La muerte ayer de un obrero al caer de un edificio en Gijón eleva a cinco los fallecidos en el ejercicio de sus oficios en 33 días; Delegación de Gobierno y Principado apuestan por reforzar las plantillas de inspectores de trabajo y técnicos de prevención, y los sindicatos achacan el problema a incumplimientos de la legislación
El mes de septiembre de este 2024 ha entrado en la historia de la ‘crónica negra’ asturiana… Y los indicios actuales no auguran que octubre pueda ser muy diferente. Ocho accidentes laborales de diversa magnitud, y nada menos que cinco profesionales fallecidos en el ejercicio de sus trabajos (nueve y seis, respectivamente, si se extiende el campo hasta agosto y se abarca la muerte del leñador rumano de 55 años Vasile Iacob, ocurrida el día 30 en Piloña), es el macabro balance que la región ha registrado desde el 5 del mes pasado. El último suceso letal se producía este mismo martes en el barrio gijonés de Nuevo Roces, después de que un andamio aplastase a un obrero de 62 años en lo alto de la Torre Titanio. Y más allá de que los hechos que conforman esta sombría relación no tengan aparentes conexiones entre sí, Delegación de Gobierno y Principado acordaban ayer implementar un plan de choque para tratar de frenar la siniestralidad laboral. ¿La solución prevista? Reforzar las plantillas de inspectores de trabajo y de técnicos de prevención para, de ese modo, ofrecer una «respuesta contundente» a un problema que mantiene en vilo a buena parte de la sociedad asturiana.
Fueron la propia delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, y el consejero de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, Borja Sánchez, quienes presidieron la reunión con los agentes sociales y la Inspección de Trabajo y Seguridad Social para abordar el asunto. Como resultado, en los próximos meses se convocarán tres plazas de inspector de trabajo, y una de subinspector de Seguridad y Salud Laboral en la región, incorporaciones que elevarán a veintidós el total de los primeros, y a nueve el de los segundos. Paralelamente, se abrirán siete nuevas plazas de técnicos de prevención en el Instituto de Riesgos Laborales, alcanzando el montante de veinticinco profesionales. «Nunca antes se habían convocado tantas plazas«, detallaba Lastra, confiada en que ese refuerzo contribuya a garantizar el cumplimiento de los protocolos de seguridad en las empresas. Por su parte, Sánchez concluía su intervención confirmando que «todos y todas las instituciones estamos trabajando en que en Asturias los centros de trabajo sean cada vez más seguros, y que los trabajadores, que son la fuerza laboral, puedan desempeñar su función con total seguridad».
Los primeros cuatro fallecidos, en menos de quince días
Aunque, como se ha mencionado, es común marcar la muerte de Vasile Iacob el 30 de agosto como arranque de esta negra racha, el suceso del 5 de septiembre es, co mucho, el más recordado. Ese día, en el Muelle Moliner de El Musel, dos camiones grúa del Grupo Roxu volcaban mientras trabajaban en el desmantelamiento de una de las grúas portuarias que la empresa Ership Alvargonzález opera en el lugar. Roberto Martínez Laguno, de 49 años, y César Méndez Pernía, de sólo 23, ambos contratados por Montajes Astur Manzana, SL (MAM), perdieron la vida, y cuatro de sus compañeros resultaron heridos en el incidente; dos de ellos, de gravedad. Tal fue la magnitud del desastre que la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, decretó tres días de luto oficial, y todos los grupos políticos guardaron un minuto de silencio al inicio del Pleno ordinario de ese mes. Un balance desolador para el que, aún hoy, ostenta el triste honor de ser el suceso más grave de cuantos se han producido recientemente en el puerto gijonés. Y todavía quedaban un buen puñado de ellos por llegar…
Menos de una semana después, el 11 de septiembre, la tragedia se trasladaba a la población de Figaredo. Allí, en pleno corazón del término municipal de Mieres, José Manuel Lago Chacón, de 32 años, contratado por la Sociedad Española de Montajes Industriales (SEMI) y con domicilio en Cangas del Narcea, fallecía después de que la grúa elevadora que manipulaba, también adscrita al Grupo Roxu, colisionase con la cabecera de un convoy de Cercanías que cubría la ruta entre Collanzo y Baiña. De nada sirvió que la respuesta de los equipos de emergencias fuese rápida; a su llegada al escenario, el personal sanitario sólo pudo certificar la muerte de Lago Chacón. Sus allegados, deshechos, le dedicaban un último adiós dos días más tarde, en la iglesia parroquial de Vega de Rengos, ubicada en su localidad natal.
Con los corazones aún encogidos, Asturias confiaba en que ambos accidentes fuesen, dentro de lo malo, sucesos aislado, y no el inicio dual de un patrón. Sin embargo, bastaron seis días para que tales esperanzas se hiciesen añicos; y, nuevamente, en Gijón. En la tarde del 17 de septiembre una válvula de seguridad instalada en la batería de cok número uno, pieza clave de la planta que ArcelorMittal opera en Veriña, saltaba por los aires por una sobrepresión de gas, y quemaba a cuatro trabajadores de la empresa Daorje que se encontraban en los sótanos, de tránsito hacia su lugar de servicio. Dos de ellos recibieron pronósticos leves, pero un tercero resultó herido grave, y el cuarto, muy grave; tanto, que ese último hubo de ser evacuado en helicóptero a la unidad de quemados del Hospital de La Paz, en Madrid, para recibir atenciones médicas más especializadas. Afortunadamente, no hubo que lamentar defunciones, y todos los afectados o ya se han recuperado, o están en proceso de hacerlo.
