De los prometidos 10.000 empleos al descampado abandonado
Quince años después del comienzo, ni una sola empresa se ha instalado en el polígono
Navegar por la web de la ZALIA es hoy un ejercicio literario: sus contenidos son un asombroso relato de política ficción
El polígono proclamado hace 15 años como el eje logístico fundamental del Arco Atlántico, donde llegarían a crearse 10.000 puestos de trabajo, hoy es un descampado sin electricidad, sin accesos y sin empresas con una deuda superior a cien millones de euros.
Igual que el comienzo de la popular novela de Céline, Viaje al fin de la noche, «la cosa empezó así»: como en todas las buenas historias de áreas gubernamentales veladas por un halo de misterio, un coche surge de la nada y nos sigue hasta los confines de la ZALIA, cerca de San Andrés de los Tacones, en el lejano oeste de Gijón.
Es un turismo blanco, del que se baja un hombre para observar la incursión del periodista desde la distancia, a unos 200 metros, mientras merodea al otro lado de la tapia de hormigón donde están aparcados los vehículos.
Al regresar al punto de encuentro, existen, al menos, dos posibilidades, que miGijón no va a lograr averiguar, porque el OVNI (Operador de vigilancia no identificado) no se pronuncia en ninguna dirección.
Tal vez exista un servicio de seguridad extraoficial para acompañar de forma amable y silenciosa, al estilo siciliano, a los coches que se aventuran a entrar en este entorno desierto los sábados por la tarde. O puede que el polígono llamado a ser el «eje fundamental del Arco Atlántico», en palabras del expresidente Areces, su principal valedor, donde los inversores inyectarían 1.000 millones de euros, generando hasta 10.000 puestos de trabajo, se haya convertido quince años después, en una zona de cruising al aire libre.
PERIODISTA: Hola, qué hay.
OVNI: Buenas tardes.
Puede, también, que sea un vecino suspicaz.
“Juntos llegaremos lejos”
Lo paranormal, a menudo, son las expectativas. Los mensajes en el deslucido cartel de entrada al recinto son toda una declaración de intenciones, además de una certera metáfora para ilustrar la distancia entre el vigoréxico marketing político y la pura realidad.
«La Asturias del futuro. Bienvenidos», dice el eslogan principal. El segundo, más anacrónico y cosmológico, como si se tratase una campaña propagandística sobre la carrera espacial en plena guerra fría, reza: «Juntos llegaremos lejos».
Sin embargo, la ZALIA no se ha movido de la casilla de salida. Puede decirse, por el contrario, que va retrocediendo poco a poco: el Principado renunció por primera vez en 2020 a 1,2 millones de metros cuadrados del recinto «para dejar menos encorsetado el núcleo de San Andrés de los Tacones«, en palabras del nuevo consejero de Infraestructuras, el socialista Alejandro Calvo.
Se refiere al entorno de la parroquia donde fueron expropiados los terrenos para desarrollar el polígono en el Big Bang del proyecto; unas expropiaciones cuyo valor se elevó en 2016 más de 4,4 millones de euros sobre su precio inicial tras varias sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), contribuyendo al ensanchamiento del agujero negro de una deuda por entonces ya millonaria, con los ingresos por venta de parcelas a cero.
Una zona 0 con deudas millonarias
Actualmente, la sociedad gestora debe alrededor de 115 millones de euros, requiriendo una inyección continua de financiación pública para afrontar los pagos a los bancos: Santander, Caixabank y Abanca fueron las entidades que en el origen aportaron los fondos para la urbanización y adquisición de las parcelas, en previsión de futuras ampliaciones.
ZALIA, S.A. está participada por el Principado (40%), el puerto de Gijón (30%), el puerto de Avilés (15%), y los ayuntamientos de Gijón (10%) y Avilés (5%). En 2014, cuando se situó por primera vez al borde del concurso de acreedores, fue rescatada por el Principado y el consistorio gijonés, que insuflaron fondos a la entidad mediante créditos participativos, asumiendo un plan de pagos que se mantiene hasta la actualidad, transformando progresivamente la deuda privada de la entidad en deuda pública. Solo en los primeros dos años, inyectaron 18 millones. En 2021, el Ayuntamiento de Gijón ha transferido 1,6 millones.
En 2020, la Sindicatura de Cuentas del Principado de Asturias emitió un informe demoledor sobre estas cuentas. «La estructura financiera de la sociedad se caracteriza por un elevado nivel de endeudamiento», señaló. «Por otro lado, hay que considerar la capacidad de la entidad para hacer frente a esas deudas. El principal activo de la sociedad, esto es, sus existencias en curso (las parcelas), han venido experimentando una constante disminución (de valor) desde 2015». El organismo auditor ha tasado en un 17% la depreciación de las parcelas en el período de 2015 a 2018.
El Área 51 de Asturias
No se utiliza el símil de la base militar de Nevada porque el polígono gijonés sea candidato a protagonizar un capítulo de Cuarto Milenio debido a sus actividades secretas. La ZALIA no es un enigma por lo que se hace allí, sino por lo que no se hace. Su propia existencia es una gran incógnita, como lo es que un desierto de asfalto pueda mantenerse durante cuatro legislaturas en el centro de la agenda política como un proyecto esencial para el desarrollo de Asturias, mientras permanece sin electricidad y sin accesos.
La hemeroteca no deja a nadie a salvo en el ala socialista.
«Supone una segunda ampliación mar adentro del puerto que permitirá incrementar sus tráficos y su actividad y que se convertirá en referente del noroeste atlántico, un proyecto ambicioso que permitirá dar una solución definitiva a la interconexión del área central asturiana», proclamó la exalcaldesa Paz Fernández Felgueroso en el acto de colocación de la primera piedra, en 2010.
