Efectivos del Servicio de Emergencias y de la Guardia Civil retoman este lunes las labores de búsqueda por la franja litoral, tanto por tierra y mar como por aire; por el momento, lo único que se sabe es que el vehículo del sujeto fue hallado en el aparcamiento de la playa de Gulpiyuri

Minutos, horas, días… Casi una semana, ya. El tiempo continúa corriendo, inexorable e imparable, y cada nuevo avance de las manecillas en el reloj hace aún más difícil la posibilidad de un feliz desenlace en lo concerniente a la desaparición de J. P, C. G., de 39 años y vecino de Cabezón de la Sal, en Cantabria, cuyo rastro se perdió el pasado martes, presumiblemente, en la costa de Llanes, y de quien nada se ha vuelto a saber desde entonces. Ayer domingo los efectivos de la Guardia Civil y del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) completaban la sexta jornada de búsqueda, sin que hubiese novedades destacables. Aun así, este lunes los profesionales de rescate volverán a desplegarse en la franja costera para tratar de dar con él.
A punto de cumplirse una semana desde que se alertase de la ausencia del hombre, poco es lo que se sabe a ciencia cierta de su ausencia. La llamada de aviso, hecha por un familiar, se recibió a las 21.34 horas del martes, y de inmediato se activó el dispositivo de rastreo, tanto por tierra y mar, como por aire. Poco después el vehículo particular de J. P. C. G. era localizado en el aparcamiento de la playa de Gulpiyuri, lo que llevó al personal del SEPA y de la Benemérita, apoyado por embarcaciones y aeronaves de Salvamento Marítimo, a centrar las batidas en dicha zona. Con casi setenta profesionales sobre el terreno, en las jornadas siguientes el área de búsqueda se ha ido ampliando más y más, hasta abarcar lugares como Buelna o el puerto de Llanes. Todo ello, coordinado desde la playa de San Antolín, donde se situó el, puesto de mando.