Tampoco letal, aunque sí drásticamente serio, fue el incidente registrado el 19 de septiembre en la nave de TADARSA Eólica, emplaza en el Polígono Empresarial del Principado (PEPA), en Avilés. Por razones que todavía se están investigando, alrededor de las siete de la mañana de esa jornada una descarga eléctrica quemaba a un operario de 44 años y a otro de 29 mientras trabajaban en el desmontaje de un puente grúa. Ambos sufrieron quemaduras en el cuerpo, y uno de ellos, también en el rostro; de hecho, tal era la seriedad de las heridas que fue la propia plantilla de la empresa la que los evacuó a dependencias hospitalarias, antes de la llegada de los sanitarios y de los equipos de rescate. La buena suerte quiso que, pese al estado grave de uno de ellos, y al pronóstico reservado de su compañero, ninguno perdiese la vida.
«Muchos de los accidentes de trabajo se deben a cuestiones organizativas y a un uso exagerado de la subcontratación», advierte UGT
Septiembre ya se había extinguido, y todo el mundo confiaba en que, con el cambio de mes, esa recha hubiese llegado a su fin cuando, de pronto, el 3 de octubre el lúgubre contador volvió a ponerse a cero. Luis Emilio Menéndez Prendes, avilesino de 60 años y empleado en una de las compañías que pueblan el Polígono de Cancienes, en Corvera, recibía un golpe en la cabeza que le segaba la vida, sin que ni sus compañeros, ni los sanitarios pueden hacer nada para evitarlo. El hondo impacto que el hecho tuvo en toda la región, incrementado por la posibilidad de que la muerte de Menéndez hubiese respondido a una imprudencia exigida por sus superiores, llevó al presidente del Principado, Adrián Barbón, a rogar a los empleados, «cuando les ordenen algo, o cuando en una situación de trabajo crean que hay riesgo para su vida, que se planten, que lo comuniquen a la autoridad laboral y, evidentemente, a los delegados de seguridad«.
La indignación volvió a adueñarse de la sociedad asturiana, y los sindicatos mayoritarios comenzaron a mover sus propias fichas. A instancias de Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), veinticuatro horas después de la tragedia en Corvera varios centenares de personas se concentraban en Oviedo para exigir medidas urgentes que pusiesen coto a la creciente siniestralidad laboral, preludio de la gran movilización por la misma causa que las entidades sindicales están planificando. Un gesto colectivo de hartazgo y presión que no impidió que ese mismo 4 de octubre, en Gijón, otros dos sucesos, separados por un ventana de apenas cinco minutos, se saldasen con otros tantos heridos. En el primero, acaecido en el Polígono de Somonte, un operario de 37 era aplastado al caerle encima una pieza metálica de grandes dimensiones, mientras que en el segundo, registrado en el Polígono de la Juvería, en Tremañes, las lesiones las sufría un trabajador que realizaba labores de mantenimiento en una de las naves industriales.
Faltaban aún unos minutos para que el drama sucedido ayer en Nuevo Roces tomase forma, pero los datos anteriores, unidos al resultado del encuentro institucional, bastaron para que los sindicatos valorasen el plan de choque fijado por las Administraciones. Así, el secretario general de UGT Asturias, Javier Fernández Lanero destacó que, que si bien valoran positivamente las propuestas del Gobierno de aumentar el número de técnicos de Prevención y la plantilla de inspectores, una «demanda histórica de la UGT«, no hay que olvidar que la responsabilidad de garantizar la seguridad y la prevención «es de las empresas, de los empresarios». A fin de cuentas, «son los responsables de que los trabajadores, cuando se incorporan, tengan un manual de acogida; de que haya evaluaciones de riesgos laborales; de que se hagan simulacros y haya planes de emergencia; de que se disponga de los EPI necesarios para hacer el trabajo y de que luego, lógicamente, se utilicen. Por tanto, son los responsables de garantizar la prevención en las empresas». Es más, Lanero finalizó asegurando que «muchos de los accidentes de trabajo se deben a cuestiones organizativas y a un uso exagerado de la subcontratación«.
Su homólogo en CCOO, José Manuel Zapico, tomaba la palabra a continuación para destacar que lo que están es exigiendo a la Administración que actúe con urgencia y con contundencia. «Por lo que conocemos, la mayoría de los accidentes mortales que se producen carecen de evaluación de riesgos laborales y, si la tienen, la actividad donde se produce el accidente mortal no está contemplada en la evaluación«, cuestionó Zapico. Una valoración que confirma su opinión de que «esto no sólo va de concienciación, esto va de cumplir la legalidad. Y lo cierto es que muchas empresas no están cumpliéndola». El líder regional de CCOO concluía adelantando que, una vez conozcan el borrador del plan del Gobierno, complementarán las medidas y llevarán algunas otras propuestas, como contar con un juzgado de siniestralidad específico en Asturias, poner «todos los técnicos en los tajos para intervenir», o ayudar a los huérfanos de las víctimas de la siniestralidad.