Un año después, Álvarez Areces dijo: “Es una actuación impresionante que configura un gran motor de desarrollo de la economía, situando Asturias como plataforma logística líder. […] Este es el futuro. Aquí tienen que venir los inversores».
«Asturias puede liderar la logística del transporte en el Noroeste de la península y la fachada atlántica, un objetivo ambicioso y realizable. Desarrollar la ZALIA es uno de nuestros compromisos, clave para que los puertos de Avilés y Gijón alcancen todo su potencial», expresó, por su parte, el expresidente Javier Fernández en mayo de 2015, durante la campaña electoral para su reelección.
«En estos cuatro años veremos la ZALIA funcionando», llegó a decir la actual alcaldesa de Gijón, Ana González, en una reunión con Adrián Barbón en septiembre de 2019. En realidad, el presidente ha sido el único en dar pasos atrás durante este mandato, con una posición más prudente. En su discurso de investidura, se limitó a decir: “la plena operatividad de la ZALIA está en mi programa de gobierno”. De otro lado, aunque ya había sido anunciado, en febrero asumió «una redimensión de la ZALIA», reconociendo además que «se escapa a nuestras posibilidades reales”, en relación a la inversión de 140 millones para acometer los accesos previstos en 2005.
La redimensión del recinto es, en ese sentido, la línea argumental que han manejado los partidos de la oposición durante esta década, tratando de forzar al PSOE al reconocimiento del naufragio de un proyecto que llegó a ser una de sus principales banderas programáticas.
Sin accesos, sin luz y sin empresas
Quince años después del comienzo, ni una sola empresa se ha instalado en el polígono, consecuencia lógica de la ausencia de suministro eléctrico y accesos adecuados al polígono, entre otros servicios básicos.
En el caso de la energía, las negociaciones con EDP para la construcción de una subestación en el polígono permanecen estancadas. En cuanto a los accesos, las autovías previstas en el plan inicial, se han convertido en carreteras convencionales. Además, ni siquiera existe todavía ninguna de las tres entradas planificadas.
Tras continuos retrasos, este año deberían concluir las obras del primero de los accesos, la conexión con La Peñona. En cuanto al segundo, por El Montico, tras la reconversión del plan original, concebido inicialmente en 2013, la redacción del proyecto se abordará este año. Sobre el tercer acceso, no existen previsiones.
A día de hoy, de los 700.000 metros cuadrados disponibles en la primera fase de la ZALIA, en tres lustros se han vendido solo 4.500 metros cuadrados. Fue hace trece años, aunque la parcela permanece vacía: se trata de los terrenos comprados sobre plano por la patronal del transporte Asetra.
Desde entonces, no se ha vendido ni un metro cuadrado más, aunque se encuentra sobre la mesa un proyecto para la construcción de una central térmica de biomasa de la empresa gallega Greenalia, un equipamiento condicionado a subvenciones y actualmente pendiente de la tramitación medioambiental del Principado.
La ucronía de Gijón
Lo paranormal, a menudo, también es el lenguaje: no es lo mismo el fracaso de un polígono industrial en las afueras de Gijón que el fracaso del centro logístico fundamental del Arco Atlántico: la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias. Los dirigentes políticos han inflado durante una década el hype de la ZALIA con una neolengua basada en mensajes extraterrestres. Las consecuencias del farol, resultan demoledoras al visitar la zona.
Navegar por la web de la ZALIA es hoy un ejercicio literario: sus contenidos son un asombroso relato de política ficción, una ucronía sobre las últimas dos décadas de historia gijonesa y regional. En sus páginas se cuenta la historia de lo que salió mal, pero en sentido positivo, como si en realidad todo eso existiese: la autopista del Mar, la pujante ampliación de El Musel, la variante de Pajares… «La conexión con el mundo, Asturias en la red mundial de transporte y distribución de mercancías», celebra un mensaje sobre un mapa donde Gijón aparece conectado a Nueva York, Panamá, Santos, Dubai, Tuticorin y Shanghái.
Sin embargo, más allá del doping de la comunicación política, la ZALIA ha perdido oportunidades reales en el camino a causa de la gestión del proyecto, no por su concepto, de modo que, quizás, algún día, pueda ser una buena idea. En los últimos años, compañías como El Corte Inglés, Día, Mercadona y, más recientemente Amazon, que se instalará finalmente en el concejo de Siero, con la previsión de crear 2.000 puestos de trabajo, renunciaron al polígono gijonés, según ha trascendido, a causa de sus deficientes accesos.
Mientras el tiempo pasa, el futuro de Asturias es una rotonda con señales dibujadas a mano y varios viales de acceso a las parcelas del polígono, invadidas por la maleza, y, cada cierto tiempo, por el plumero de la pampa. Al fondo de la bifurcación principal, en el fin de la ZALIA, aguarda todavía el coche blanco. Antes de salir del polígono, damos varias vueltas en redondo para observar los movimientos del OVNI. Un segundo después, tras mirar fugazmente el navegador, ya no hay nadie.
Pasé muchas veces por Serín y lo que hicieron,para nada, con los expropiados de una zona casi virgen solo tiene un nombre EXPOLIO
Una pena que tan buen artículo no tenga mas visibilidad
Tambien tuvieron el puerto seco durante unos años sin tenr ningun uso entre palencia y valladolid y con por lo menos con un guardia de seguridad
Hay podian poner el fornicaderu gijones