A punto de completar su primer medio año como presidenta, la sucesora de Aridane Cuevas tiene claro que la cruzada juvenil pasa por resolver los problemas de acceso a la vivienda, condiciones laborales y toma en cuenta de sus representados
«No somos una categoría aparte de la sociedad. Formamos parte de ella, y queremos que se nos escuche«. Pese a contar sólo veintitrés años, o precisamente gracias a ello, la voz de Yurena Sabio Suárez (Gijón, 2000) suena risueña y juvenil, pero convencida y sólida al mismo tiempo, cuando profiere las palabras anteriores. Se trata, ni más ni menos, que de su particular y muy compartido resumen de la consideración que merece el colectivo al que aún pertenece, y al que representa desde hace medio año en Gijón. No en vano, a finales de enero esta alumna de Derecho, curtida en el colectivo Estudiantes Progresistas e integrante activa de la Asociación Vecinal de La Calzada, el barrio que la vio nacer y en el que reside, recogió de manos de Aridane Cuevas el testigo de presidir el Conseyu de Mocedá de la ciudad (CMX). Y ahora, próxima a completar su primer medio año en el cargo, es hora de hacer balance de un periplo que ha centrado en consolidar la obra de su predecesora, en fortalecer la cooperación de las más de treinta entidades que conforman el Conseyu, y en fomentar la participación activa para tratar de resolver los que son, a su juicio, los principales problemas que arrostra la juventud gijonesa: el difícil acceso a la vivienda, la precariedad de las condiciones laborales y, sobre todo, ese mencionado deseo de ser tenidos en cuenta.
Pronto cumplirá su sexto mes al frente del Conseyu de Xixón. Habrá quien piense que es poco tiempo, especialmente si pensamos en que la anterior presidenta, Aridane Cuevas, ostentó el mando la friolera de seis años… Y, sin embargo, en este tiempo no ha parado…
Pues sí. El CMX venía de un largo reinado de Aridane, como ella misma bromea. Y es verdad que, como los mandatos son de dos años, repetir varios puede hacerse largo. Lo comentábamos hace unos días otra compañera de otro Consejo de Juventud y yo: cuando estás en esto, los años como los de Marte, rapidísimos. Tienes tanto lío, que es todo muy intenso.
¿Cómo se lo encontró a su llegada?
Bastante bien, en general. Igual sí que necesitaba reforzar las relaciones con nuestras propias entidades. Todo el mundo sabía que la persona de referencia era Aridane, pero me vi con las ganas de volver a tener una reunión con todas ellas, de recordar que estamos aquí, y recalcar que el CMX no son sólo las asambleas en las que tienes que tienes que aprobar los presupuestos, sino que es tomar algo después, tejer relaciones…
De todos modos, el relevo presidencial estuvo empañado por cierta polémica. Desde Juventudes Socialistas se les acusó de mantener al frente del Conseyu una conexión con Izquierda Unida.
Hombre, evidentemente, participé en la campaña de Javier Suárez Llana; a fin de cuentas, soy hija de mi padre, Faustino Sabio (responsable de Acción Política de Izquierda Unida en Asturias, que también participa muy activamente. Pero no soy militante, y no estoy en el Conseyu por una influencia de ese partido; si en la lista electoral fui como independiente… En cuanto a la polémica, hubo un tiempo para preparar unas candidaturas que todo el mundo conocía, que llega al correo de todas las entidades cuando se convoca. Yo quise hacer la mía bastante diversa pero, a la vez, de unidad, y así la planteé, con la Liga de la Diversidad y Mil Voces Violeta. Y, entonces, el día antes de la asamblea salen esas noticias, esas declaraciones desde Juventudes Socialistas, y… Me desestabilizaron un poco, la verdad.
¿Y continúa percibiendo ese efecto desestabilizador?
No, para nada. Fue llegar, ponernos al frente, y ha sido volver a tener más relación con todas las entidades, trabajando con todas. Todo aquello ya pasó. Hoy por hoy las relaciones con Juventudes Socialistas son muy buenas, como con todas las demás. Se ve hasta en nuestras redes sociales.
Antes comentaba que una de sus metas es fortalecer las relaciones entre las fuerzas que integran el Conseyu. ¿Se ha conseguido en este tiempo?
