El otoño es la oportunidad perfecta para disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. Los tonos amarillos, rojizos y marrones pintan los paisajes, que invitan a perderse entre sus arboledas y mantos de hojas secas. En Gijón, el Jardín Botánico Atlántico es el mejor lugar para descubrirlo. Hace unos días os traíamos varias razones para visitar el botánico en otoño, y aquí va la segunda parte. El paseo merecerá la pena.
Los árboles frutales
En otoño aún pueden verse los frutos de algunos árboles, que llenan de color los arbustos de la factoría vegetal. Esta zona, que muestra el uso de las plantas para la sociedad, cuenta con la Quintana de Rionda, un ejemplo de construcción asturiana, integrada por la casa familiar, el establo, el molino y la panera. Aquí los árboles frutales del Viejo y Nuevo Mundo comparten protagonismo con un impresionante laberinto, un océano de laurel entre Europa y América.
Las plantas del mes
Cada mes el jardín presenta 4 plantas protagonistas del botánico, una por cada área temática. Se trata de una colaboración con la Asociación de Amigos del Jardín Botánico de Gijón, en la que se eligen algunas de las especies más representativas durante ese período de tiempo. En octubre las elegidas son el arce japonés, el acebo, el manzano y el serbal. La primera destaca por la tonalidad carmesí de sus hojas en otoño, y las otras por el vistoso colorido de sus frutos en esta época del año.
Un programa repleto de actividades
El Coronavirus ha limitado las actividades y el aforo se ha reducido a 9 personas en cada una de ellas, pero la agenda del botánico no cesa en ningún momento. El jardín organiza durante el trimestre un completo programa de actividades como las visitas ornitológicas o el taller para niños ‘La alegría de la huerta’. El calendario se completa con las actividades por el día de Halloween o la Semana de la Ciencia, que se celebrará el mes de noviembre. Una forma idónea de aprender a la vez que toda la familia se divierte.
El itinerario Atlántico
La zona es un recorrido por algunos paisajes característicos del Atlántico Norte como los bosques templados, que de forma natural están presentes en el botánico y que en otoño se vuelven aún más espectaculares. Su gran joya es la Carbayera de Tramagón, uno de los Monumentos Naturales de Gijón. Este espectacular bosque de robles, con árboles que rondan los 300 años y superan los 16 metros de altura, muestra su mejor cara a partir de octubre. El entorno se llena de colores y deja la mejor estampa otoñal.
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