«Salió absuelto del juicio porque «al no lograr ponerte la bolsa, sólo se le acusa de acoso verbal y es un delito leve’«

No era algo nuevo. El acusado de matar a Érika Yunga ya tenía un historial previo de violencia sexual. No tenía antecedentes como tal, pero sí había recibido varias denuncias. Una joven que había sufrido el acoso del supuesto asesino, contaba su experiencia y la denuncia que había interpuesto en 2019.
«Denuncié a este hombre en 2019 por acorralarme e intentar ponerme una bolsa en la cabeza. Salió absuelto del juicio porque «al no lograr ponerte la bolsa, sólo se le acusa de acoso verbal y es un delito leve’. Cada pocos meses, desde entonces, leo por redes a chicas que se lo cruzaban y a las que acosaba o acorralaba. Nos avisábamos unas a otras porque teníamos miedo, porque sabíamos que era peligroso. Porque la justicia no actuaba. No lo entiendo. Avisamos muchas veces, muchas personas diferentes. ‘Delito leve’, ‘delito leve’, ‘delito leve’. No entiendo de leyes ni de derecho, pero creo que algo falla si tenemos que esperar a que nos maten para tomarse en serio nuestros gritos de socorro. Qué impotencia. Lo siento mucho Erika. Desde aquí te lloro y abrazo a todos aquellos que te conocen y te querrán siempre Lo siento mucho».
La joven ya había comentado el ataque en 2019, cuando se produjo. Hoy llora la muerte de Érika. Sabe que le podía haber pasado a ella, o a cualquiera. El acusado, mientras, se recupera de las heridas que se autoafligió tras cometer, supuestamente, el brutal asesinato.