A día de hoy, no puedo decir que esté completamente logrado, pero creo que tengo dos suertes. Una, que ya vengo de la participación juvenil; sé qué necesito, qué problemas tengo, los que se te plantean cuando eres joven… Por ejemplo, tienes que redactar un proyecto para acceder a una subvención y presentarlo en el banco, y, como eres joven, te lo miran con lupa, no te abren una cuenta si no tienes dinero… A veces me parece que la Administración está preparada para los jóvenes; debería ser más amable, en general. Pero bueno; la segunda suerte que tengo es todo el equipo técnico que me rodea, que lo forman unas personas increíbles. Me han ayudado mucho, resuelven dudas, solucionan problemas, son creativas… Tener esa red de apoyo, que esto no sea sólo venir al despacho, es fundamental, y estoy súper agradecida.
¿En qué estado se encuentra el músculo del Conseyu en el momento presente?
Como federación de asociaciones juveniles, ahora mismo tendremos alrededor de treinta, aunque no todas están activas. Es lo que tiene la juventud: su regeneración es muy rápida, porque sólo eres joven desde los dieciséis a los treinta y uno, y en ese tiempo tienes que buscar quién te va a sustituir. Es algo que, a veces, cuesta, aunque haya cantera. Dicho esto, el músculo del CMX son las personas que más participan de sus entidades, y también, al final, el Conseyu es una herramienta de las personas jóvenes para llevar nuestras necesidades a otras esferas, nuestro nexo de unión con las instituciones. Ese es nuestro músculo, y estamos entrenándolo.
Habla usted de que existe una cantera, una base que garantiza el relevo, pero no deja de escucharse que el movimiento asociativo, juvenil o no, está en crisis. Que la gente cada vez opta menos por la lucha colectiva, por invertir su tiempo libre en la labor de una asociación…
Eso es algo que pasa. La participación juvenil ha pasado un momento de crisis, es un hecho; ya no vale acogerse a aquello de «Oh, es que el COVID…». Eso pasó. Se trata, más bien, de que, como va cambiando la vida, va cambiando todo, incluidas las formas de participación. No es que los jóvenes no estemos; es que estamos en otras partes. Igual ahora la plaza pública son las redes sociales, y no llenar las calles. Que, cuando haya que llenarlas, ahí estaremos, porque es verdad que venimos de atrás dando tira. Ahora bien, como consumimos las redes, como las vivimos a diario, eso tiene un impacto fuerte y rápido en nosotros. Un vídeo TikTok, un reel de Instagram, un tweet en X… Para nosotros, la información debe ser rápida; yo veo que un vídeo dura un minuto y, a veces, ni lo veo. No se trata de no ahondar en los hechos, de quedarse en el clickbait, pero la forma de consumo es rápida. Eso también marca nuestras nuevas formas de participar.
Acaba de tocar una tecla por la que el Conseyu está siendo muy comentado en Gijón en las últimas semanas: su presencia en las redes sociales, cada vez mayor… Y más imaginativa. Dicho en lenguaje de su tiempo, la reciente campaña ‘Aquí no hay quien viva’ lo está ‘petando’ en Instagram…
Hombre, es que en el Conseyu somos personas jóvenes las que estamos al frente; personas que, como decía, todos los días utilizamos redes sociales, vivimos en ellas. Si somos personas bastante concienciadas con nuestro entorno… ¿Qué mejor forma que hacerlo visible que en nuestro lenguaje, que es con el que nos comunicamos? Es una apuesta deliberada para llegar a las personas jóvenes que sabemos que las usan. Con un poco de humor, también con mucho contenido… Por poner un ejemplo, contar los requisitos o pasos que hay que dar para disfrutar de programas como ‘Verano Joven’ se hace mejor con un reel de unos segundos, que leyendo un texto en prensa. Sin ánimo de ofender…
No ofende, descuide; es un hecho. La gran pregunta es… ¿Esa estrategia está funcionando, más allá del ejemplo de ‘Aquí no hay quien viva’?
Sí. Repito que ahora las plazas públicas son eso; qué menos que estar donde está la gente joven. ¡Si hasta nos hemos sacado de la chistera personajes, ‘Las CMX’, que somos las que habitualmente aparecemos en los contenidos! Somos Paloma Navarro, técnica del Conseyu; Alma Hidalgo, de Iniciativa pol Asturianu, y yo. Fue algo que surgió en un concurso de música en directo que organizaron los compañeros de Abierto hasta el Amanecer; había que componer una canción, y a nosotras se nos ocurrió hacer una simpática que invitase a participar en las últimas elecciones europeas, porque muchas veces pensamos que Europa está lejos, pero somos nosotros. Ese fue el germen.
Volvamos a la estructura del Conseyu, a las actividades que desarrollan, más allá de la comunicación. En estos primeros meses, ¿qué programas mantienes, cuáles han introducido como novedosos…?
