Si las estimaciones del Principado se cumplen, los trabajos se prolongarán durante quince meses, por un presupuesto de más de 4,5 millones; el proyecto arranca marcado por el escepticismo y el malestar de los vecinos
Hora de decir adiós al aparcamiento de la avenida de Portugal tal como se le conocía hasta hoy. Desde este mismo lunes, el equipamiento ha quedado clausurado para todos sus posibles usuarios, coincidiendo con el inicio de los trabajos para desmantelarlo y construir allí el nuevo estacionamiento disuasorio de dos plantas adjudicado por el Gobierno del Principado. Pero el que la fecha de cierre fuese conocida desde hace semanas no ha mermado el malestar que este proyecto ha suscitado entre los vecinos de Gijón en general, y del Polígono en particular, que de la noche a la mañana han visto desaparecer las 275 plazas allí habilitadas. De poco ha servido que la promesa futura sea ofrecer al público 486 espacios; hasta entonces, prevén en la zona, todo serán molestias, agravadas a nivel del conjunto de la urbe por la reciente clausura del parking de Peritos.
Con un presupuesto de adjudicación de 4.526.636 euros la obra, financiada con fondos europeos Next Generation, será acometida por la unión temporal de empresas (UTE) constituida por las firmas Taller de Urbanismo e Ingeniería, SL, y Obras Generales del Norte, SA, a lo largo de los próximos quince meses. El resultado dispondrá de dos plantas, de las cuales la superior, cubierta, tendrá 230 plazas; diez de ellas estarán adaptadas a personas con movilidad reducida, y otras veintiséis dispondrán de puntos de recarga para vehículos eléctricos. Por su parte, la planta semisótano albergará los 256 estacionamientos restantes. El conjunto ocupará una superficie de 7.300 metros cuadrados, e incluirá seis patios interiores dotados de vegetación, con el objetivo de aportar luz y ventilación a la planta semisótano y naturalizar el espacio. Así mismo, la urbanización del piso superior descubierto, al nivel de la avenida de Portugal, incorporará una ‘zona verde’ con espacios de uso público, que dará continuidad a la existente al otro lado de la calle y separará el parking de los edificios residenciales colindantes. En cuanto a los accesos, a la planta cubierta se entrará por la propia avenida de Portugal, y a la semisótano, por la calle Sanz Crespo.
Ya a finales de julio, cuando los últimos detalles de esta apuesta se hicieron públicos, las opiniones mayoritarias entre los lugareños eran, como poco, recelosas. Los inconvenientes generados mientras duren las labores, unidos a la escasa oportunidad y operatividad que se le atribuye al futuro equipamiento, han llevado a la Asociación de Vecinos ‘Evaristo San Miguel’ del Polígono y a la misma Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón (FAV) a reclamar la convocatoria del Consejo de Movilidad, con la mirada puesta en estudiar en detalle todos los aspectos polémicos de la obra. Y es que, para el grueso de los habitantes, carece de sentido poner en marcha un proyecto de tal envergadura cuando la estación intermodal todavía está pendiente de hacer, a la vista de que esa última podría habilitarse un aparcamiento adecuado a las necesidades de la zona. Como Manuel Cañete, presidente de la FAV y de la Asociación ‘Evaristo San Miguel’, comentaba a este periódico en julio, «es como empezar la casa por el tejado«.