirigir un partido con cinco concejalías en el Ayuntamiento. Así que no estaría mal que, antes de votar, escuchen las inquietudes y los deseos de sus correligionarios, teniendo en cuenta que el resultado va a ser clave para la política municipal de Gijón. A todos ustedes, si me han leído hasta aquí, muchas gracias. Les espero.
El hecho de que Andrés sea el candidato oficial de Mercedes Fernández y de que el nombre de esta no aparezca por ninguna parte en su articulo es una simple coincidencia me imagino? Tanto como el hecho de que otro de sus grandes amigos y protectores David González Medina lleve meses haciendo llamadas a afiliados para sumar votos ante la próxima convocatoria del congreso.
Al menos, esperemos que en esta ocasión no haya muertos de por medio como en aquel famoso y esperpéntico acto de la escuela de hostelería de Begoña.