Reconocido en numerosas ocasiones campeón del concurso de escanciadores, el dominicano pasa a formar parte de la plantilla de la sidrería gijonesa ‘La Montera Picona’
Si alguien quisiese ver de cerca cómo se escancian los mejores culinos de sidra de la región, a partir de ahora tendría que pasar por La Montera Picona, ya que desde hace un mes y durante los fines de semana se encuentra entre su filas Wilkin Aquiles, uno de los rostros más conocidos del Concurso de Escanciadores, campeón en numerosas ocasiones y nombrado mejor escanciador del mundo en el I Campeonato Mundial. Aquiles, de origen dominicano, conoce bien a la clientela sidrera de Gijón y llega a Saavedra 3 con «ganas de aportar» su dilatada experiencia en otros establecimientos de la ciudad como El Mallu o La Avenida, su último «hogar» hasta que tuviese que cerrar. Y aunque pronto le pusiesen más ofertas encima de la mesa, ha elegido formar parte del equipo que considera «familia» tras una amistad de casi una década con Emilio Rubio, gerente del negocio. «Son un equipo muy profesional, muy buenos compañeros tanto dentro como fuera de las cocinas», comenta satisfecho.
También, conoce de primera mano el «ambientazo» que se disfruta en La Montera «desde los jueves hasta los domingos», con música en directo y caras conocidas entre los clientes, ya que él mismo confiesa que para por allí «infinidad de veces». A esa buena atmósfera promete entregarse a partir de ahora con la superación que, asegura, le ha llevado a lo más alto en el mundo del escanciado. «El éxito de un buen negocio y de un buen camarero es simple: echar el primer culín del día igual que el último cuando cierras a las 11. Tienes que dar la misma calidad a todos los clientes porque la victoria se alcanza esforzándote día a día».
El último jueves de cada mes comparte cierta parte de su sabiduría sidrera con los participantes de los talleres de escanciado que organiza el restaurante. Dos horas en las que, en opinión de Aquiles, todos «se marchan con buen sabor de boca», tanto aquellos más amateurs como los interesados en perfeccionar técnica. Para ellos, el nuevo trabajador de La Montera guarda varios trucos. La posición corporal de partida es muy importante: «Hay que poner el brazo que levanta la botella recto, sin torcer el codo y dejar la mano que sujeta el vaso a la altura de la bragueta del pantalón, más o menos». Para volcar la sidra, esta se echará «con la muñeca, no con el brazo», además de buscar colocar el vaso a 45 grados para lograr que el chorro rompa en el borde del vaso y evitar el machaque (verter la sidra sobre aquella que ya contiene el recipiente). Y por último, lo esencial, que él también aplica a sus competiciones: «Pasarlo bien y compartir».
Alegría por el fichaje en La Montera. El cierre de Avenida ha sido un fastidio en mi casa porque, además de los escanciados de Wilkin, tenía una cocina excelente. La echaremos mucho de menos en el barrio porque era un auténtico chigre asturiano.