De entrada, trabajamos divididos en varias áreas: cultura, Europa, internacional, participación… Es la forma que tenemos de estar activos todo el año, porque el Conseyu no para ni en verano. Y, de las campañas de la temporada estival, una de las estrella es el intercambio de libros, del que estoy muy orgullosa porque salió de Estudiantes Progresistas hace ya veintiséis años. Tenemos la esperanza de que, con el último cambio de leyes educativas, 2024 va a ser un buen año, y ya hay libros en nuestras estanterías listos para ser intercambiados; seguiremos con esa primera fase, la de llenar las baldas, hasta agosto, cuando pasaremos a entregarlos. Luego, otra campaña crucial todo el año, pero sobremanera en verano, es ‘Folixa así, sí’, con la que fomentamos un ocio respetuoso y consciente. Y es muy divertido comprobar cómo los jóvenes nos apoyamos entre nosotros… Aparte de eso, hemos estado mediando con EMVISA en el marco del ‘Comparte Joven’, hemos enviado a varios jóvenes a Palermo en el marco del proyecto ‘Alma’… Y mantenemos todas nuestras formaciones y talleres: juventud sin machismo, iniciación al feminismo, salud… Aparte, claro, de servir como punto de información para todas las dudas que puedan surgir.
Un punto en el que Conseyu, a través de varias de las entidades que lo forman, está muy activo es en la lucha contra la violencia de género, a través de los ‘Puntos Lila‘. Es una cuestión sobre la que existe cierta dualidad: al tiempo que parecen repuntar las conductas machistas entre los jóvenes, también se hace patente una mayor consciencia de que hay que atajar ese problema…
Vivimos un momento en el que los jóvenes estamos muy concienciados. Una buena parte, al menos. En ese sentido, los ‘Puntos Lila’ son una iniciativa genial, porque muchas veces, cuando hablamos de zonas de ocio seguras, puede ocurrir algo que te puede paralizar, no tienes por qué saber actuar ante todo. En el caso del de Gijón, Mil Voces Violeta, que es la organización que lo lleva, está haciendo una labor increíble al difundir ese mensaje de que si, en algún momento, pasa algo, no dudes en venir. Y son muchas cosas sencillas las que se pueden hacer para prevenir: las paradas a demanda de los autobuses, potenciar la iluminación de las calles… Pero, sobre todo, es muy importante estar ahí. Es difícil alzar la voz en muchos casos, pero tener a alguien que te ayude a sentirte seguro es muy importante. No sé… Estoy muy contenta y orgullosa.
Siendo como es joven, progresista y mujer, ¿percibe ese aumento del machismo en entornos juveniles?
Queda mucho por lograr. Venimos de un periodo de conquistas, pero hay que seguir ahí. Lo peor es que los derechos se quitan más rápido de lo que se consiguen. Dicho esto, sí es un aumento que noto. Por eso hay que seguir manifestándose en pos de esos derechos, de mantenerlos y mejorarlos.
Hablar de relaciones afectivas entre jóvenes obliga a hacerlo de la sexualidad, y de dos asuntos de rabiosa actualidad: la influencia de la pornografía, que el Gobierno nacional está intentando regular con su reciente herramienta de control del acceso a esos contenidos, y la proliferación de enfermedades de transmisión sexual entre la juventud, a pesar del mayor acceso a métodos profilácticos…
A ver, el tema de la sexualidad en las personas jóvenes sigue suscitando muchas dudas, mucha vergüenza, aunque creo que mi generación le ha quitado ese tabú a hablar de ello y a compartirlo con tus amigos. Y ahí creo que juega un papel crucial la educación, a todos los niveles: en casa, en las aulas, en la calle… Porque, ante esa vergüenza, entiendo que se busquen formas de aprender, de preguntar; ahora lo tenemos rodo al alcance de la mano. Pero el porno no es una escuela; no te va a enseñar relaciones afectivas y sexuales sanas, y sí actitudes, como mínimo, cuestionables. Por eso desde el Conseyu hacemos talleres de salud. Parece una broma, pero que seamos un punto de reparto de condones gratis, o que hagamos las prácticas de cómo colocar un preservativo, te mantiene un poco más a salvo.
Aun así, ¿está de acuerdo en que la educación sexual que reciben los jóvenes es escasa y tardía?
Totalmente. En general, yo soy de la generación del ‘Ni ogros, ni princesas’, que XEGA llevó a nuestras aulas, pero muchas veces esas formaciones deberían llegar antes. Y es poco lo que recibimos. Es un aspecto que llevamos mucho tiempo pidiendo que se revise.
Pasemos a un tema más amplio: a Gijón. En general, y asumiendo que hay tantas opiniones como personas, ¿cómo ven los jóvenes gijoneses su ciudad?
Gijón es la ciudad ideal para que vivamos… Pero con muchísimos matices, con mucho que mejorar, y los jóvenes tenemos mucho que decir al respecto. ¿Como positivo? Es una ciudad diversa, muy abierta, culturalmente rica… ¿Cosas a mejorar? Lo primero de todo, el tema de la vivienda. Sí que es verdad que aquí viene muy dado por el turismo, pero los jóvenes en Gijón no podemos emanciparnos, y lo decimos en serio. No hay una oferta de vivienda, una posibilidad real; la capacidad de ahorro es más complicada, y sobre una población de entre dieciséis y treinta y cuatro años de unas 41.000 personas, tenemos una tasa de emancipación del 23%. Y lo peor es que la edad media de abandono del hogar está en los 29,4 años. Yo tengo veintitrés, y ni se me ocurre ahora mismo alquilar algo para vivir. El grueso de las peticiones que nos llegan al Conseyu son sobre eso, como también demandas de mejora de los espacios para la juventud que ya existen en Gijón. Por ejemplo, las bibliotecas y salas de estudio, lugares que, en periodos de exámenes, se ven llenan, y que podrían ser más cómodos, con un WIFI que funcione bien… Y, sobre todo, fomentar el ocio alternativo y seguro.
¿Y qué decir de la movilidad y de la contaminación? Lo pregunto porque son dos materias sobre las que se han pronunciado en reiteradas ocasiones, tanto públicamente como en sus encuentros con el Ayuntamiento.
A lo mejor, porque también en eso tenemos mucho que decir… Al fin y al cabo, los jóvenes somos los que más usamos la bicicleta para desplazarnos. Es más rápido, cómodo y nos hace estar más contentos. Y es increíble el servicio municipal de alquiler que tenemos, pero hacen falta más carriles bici, y entender que hablamos de un medio de transporte, no de un objeto con el que hacer una ruta los fines de semana. En cuanto a la contaminación… ¿Qué puedo decir? Soy de La Calzada, así que sensibilización no me falta. En general, creo que los jóvenes somos conscientes de que, si bien el presente ya es nuestro, el futuro que queremos no puede estar tan contaminado. También es cierto que la situación medioambiental es la que nos ha ido llegando, pero reaccionamos. Recordemos el caso de los ‘pellets’ en las playas; los arenales se llenaron de jóvenes que querían ayudar. Aparte de que el tema del medio ambiente suele ser la puerta de entrada en el asociacionismo para mucho de nosotros… Estamos ahí, seguiremos estando ahí, y cada vez somos más conscientes, y a edades más tempranas.
Hay cierto actor clave de la realidad cotidiana del Conseyu sobre el que todavía no hemos tratado: el Ayuntamiento de Gijón. ¿Mantienen buenas relaciones con él?
Hasta ahora, sí. Ya he tenido ya algunas reuniones con las áreas que nos corresponden, y la sintonía es positiva, aparte de que estamos en todos los Consejos Municipales. Ahí tenemos un espacio para hablar y para que se nos escuche, y muchas campañas conjuntas con el Consistorio. Se nos tiene en cuenta y se nos llama para participar, y ahí estamos, en primera fila.
Por último, y a sabiendas de que todavía tiene por delante año y medio de actividad, como mínimo, ¿cuáles serían sus tres objetivos prioritarios a alcanzar a lo largo de este 2024 ya mediado?
Uf… ¡Aunque haya pasado medio año, acabamos de empezar! Ponerse al día está siendo toda una experiencia. Pero, si tuviese que escoger tres objetivos concretos… Por supuesto, el primero sería resolver el tema de la vivienda; necesitamos soluciones ya. Y el segundo, la generación de oportunidades de trabajo que incluyan estabilidad y buenas condiciones. Sé que es difícil llegar a ciertas cosas a nivel local, pero para que los jóvenes sigamos en Gijón necesitamos esas dos cosas: un futuro para quedarnos y un espacio en el que vivir. Respecto a la tercera meta para este año… Son muchas las posibilidades, pero vamos a trabajar fuerte el aspecto del medio ambiente. Es más, tenemos ya proyectos en marcha, que saldrán a la luz en 2025. Así que ojo, que, como decimos, se vienen cositas…